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La elección intermedia de 2021 ha tenido una gran participación para ser una elección de esta índole, quizás consiga ser la de mayor participación en su tipo con un 52%. La votación se ha polarizado en dos bandos: los partidos y candidatos que apoyan al presidente y quienes están contra AMLO. Dada su debilidad, la derecha se unificó en una alianza del PRI, PAN y PRD.

Eso no impidió que Morena y su alianza con el PT-PVEM ganara la elección, pero todo indica que impidieron que obtuviera la mayoría calificada (2/3 partes del congreso) que permite llevar adelante las reformas constitucionales.

Morena puede llevarse 10 de las 15 gobernaturas en disputa, pero ha sufrido descalabros muy dolorosos como un retroceso en la Ciudad de México (CdMx), donde la izquierda electoral había ganado todas las elecciones desde 1997 y hoy tiene un claro revés.

Aunque hay un potencial muy fuerte en la gente que le apoya, vimos un triunfo agridulce para el actual gobierno donde la derecha avanza. Esto debería encender los focos de alarma pues algo no está funcionando bien y se debería cambiar el rumbo radicalmente estableciendo democracia desde la base para Morena, limpiando de burocracia a la 4T [Cuarta Transformación, o 4T, es el proyecto político reformista de AMLO, LdC], rompiendo con las alianzas con la derecha y la política de conciliación de clases, estableciendo una firme alianza con los explotados y oprimidos del país. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) todavía está a tiempo de encabezar una transformación que verdaderamente cambie de raíz la sociedad, pero parece que está firme en continuar con el actual rumbo y eso tendrá efectos negativos. Una fisura podría parecer insignificante, pero en el ala de un avión en vuelo puede llevar al desastre.

Morena y sus candidatos

La dirección de Morena llevó adelante una política pragmática sin principios, impuso burocráticamente candidatos impresentables, algunos claramente burgueses provenientes de los partidos de la derecha. A eso hay que sumar que gobiernos de Morena, días antes de la elección, han reprimido las luchas de estudiantes normalistas en estados como Chiapas y Puebla. Si tienes gobiernos “de izquierda” aplicando políticas de derecha, si tienes a candidatos de derecha con la bandera de Morena, por un lado, justificas lo que los medios burgueses dicen: que todos los políticos son iguales y por otro lado verás como varios de estos candidatos traicionan la esperanza de la gente que les votó.

Las políticas del gobierno de AMLO no han podido solucionar profundos problemas como una masividad de muertes en la pandemia, un colapso de la economía, los altos niveles de violencia o la recuperación real del poder adquisitivo. Hay gente que ve que hay problemas heredados y una situación internacional nada fácil, eso lleva a justificar al gobierno. Sin embargo, no hay perspectiva de que el camino emprendido por la 4T esté rompiendo definitivamente con las lacras del pasado. Eso ha llevado a que un sector de la población se desilusione. Pero la falta de una alternativa de masas más a la izquierda hace que el vacío lo siga llenando Morena. Hay que añadir que la gente no quiere un regreso del PRI y del PAN al gobierno. Esto lleva a que la mayoría del proceso se manifieste con una votación a favor de AMLO.

La alianza de la derecha contra AMLO

La derecha actuó en varios frentes en la elección. El INE, encabezado por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, se sumó al ring para desfavorecer a Morena, quitándole más de 40 candidatos. Incluso Córdova, amenazó con anular las elecciones bajo el argumento de la injerencia del presidente en el proceso.

Vino una lluvia de artículos contra AMLO en la prensa internacional, presiones de la OEA y del gobierno estadounidense. Se descubrió financiamiento de la USAID en grupos antiAMLO. Los medios actuaron generando un ambiente de miedo para no ir a votar, el crimen organizado actuó como una fuerza poderosa interfiriendo en el proceso. Hubo una campaña particularmente violenta, donde políticos mafiosos se deshicieron de adversarios y el crimen organizado infiltró a todos los partidos imponiendo candidatos localmente. Fueron más de 90 políticos asesinados durante la campaña.

Un par de días antes de la elección la campaña de miedo se intensificó, balaceras, levantones o intentos de estos sucedieron. Por ejemplo, al candidato a alcalde por Tlalnepantla, Estado de México, en el centro del país, le balearon su casa dos noches antes de la elección.

Había la posibilidad de que se inhibiera el voto tanto por la violencia como por la política desastrosa y oportunista de la dirección de Morena, pero la participación fue muy alta para ser una elección intermedia, de más del 52%.

