Europa
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El 7 y 8 de junio, grupos de izquierda y marxistas de Bielorrusia, Rusia y Ucrania participaron en una conferencia contra la guerra cerca de Minsk. Los participantes de la conferencia firmaron una declaración bajo el lema “Stop a la guerra en Ucrania". Publicamos a continuación el discurso de Artem Kirpìchenok, de la sección rusa de la Corriente Marxista Internacional (CMI) y su informe sobre la conferencia. Desde su publicación, la declaración ha recibido críticas de diferentes puntos de vista. También publicamos aquí las críticas hechas por los compañeros de Union Borotba (“Lucha”) de Ucrania, para información, y los comentarios críticos de Artem.

La declaración de Minsk ha sido un paso importante en la toma de posiciones de los grupos comunistas y marxistas en cuanto al conflicto ucraniano. Así se vio reflejado en el debate internacional que siguió a la adopción del documento y por otros comunicados similares que organizaciones comunistas, anarquistas y socialdemócratas publicaron la semana pasada.

Sin embargo, al hablar de la declaración de Minsk, tenemos que tener en cuenta que es un documento que fue aprobado a toda prisa y es el resultado de un compromiso político. La conferencia se quedó sin tiempo para discutir acciones concretas con respecto a la cuestión ucraniana, aunque ese punto estaba en la agenda. La posición de varios grupos, incluyendo la de los liberales y pacifistas, que querían utilizar la declaración de Minsk para crear una amplia coalición contra la guerra, se tomó en cuenta mientras se preparaba el texto. Además, el evento  contó con organizaciones cuyos representantes vieron en el movimiento del Maidan ucraniano, inicialmente, un "movimiento democrático y anti-autoritario” y para quienes el imperialismo ruso juega un rol destacado, basándose en el principio de que "el enemigo principal del proletario está en casa". La influencia de sus ideas se refleja también en el documento.

Por esta razón, consideramos necesario aclarar algunos puntos respecto al texto de la declaración de Minsk.

El peso de la responsabilidad de la guerra y la catástrofe humanitaria en Ucrania se encuentra principalmente sobre los hombros del actual gobierno de Kiev, que llegó al poder en la primavera de este año arropado por un movimiento de masas de extrema derecha ("Euromaidan"). El régimen de Poroshenko representa a los intereses de la gran burguesía de Ucrania, así como de las multinacionales. Tiene una base de masas entre la pequeña burguesía de Ucrania occidental y central, las capas lúmpenes de la sociedad y los estudiantes reaccionarios. Las actuales autoridades ucranianas tienen en sus manos a bandas de militantes neonazis y grupos de mercenarios contratados por los oligarcas. Todos estos puntos con respecto a las estructuras sociales y de clase del nuevo régimen ucraniano deberían haberse recogido en el documento de Minsk.

Además, destacamos que el régimen de Maidan-Poroshenko declaró la guerra a los comunistas y al movimiento obrero ucraniano. Esto se expresó en las políticas encaminadas a prohibir el Partido Comunista de Ucrania, los asaltos a los activistas de Borotba y un estricto control de los grupos "anarquistas", cuya actividad se tolera estrictamente dentro de los límites de los discursos nacionalistas dominantes. El régimen de Maidan aceptó las leyes dictadas por el FMI, dirigidas a desmantelar la industria de Ucrania y hacer cargar a la población con la deuda financiera de un país que está de hecho en bancarrota.

Es indudable que para los activistas de izquierda y comunistas de Ucrania el actual régimen es el principal enemigo mortal, y es nuestra tarea si somos honestos luchar por su derrocamiento.

Esto puede lograrse, no dirigiéndose a los gobiernos burgueses, sino haciendo un llamamiento a la clase obrera ucraniana. Los mineros de Donetsk y Lugansk que están muriendo bajo los bombardeos aéreos y los trabajadores de las regiones central y occidental, a cuyos hijos, sin ningún entrenamiento militar, se les está enviando como carne de cañón hacia el este, deben unirse y derrocar el régimen de Maidan, que los considera, usando la expresión del Primer Ministro Yatsenyuk, "infrahumanos".

No podemos estar más de acuerdo con los compañeros de Borotba en que el derecho de autodeterminación de los pueblos de Ucrania oriental debe ser central para cualquier tratado de paz. La población de las regiones de Donetsk y Lugansk ganaron este derecho en intensas luchas con las bandas punitivas del gobierno de Kiev. El régimen de Poroshenko está repitiendo los crímenes de Yeltsin en Chechenia, destruyendo en su propio país ciudades enteras y pueblos con bombas y misiles. Es imposible pedir a los habitantes de esta zona que se sometan a las autoridades de Kiev después de todo este derramamiento de sangre.

Las acciones de Rusia, también exigen un análisis más detallado. No reconocemos la anexión de Crimea, que sólo debilitó la resistencia anti-Maidan en Ucrania oriental. Sin embargo, recalcamos que en este momento el régimen de Putin se ha distanciado de los acontecimientos al este de Ucrania. La victoria de la resistencia en Donetsk y Lugansk crearía territorios que provocarían una tensión constante entre las relaciones del Kremlin con Occidente y potencialmente se convertirían en un reducto de oposición nacionalista en la propia Rusia. Así, el régimen de Putin dio luz verde a Kiev para sofocar el levantamiento.

Al mismo tiempo, el imperialismo europeo y americano apoyan activamente las aventuras militares del gobierno de Kiev, incluida la ayuda financiera, el suministro de raciones de alimentos y equipamiento del ejército ucraniano y el entrenamiento de militantes paramilitares de los oligarcas ucranianos. Los medios de comunicación de masas están manteniendo un apoyo informativo de la operación punitiva contra el pueblo de Ucrania oriental, obstruyendo la información sobre la supresión de los derechos democráticos, los asesinatos y destrucción masivos.

En conclusión, debemos señalar que Ucrania se ha convertido en el frente más importante en la batalla ante el avance de la ola neoliberal y fascista en Europa. El resultado de esta batalla será de suma importancia para todo el continente. Los gobiernos burgueses europeo y norteamericano están jugando muy peligrosamente con este nuevo fascismo en Europa, ignorando el riesgo a que la bestia domesticada se descontrole y se escape desde el este hacia el oeste. Hoy están cosechando lo que sembraron sus aventuras en Irak – mañana, tal vez, tendrán que pagar por sus acciones en Europa.

Al mismo tiempo, la ayuda internacional a la clase obrera ucraniana debe unir y endurecer al movimiento comunista y de izquierda.

 

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