Ciencia
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Los marxistas entendemos muy bien que el capitalismo ha desatado una destrucción fulminante contra nuestro planeta y la sostenibilidad de nuestras vidas, y lo lleva haciendo desde hace tiempo. Entendemos que el capitalismo y el cuidado del ecosistema que nos sustenta son incompatibles. La avaricia del capitalismo aplasta y bloquea el progreso de nuestra especie.

Pero, afortunadamente, están surgiendo múltiples contrafuerzas a la extracción y destrucción que lleva a cabo en tantos frentes el capitalismo. De manera que la clase dominante se encuentra cada vez más desesperada y acorralada. Sabemos que la historia del ser humano está repleta de pequeñas y no tan pequeñas rebeliones y revoluciones contra las fuerzas del poder, contra la clase dominante. Antaño, estas fuerzas dominantes parecían ser tan invencibles que a veces podríamos incluso pensar que ni siquiera valía la pena levantarnos de la cama; y, ni mucho menos, luchar, rebelarse, instigar y liderar una revolución.

Está claro, el enemigo nunca juega limpio.

Pero las cosas están cambiando rápidamente.

En cada rinconcito de nuestro país hay una pequeña rebelión. Igual es un pueblo de 200 personas que luchan contra un plan de llenar sus campos verdes con una multitud de paneles solares u otra lucha implacable y sacrificada de los trabajadores para evitar el cierre de una fábrica.

En Aragón, hay una rebelión contra el poder. Una lucha a la cual se suma cada día más gente. Gente distinta y dispar, gente que tal vez normalmente no se encontraría en una misma asamblea pero ahora tiene un objetivo en común. El de salvar un valle llamado Canal Roya, ubicado en el pirineo aragonés. Centenares de personas cada día luchan por arrancar este precioso valle de las manos del capital que pretende destruirlo. ¿Y para qué?

Para masificar aún más gente en los entornos tan hipersensibles que son los Pirineos, para extraerle aún más sangre. Para que la industria del esquí alpino y todo el sector periférico que se alimenta de ella saque beneficio. Encima. usando dinero de los fondos Next Generation UE.

Podría parecer una causa pequeña, de poca envergadura en la gran escala de la problemática mundial. Pero no es así. Esta lucha pequeña es grande por muchas razones. Para empezar, representa una parte del gran despertar de sectores cada vez más grandes contra el capitalismo. Tal vez la gente no habla de su lucha particular en estos términos, pero sabe muy bien contra quien se está sublevando y qué está en juego.

Las muchas personas involucradas en esta gran lucha por este valle tan pequeño ven con los ojos bien abiertos lo que el capital está dispuesto a hacer para ganar unos cuantos duritos. Cada día el poder recurre a tácticas sucias que solo sirven para mostrar sus verdaderos intereses. La gente no es tonta, y lo ve.

canal roya 1El valle de Canal RoyaEl gobierno de Aragón, en colusión con el gobierno central y partes del sector privado, cómo no, está empeñado en destruir este valle glaciar llamado Canal Roya. Para los marxistas y para toda la gente metida en esta lucha no hay ningún misterio en cuanto al motivo. Detrás de cualquier destrucción – sea de la naturaleza, sea del empleo, sea de las vidas, están los intereses del capital. El famoso “win-win” no incluye ni al planeta ni a la gente normal y corriente.

El motivo es destruir lo que no es suyo con dinero que tampoco es suyo, es nuestro dinero, o más bien, dinero prestado de no se sabe de quién exactamente. Construir para destruir.

¿A quién le parece sostenible montar una telecabina que implica la inevitable destrucción de un valle glacial, y en su lugar erguir líneas de pilones de metal monstruosos? ¿No tiene el poder mejores proyectos en sus cabezas que esto? ¿La capacidad de imaginación del capitalismo es tan limitada que no encuentre un uso más sostenible para estos fondos Next Generation EU que para esquiar sobre nieve que ya no cae ni va a caer?

¿El coste?