Las casillas se instalaron con un retraso mayor de lo normal. Aunque al final se instalaron el 99% de las casillas, a medio día declaró el INE que se habían instalado el 81% de éstas, es decir que horas después del inicio del proceso había 19% de las casillas no instaladas. La deficiencia en la organización de la elección la podemos ver también en que, en el Estado de México, la entidad con mayor cantidad de votantes, 3 de cada 10 funcionarios de casilla no acudieron a la cita y fueron sustituidos por gente de la fila. Esto suele ser capitalizado por militantes de los partidos de derecha que son los que se apuntan para infiltrarse en la estructura electoral.

En las casillas especiales, donde la gente que vive fuera de sus estados va a votar por voluntad y el voto a la izquierda es mayor, se cambió la modalidad sin dar una información temprana ni adecuada. La gente no podía votar en cualquier casilla y dependiendo su estado tenía que ir a la casilla especial que le correspondiera. El INE mal informó conscientemente y no dio las indicaciones adecuadas para restar votos a la izquierda. A la gente se les mandaba a casillas que no les correspondía. En TV funcionarios del INE, ante preguntas expresas, no daban indicaciones precisas para que la población buscara la casilla que le correspondía. Eso dio paso a algunos pequeños motines de la gente que quería votar. En avenida IPN en la CdMx, la gente paró el tránsito por cuatro horas exigiendo votar. Cuando elementos del INE se presentaron y recibieron los cuestionamientos de la gente, en vez de respondernos salieron corriendo.

Lorenzo Córdova declaró al sistema estatal de radiocomunicación que la elección había sido una fiesta y que el INE era la institución más confiable entre la población. Esas declaraciones son una verdadera burla.
La jornada tuvo incidentes graves. En Metepec, estado de México, porros reventaron las casillas. En el Istmo de Oaxaca en varios municipios se vivieron incidentes desde compra de votos, intimidaciones, quema de urnas hasta ataques armados, los cuales llevaron a que hubiera dos muertos en Santiago Laollaga. En Quintana Roo se dieron balazos afuera de una casilla, pero hubo varios casos de estos en el país. En Baja California también se vivieron muchos incidentes, el más grave fue que se arrojaron restos humanos a una casilla. La OEA dice que no hubo incidentes graves en la elección. Lo que es cierto es que todo este amedrentamiento no evitó una participación amplia de la población, eso en gran parte también fue por la acción directa de las masas.

Hubo compra de votos por parte del PRI y compañía, eso tuvo un efecto, pero también se vio una respuesta de la población que les encaraba e incluso se realizaban acciones de masas para desmantelar sus operativos. Un ejemplo de esto lo vimos en Tuxtepec, donde la población quitó una maleta de dinero a los mapaches (que es como se conoce a estos operadores) e hizo volar el dinero por el cielo. Fueron varios los casos donde la población actúo de esta forma.

Cada maniobra de este tipo tenía el objetivo claro de restar votos y quitar la mayoría a los partidos de AMLO. Está claro que si Morena y el gobierno de AMLO tuvieran una política adecuada podrían haberse apoyado en la organización de las masas (no de forma burocrática electorera) y hubieran desmantelado las maniobras fraudulentas. El gobierno de AMLO prefirió apoyarse en las fuerzas armadas para detener a los provocadores. De hecho, fueron cientos de miles de efectivos de la guardia nacional y otras corporaciones quienes se movilizaron para resguardar la elección.

Triunfos agridulces para Morena

Sumando todas estas irregularidades podemos entender, en parte, por qué la derecha pudo dar un paso adelante, cuando la correlación de fuerzas era favorable para este gobierno. Pero lo que realmente explica el que no se alcanzara la mayoría calificada y la pérdida de gobernaturas claves, es la profundización de la política de conciliación de clases de Morena que lleva como estrategia a reformar al sistema en vez de transformarlo.

La política de Mario Delgado tuvo resultados desastrosos en Nuevo León, donde puso de candidata a Clara Luz, a una expriísta. Su apoyo se desplomó y se pelea el último lugar. Es Samuel García de Movimiento Ciudadano, quien se lleva el triunfo, pero seguramente habrá una batalla legal con el candidato del PRI-PRD.

En Querétaro podrían haber puesto de candidato a un luchador social, a un compañero sin pasado negro, pero decidieron poner a Celia Maya. Antes de eso Morena aparecía como el favorito y por primera vez la izquierda podría haber ganado este Estado. Incluso militantes de Morena sospechan que Delgado negoció con el PAN para poner esos candidatos. El resultado es que el PAN se lleva carro completo. En la gobernatura obtuvo 54% de los votos frente al 23% de la candidata de Morena.

