En los últimos días, una erupción social ha sacudido Senegal. El movimiento, surgido aparentemente de la nada, ha adquirido rápidamente rasgos insurreccionales y el Estado ha perdido por completo el control de grandes zonas de la capital, Dakar, a manos de los manifestantes.

A las 3 de la mañana del miércoles 4 de noviembre, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, apareció en la televisión estatal para declarar un estado de emergencia de seis meses en la región norteña de Tigray. Según Abiy, las fuerzas de seguridad regionales de Tigray habrían cometido "traición" al atacar bases militares federales en la capital regional de Mekelle, así como en Dansha, matando e hiriendo a un número no especificado de soldados en el ataque.

Desde la muerte de Robert Mugabe el viernes 6 de septiembre, los medios de comunicación occidentales no han hecho más que mostrar su repulsión por el ex dictador. Lo que no se informa es que, durante la mayor parte de su mandato de 37 años, Mugabe fue el favorito de Occidente. Mientras aplicaba fielmente las políticas del imperialismo occidental, éste apuntalaba su régimen y hacía la vista gorda ante sus atrocidades. Pero todo eso se olvida hoy, y se describe a Mugabe como alguien que persiguió sin piedad a sus oponentes y arruinó a su país.

La juventud de Nigeria se ha rebelado contra la brutalidad de la odiada unidad de policía del SARS. Ni las concesiones ni el látigo de la reacción han hecho retroceder al movimiento #EndSARS, solo lo han impulsado hacia adelante. Este torrente espontáneo de ira debe colocarse sobre una base política organizada, dirigida directamente al putrefacto régimen capitalista.

La chispa del 7 de junio ha encendido las contradicciones de la sociedad liberiana. La movilización masiva de las masas el viernes pasado fue una bofetada en la cara de los cínicos que argumentaban que el pueblo liberiano seguiría aceptando alegremente el podrido statu quo sin actuar para cambiar el curso de la historia. Sin embargo, el marxismo nos enseña que las cosas están en constante cambio y también lo está la conciencia de las masas liberianas.

La agitación en el país africano de Malí se profundizó esta semana después de que un grupo de soldados y oficiales subalternos con base en la capital, Bamako, detuviera al presidente Ibrahim Boubacar Keita, al primer ministro Boubou Cissé y a otros altos funcionarios del gobierno y los obligaran a renunciar.

Los resultados electorales pueden ser un importante barómetro del estado de ánimo en la sociedad. Los resultados de las sextas elecciones nacionales y provinciales del 8 de mayo confirman que existe un gran fermento en la sociedad sudafricana. La fuerte caída en la participación, ligada a la alta abstención del proceso electoral, especialmente entre la juventud, significó que, por primera vez, una minoría de la población en edad de votar participó en los comicios. Esto es muy significativo en un país donde la clase trabajadora conquistó el derecho a voto hace tan solo 25 años.