Se puede medir el coste de muchas maneras, ¿verdad? El coste del proyecto, estimado en capital, es de algo más de €56 millones, pero si seguimos el histórico de otros proyectos similares, serían más seguro. Pero dinero aparte, el coste destructivo y simbólico será inestimable. Una vez destruidos nuestros recursos naturales, son irrecuperables. No son ficticios como el capital, sino reales y necesarios.

Recursos que han requerido miles de años, millones de años para formarse, en unos meses, con unas excavadoras, camiones y un montón de polvo, de golpe habriamos destruido nuestras montañas para un ocio frívolo y no sostenible.

Pero hay esperanza porque la gente que ama Canal Roya, que ama las montañas y entiende todo el resto que conlleva este acto violento del gobierno, es fuerte e indominable. No se va a rendir. Gente trabajadora encuentra horas entre sus obligaciones del trabajo y familia cada día, y se carga contra este plan atroz del gobierno. Gente joven, gente mayor, niños, todos rebelándose juntos contra el poder para salvar algo que vale más que el dinero.

El gobierno contraataca cada día. Intenta que el proyecto sea declarado de interés general (PIGA), intenta reforzar la creencia que la única manera de ganarse la vida en las montañas de Aragón es con el esquí alpino, y un turismo masificado. Además, el tipo de esquí que se practica – el esquí es muy dañino para las montañas, aparte de ser elitista porque este tipo de esquí es muy caro. Un forfait y el equipamiento no están al alcance de cualquiera, así que, por defecto, este proyecto de unir dos estaciones de esquí destruyendo el canal es para poca gente, no para el interés de la mayoría.

¿Y qué pasa con la nieve? Ya no cae como antes como sabemos, a causa del cambio climático; así que las estaciones desde hace años han recurrido a la fabricación de la nieve artificial para sostener el negocio. Pero esto no es sostenible, y la gente aquí lo sabe.

Hay sequía, cada vez más, sobre todo en España. Estamos usando más agua de la que tenemos.

Los precios de la energía suben y suben. ¿De verdad, la prioridad de un gobierno va a ser gastar estos recursos tan escasos y caros – agua y energía – para que la gente esquíe sobre nieve artificial?

Mucha gente de Aragón y más allá de Aragón lucha contra esta locura del gobierno, porque sabe que es una locura. Incluso se organizó un viaje a Bruselas para alertar a diferentes comisiones de la UE sobre lo que está haciendo España con estos fondos sostenibles de Next Generation EU. Aun así, el gobierno y sus colaboradores –Ibercaja y Aramon– se empeñan en seguir con su plan.

Se gane o pierda la batalla por Canal Roya, hemos de entender lo que está en juego, aparte de un valle precioso. Hemos de aprender las lecciones estratégicas y tácticas de cada lucha por muy pequeña que puede parecer, porque aprender la teoría marxista no es suficiente si no sabemos aplicarla y guiar las luchas pequeñas para que sean más grandes, más informadas, y más resilientes.

Hemos de estar en las pequeñas para asegurar que cada día más gente entiende las grandes luchas y las causas tras cada acto indignante de la clase dominante.

Un gran movimiento revolucionario no solo entiende y analiza a su enemigo, y lo que está en juego, sino también entiende y analiza bien al ser humano de cada época. Todos llevamos un bagaje dentro, es normal. Son décadas de opresión y violencia. Para sobrevivir hemos tenido que adaptarnos a cada acontecimiento. En cada lucha veremos destellos de posibilismo y de esperanza. También, como es normal, en cada lucha hemos de estar atentos a nuestro bagaje capitalista, a la crisis de fe, allí, hemos de estar en cada lucha para animar a continuar cuando la gente se cansa. Juntos, como se está demostrando en tantos lugares a la vez, somos una fuerza imbatible, sobre todo ahora cuando el capitalismo empieza a implosionar, sus grietas son cada vez más grandes, y nuestro hartazgo también.

Seguimos. La victoria de la clase trabajadora vendrá. Vendrá, como bien dijo Alan Woods, cuando la clase trabajadora este lista, ni un minuto antes, pero tal vez no está lejos ese cuando.

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