Es verdad que hay avances importantes para la 4T. Según el PREP es posible que Morena y sus aliados ganen las gobernaturas de Campeche, Colima, Michoacán, Guerrero, Baja California Sur, Baja California, Nayarit, Sonora, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas. Claro está que algunos de los candidatos no son verdaderos representantes de la 4T y ya no digamos de los trabajadores. Pero no deja de reflejar el desgaste de los viejos partidos de derecha y la búsqueda de que haya un cambio en el país. Es un reflejo de las ilusiones que aún hay en el actual gobierno de AMLO.

Con el 93% de actas computadas y el 52% de participación, Morena ganó 15 distritos en el Estado de México (Edomex), la alianza Morena-PT-PVEM ganó 9 y por el otro lado el PAN 2 y la alianza PRI-PAN-PRD ganaron 9. Pero los avances obtenidos en la elección pasada, donde Morena ganó importantes municipios vistiendo de guinda al Estado, ahora se revierten. De los grandes municipios metropolitanos Morena logra mantener Ecatepec y Nezahualcóyotl pero pierde Tlanepantla y Naucalpan. Éste último es producto del fracaso directo de la burocracia. Isaac Montoya, el responsable de jóvenes de Morena a nivel nacional, se alió con la expanista Paty Durán e impusieron a todos los candidatos, desplazando a la militancia y evidenciando sus puercos métodos ante la población. Si tiene un poco de dignidad, Issac Montoya debería pedir disculpas a la militancia y renunciar.

Un golpe duro para Morena es el resultado en la Ciudad de México. Donde las diputaciones federales estarán en igualdad de circunstancias: 12 contra 12. Morena pierde la mayoría de las alcandías, aunque Mario Delgado se adelantó a declarar que ganaría 14 de las 16 teniendo que cerrar la boca. Morena va a gobernar 6 o 7 de las 16 alcaldías. Se reelegirá en 4 o 5. Eso habla de un voto en rechazo de los gobiernos locales de Morena. Logra mantenerse en: Gustavo A. Madero, V. Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac y Milpa Alta. Xochimilco la gana, pero está en disputa al tener un margen muy pequeño. La oposición se lleva: Azcapotzalco, Álvaro Obregón, Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc y Tlalpan. Es el peor resultado para la izquierda electoral desde 1997, es decir de todas las elecciones que ha tenido la capital mexicana.

La Ciudad de México ha sido el epicentro de la pandemia. Las medidas del gobierno no han sido suficientes para contrarrestar las consecuencias económicas, de salud y vida que esta ha implicado. Los gobiernos locales han estado llenos de mala administración. Los candidatos, si bien no son los peores de Morena, jugaron un papel en repeler el voto. El desastre de la línea 12 del metro (en donde está involucrada la administración de Ebrad, Mancera y Sheinbaum) sí que tuvo consecuencias. En general vemos como la política reformista de Morena no ha sido capaz de enfrentarse a los grandes problemas que hay en la sociedad. La CdMx es referencia, vanguardia y ejemplo a nivel nacional. Se vivió un voto de castigo. Hubo una movilización fuerte de la alta y la pequeña burguesía desilusionadora. Los sectores trabajadores no votaron con la masividad de otras elecciones. Es una medida de alerta clara de que se debe radicalizar la 4T, limpiarla de burócratas y aplicar una política a favor de las masas totalmente distinta. Sino se hace esto se irá a la debacle, no se puede tener la ilusión de querer solucionar los problemas de la población sin atentar contra el sistema capitalista y la clase empresarial, de lo contrario estos gobiernos se convierten en administradores del sistema.

La crítica a la izquierda

La cantidad de votos nulos superará a la de los nuevos pequeños partidos y puede ser similar a los votos que ha obtenido el PRD o el PT. Una cantidad de estos fueron votos de protesta con mensajes sociales. Entre algunos activistas hay un sentimiento de descontento con el actual gobierno y no se plantean un apoyo a los partidos de la derecha. Estas medidas, sin embargo, no dejan de presentarse como actos aislados que no influyen en el proceso general que se desarrolla y pueden fácilmente caer en sectarismo sin permitir conectar con aquellos sectores de las masas que verdaderamente quieren enfrentarse a la derecha y cambiar la sociedad, pero tienen confianza e ilusión en el al actual gobierno y no serán atraídos por el voto nulo.

