Las manifestaciones del 1 de mayo tuvieron como lema más importante  la derogación de la reforma laboral que, vigente desde 2012, sigue precarizando y dificultando la vida, condenando a la supervivencia y a la pobreza a millones de trabajadores, con mayor intensidad a mujeres y jóvenes.

Han pasado 16 meses desde que se declaró el Estado de alarma en el Estado Español, y las penurias sufridas por los obreros y los más pobres no son un secreto para nadie, los trabajadores son los que más han padecido durante la pandemia, teniendo que convivir en ocasiones en casas diminutas con gran número de familiares y arriesgándose a contraer el virus para que la rueda del capitalismo no se detuviera y los beneficios privados no parasen.

 

El pasado lunes 22 de marzo, los trabajadores de Pilkington-Sagunto iniciaron una huelga ante el plan de Jubilaciones presentado por la empresa, en el que se contemplaba la salida de 37 compañeros. Finalmente, tras una declaración de huelga se firmó un preacuerdo con la empresa que retrasaba unos meses sus planes. No hay que fiarse de la empresa y mantener la guardia.

El pasado viernes 22 de mayo, el 100% de las plantillas de Airbus Puerto Real y de las subcontratas secundaron una jornada de huelga para evitar el cierre de la Factoría de Puerto Real. Justo en la tarde anterior CCOO y UGT suspendieron el calendario de movilizaciones tras presentar junto al Gobierno una propuesta a Airbus que deja en el aire el cierre de la factoría de Airbus Puerto Real.

La empresa, fabricante puntera de tubos inoxidables para la extracción de petroleo y gas, que cuenta con tres fábricas en el valle de Ayala en Araba, y emplea a 800 trabajadores presentó a principios de febrero un ERE con 150 despidos y un ERTE de hasta el 60% de la jornada para el resto de la plantilla desde marzo a septiembre.