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Presentamos una reseña de este interesante libro del autor belga David Van Reubrouck, que analiza el papel del colonialismo holandés en Indonesia y la lucha por la que fue la primera independencia del poder colonial proclamada tras la II Guerra Mundial.

El 30 de abril de 1975 terminó la guerra del Vietnam, el conflicto bélico más sanguinario desde la Segunda Guerra Mundial hasta ese momento. Todavía los estrategas de la burguesía no aciertan a comprender ni asimilar el resultado de esta guerra, a saber: que un ejército campesino, mal armado y hambriento, pudiera derrotar a la potencia militar más grande que existe en la Tierra, el ejército estadounidense.

Los historiadores de la élite de Asia meridional han distorsionado deliberadamente ciertos acontecimientos dentro de sus archivos sobre la lucha contra el dominio imperial británico y la sangrienta separación posterior entre India y Pakistán. Uno de esos episodios significativos fue la lucha de la Asociación Revolucionaria Socialista Indostaní (HSRA) y su más famoso mártir, Bhagat Singh. El 23 de marzo de 1931, el revolucionario de veintitrés años y sus compañeros de armas Sujdev y el gurú Raj fueron asesinados en la Prisión Central de Lahore.

En 1975, el pueblo vietnamita consiguió una victoria histórica, expulsando a las fuerzas armadas de EEUU y liberando el sur. Después de 28 años de guerra – que costaron dos millones de vidas vietnamitas, la defoliación de un 10% del total del área terrestre, y la destrucción de la mayoría de la industria y el transporte- el país estaba finalmente reunificado, y los capitalistas y terratenientes completamente abolidos.

La noche del 17 de enero de 1961, el líder independentista congoleño Patricio Lumumba fue asesinado en Katanga. Cuarenta años más tarde, un nuevo libro escrito por el sociólogo belga Ludo De Witte, descubre la evidencia de lo que todos ya sabían: la complicidad del gobierno belga y las Naciones Unidas en este crimen. Pierre Dorremans analiza el trasfondo político de este caso y explica la política de Lumumba.

Cuando se avecina un nuevo reinado del terror talibán en Afganistán, conviene recordar una página gloriosa y olvidada de la historia de este país, la Revolución de Saur de 1978, que trajo enormes avances sociales. El origen de los talibanes está aquí, cuando el imperialismo de EEUU creó, financió y armó al yihadismo isñamista para terminar con el régimen surgido allí. Republicamos este artículo de Lal Jan sobre este acontecimiento.

El episodio de la firma de la rendición, el 16 de diciembre de 1971, en el Paltan Maidan de Dacca, y la posterior ruptura de Pakistán, con la separación de Bengala Oriental (la actual BanglaDesh), han sido sometidos a controvertidas interpretaciones históricas en los últimos 39 años. La gran mayoría de estos análisis refleja los intereses de las diferentes alas de la clase dominante del subcontinente del Asia meridional. Por lo tanto, los historiadores oficiales han distorsionado los hechos y las verdaderas aspiraciones de las masas oprimidas durante la tormenta social que se extendió por toda la región entre 1968 y 1972.