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En el día de hoy tiene lugar un nuevo paro general del sindicalismo opositor, en un amplio abanico que va de derecha a izquierda. No es la primera vez que estos socios políticos coordinan una acción conjunta, como hemos dado cuenta en anteriores artículos, por lo cual si bien el contexto político va cambiando, la centralidad de los argumentos para no sumarse a esta huelga van manteniendo vigencia.

En el día de hoy tiene lugar un nuevo paro general del sindicalismo opositor, en un amplio abanico que va de derecha a izquierda. 
Ayer comenzó el paro por parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) dirigida por Pablo Micheli que, junto a las comisiones internas, delegados, y agrupaciones sindicales que responden a la izquierda, llevan adelante,  y este 28 de agosto se suman la Confederación General del Trabajo (CGT) bajo la orbita de Hugo Moyano y la CGT Azul y Blanca que digita Luis Barrionuevo.
No es la primera vez que estos socios políticos coordinan una acción conjunta, como hemos dado cuenta en anteriores artículos, por lo cual si bien el contexto político va cambiando, la centralidad de los argumentos para no sumarse a esta huelga van manteniendo vigencia*.
¿Que objetivos persigue esta huelga? ¿quienes la apoyan? ¿porque? son las preguntas que debemos hacernos para saber de que manera debemos posicionarnos para contribuir a la defensa de los intereses generales de los trabajadores.
Esta huelga y movilización no tienen como fin abordar seriamente las consignas que plantean los convocantes. Por supuesto que desde nuestra Corriente acordamos plenamente que es necesario organizarnos políticamente para conseguir que el impuesto a las ganancias deje de recaer sobre los hombros de los trabajadores y que en todo caso sea abonado por las patronales a la vez que, como venimos señalando, consideramos vital también organizarnos políticamente contra la inflación que golpea nuestros salarios, como así avanzar en organización y unidad para que no haya mas despidos, ni suspensiones para ni un solo trabajador. Para que las patronales reviertan todos y cada uno de los despidos, para que cada empresa o fabrica que suspenda o despida sea estatizada bajo control de sus verdaderos dueños como lo son sus trabajadores. Igualmente con atacar al trabajo en negro, las tercerizaciones, mejorar las condiciones de trabajo y recomponer el salario.
Pero lo que esta medida esta buscando es golpear al gobierno nacional para desgastarlo, desestabilizarlo y favorecer el camino a un gobierno de la derecha liberal.  Ese es el fin que en la practica persigue esta medida y a la que todos aportan desde distintos lugares ideológicos, con mayor o menos responsabilidad.
No es casual que nuevamente se de uno de los hechos mas anecdóticos de la historia del movimiento obrero mundial que es una huelga obrera abrazada con entusiasmo y apoyo moral por el empresariado, la oligarquía terrateniente y todo el arco político de derecha. Esto se ve confirmado en los hechos por el gran cierre patronal (lock out) que esta teniendo lugar en este preciso momento.
Millones de trabajadores sienten y saben que estar parado en la vereda de enfrente de los sectores mas rancios y conservadores de la sociedad es garantía de estar bien parado y es por eso que no paran.
Moyano y Barrionuevo impulsan este paro para sumarse a la campaña desestabilizadora contra el gobierno buscando abrir paso a un nuevo gobierno bajo control directo de la burguesía y la oligarquía que les de espacios de poder que les permitan sostener sus ostentosas condiciones de vida y negocios.
Por su lado Pablo Micheli antikirchnerista rabioso alejado ahora del neoliberal Hermes Binner e impulsando la candidatura de Víctor De Gennaro, busca mantenerse en la primera plana de la política sindical, ante su aislamiento y debilitamiento producto de su política de funcionalidad abierta a la derecha política.
Los partidos de izquierda nuevamente toman el papel de ser la muleta izquierda de la derecha sindical y muestra que siguen perdidos en cuanto a su dirección política. El papel útil que han venido jugando en el sentido de ser la única fuerza política que esta interviniendo para organizar a los trabajadores despedidos y suspendidos adentro de muchas fabricas, ante la parálisis cómplice de los jefes sindicales de la CGT, se ve prácticamente anulado ante este tipo de posicionamientos.
Es claro que contribuir a golpear a este gobierno junto a la derecha sindical, política y empresarial no se traducirá en un aumento de las chances de que sea reemplazado por uno de izquierda, sino que seria la derecha neoliberal la que retome el control político del aparato del estado, con el retroceso que esto implicaría en las condiciones de vida de millones de trabajadores. A pesar de esto su objetivo político con esta huelga recorre el camino contrario, la posición política que esta implícita en sus acciones es la idea de que el debilitamiento de este gobierno muda su base social hacia la izquierda. La necesidad de bloquear los accesos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como única manera de garantizar el paro/lock out es solo un ejemplo de lo contrario. Son millones los trabajadores que repudian y no adhieren al paro, a pesar de sentir y acordar con varias de las reivindicaciones que se plantean.
Los compañeros de la Corriente Socialista Militante entendemos que es necesario organizarnos, unirnos y dar un paso al frente en cuanto a la necesidad de construir un paro general que sirva para enfrentar a las patronales que despiden y suspenden, como también para exigir al gobierno nuestras reivindicaciones pero esto debe darse en el marco de una delimitación explicita y clara con la derecha que busca hacer retroceder el reloj a los años 90’s.
Nosotros decimos: ¿Huelga general? Sí, cuantas veces sea necesario; pero bajo la condición de arremeter al mismo tiempo contra la patronal privada y la derecha, calificándolos como los principales enemigos de la clase obrera argentina. Que es lo que la “izquierda” no hizo. La CTA de Hugo Yasky tiene una gran responsabilidad en plantear e impulsar esta alternativa, a la vez que nada se puede esperar de la CGT que dirige Antonio Calo, burocratizada al mismo nivel que las otras dos CGT’s.
Ante esta situación se impone la necesidad de impulsar el alumbramiento de corrientes sindicales opositoras antiburocráticas, tanto en los gremios opositores como oficialistas, pugnen por recomponer la unidad del movimiento sindical argentino dejando fuera de nuestros sindicatos a esa excrecencia parasitaria que representa la burocracia sindical en todas sus formas, recuperando las organizaciones de primer y segundo grado como las juntas internas y los cuerpos de delegados con plena democracia.
 
 

 

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