Durante el día de hoy unos miles de seguidores de Bolsonaro asaltaron las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Superior Federal en Brasilia, la capital del país, exigiendo una intervención militar.

El domingo, Lula del Partido de los Trabajadores (PT) derrotó por poco al candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro (50,9 por ciento a 49,10 por ciento) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Aunque los trabajadores y los jóvenes celebran con razón este resultado, también hay que tener en cuenta que Bolsonaro superó las expectativas y consiguió aumentar su voto en más de 6 millones entre las dos rondas, frente a un aumento de 2,6 millones para Lula.

La pandemia está fuera de control en Brasil. Según datos oficiales, en este momento (21 de marzo) ya ha habido más de 294.000 muertes por la COVID-19 y todos los días se registra una media de aproximadamente 2 mil nuevas muertes. Teniendo en cuenta que no se registran todos los casos, es probable que estas cifras sean significativamente más altas.

Aunque Lula obtuvo una ventaja sobre Bolsonaro de 6,2 millones de votos en la primera vuelta, la línea política de la campaña de Lula es una receta para la derrota e incluso esa ventaja expresa puede perderse. Publicamos el análisis de la sección brasileña de la Corriente Marxista Internacional.

En la asamblea realizada en el día 1 de febrero, los trabajadores de Comcap Autarquia (empresa de limpieza pública de Florianópolis, Estado de Santa Catarina) dieron por terminada la huelga que duró 15 días. Planteamos aquí las lecciones de la misma.

El martes 7 de septiembre, día de la independencia de Brasil, el presidente Bolsonaro convocó manifestaciones en apoyo a su gobierno y contra el intento de la Corte Suprema de procesarlo a él y a sus hijos por varios delitos. Publicamos aquí dos artículos de Esquerda Marxista (CMI Brasil), uno sobre los actos convocados por Bolsonaro y otro sobre las contramanifestaciones convocadas por la oposición de izquierda.

El nuevo avance de la pandemia ha profundizado la crisis interna y el desgaste del gobierno de Bolsonaro. Aunque distorsionadas y realizadas en nombre de la estabilidad política burguesa, las últimas encuestas sobre la popularidad del presidente muestran una caída en el apoyo a su mandato.