Mucho más importante que esto es la organización que algunas comunidades indígenas han desarrollado en rechazo a las actuales elecciones. En comunidades indígenas de Michoacán, la población rechazó las elecciones federales cancelando alrededor de 90 casillas, según información de “Infórmate Michoacán”. En algunas comunidades hay un nivel de organización importante donde pueden elegir a sus representantes por usos y costumbres y luchar por su reconocimiento, ya sea legal o por la vía de los hechos. Pero boicotear la elección siendo una minoría en la población podría llevar al triunfo de los partidos de la derecha y a condiciones más adversas para propiciar la organización de las comunidades. Lo que se debe poner sobre la mesa en estos casos es, qué ayuda al fortalecimiento del movimiento social y sus vínculos con el resto de la población, con el objetivo claro de que sea la población organizada quienes tomen las riendas de la sociedad en sus manos. Es correcto que Cherán busque extender su lucha, pero triunfará si se extiende a nivel nacional inicialmente y seamos los trabajadores quienes tomemos el poder y las riendas de la sociedad en nuestras manos. Es un movimiento que muestra el camino a seguir.

Las diputaciones y la mayoría calificada

La elección desvaneció al centro y a los pequeños partidos. Los pequeños nuevos partidos perderán su registro. El PT y el PRD pueden tener ese mismo futuro. Según los primeros resultados del conteo rápido dados por el INE los partidos de la alianza opositora obtendrán: PAN entre 18.5% y 19.3% de votos (entre 106 y 117 diputados de elección directa), PRI entre 17.8% y 18.5% de los votos (entre 63 y 75 diputados) y el PRD entre 3.5% y 3.9% de los votos (entre 12 y 21 diputados). Movimiento Ciudadano, que se lanzó por su cuenta capitalizó un voto de rechazo a AMLO que no quiere ir al PRIAN, puede ganar entre 7.1% y 7.5% de los votos (entre 20 y 27 diputados). Mientras los partidos aliados a AMLO tienen: Morena entre 34.9% y 35.8% (entre 190 y 203 diputados), el PT entre 3.1% y 3.5% (entre 35 y 41 diputados) y el PVEM entre 5.5% y 6.0% de los votos (entre 40 y 48 diputados). PES, RSP y Fuerza por México no mantendrán el registro, aunque el PES podría obtener entre 0 y 6 diputados. A esto hay que sumar 200 diputados de elección proporcional.

AMLO ha dicho que nunca ha tenido mayoría calificada (355 diputados). Antes de la elección Morena, PT y PES tenían 322 diputaciones. Mientras que PAN, PRI, MC, PRD y PVEM (que en 2018 no era aliado a AMLO) tenían 174 diputaciones, mientras que había 4 sin partido. De las 300 diputaciones de elección directa, según las estimaciones del INE, Morena-PT-PVEM-PES tendrá un máximo de 298 diputados y un mínimo de 265. El PRI-PAN-PRD tendrían un máximo de 213 diputaciones y un mínimo de 181. Lo cual es un retroceso para Morena y un avance de la oposición.

Morena y sus aliados no obtienen por si mismos las dos terceras partes del congreso, lo cual significa un avance de la derecha. Morena se alió con el PVEM. En varias zonas actuó con la firme intención de favorecerlo y con eso tener un aliado más para obtener su mayoría calificada en la cámara de diputados. Manuel Velazco, que tiene importante peso en este partido, declaró que habrá que valorar la alianza con Morena. Boicotearán internamente la alianza, incluso podría ser que se rompa, pero sino ocurre eso venderán sus votos muy caros.
Manuel Velazco declaró al diario Reforma:

“El país no puede seguir en este clima de crispación social y de división que hemos tenido en este tiempo reciente. Necesitamos escuchar todas las voces y construir entre todos. Hay que entender que la lucha no es entre hermanos, no es entre mexicanos y no debemos de abonar a la división, sino que debemos de construir entre todos un mejor país”.

Escucharnos todos significa hacer más concesiones a la derecha y la burguesía.

Movimiento Ciudadano, no entró a la alianza PRI, PAN y PRD y mantuvo una oposición a AMLO, lo cual le llevó a ganar algunos votos. Este partido, al igual que el PVEM, se convertirá en un caro botín para obtener sus votos para que AMLO pueda llevar adelante iniciativas constitucionales. Esto va a significar una presión a la derecha que puede aguar más algunas iniciativas y llevará a concesiones serias a estos pírricos partidos que actúan a favor de los intereses de sus burocracias, pero también de la burguesía. A esto hay que sumar que Morena pierde posiciones importantes en la CdMx y Edomex y gana con varios candidatos que vienen de la derecha. Todo esto va a significar una presión a la derecha del gobierno.

La derecha se prepara para las luchas futuras

Lo que buscaron algunos ideólogos de la derecha como Carlos X. González y Gustavo de Hoyos, no es una simple alianza electoral. Quieren un frente único duradero para desgastar al gobierno y llegar en mejor posición al 2022, buscando sacarlo anticipadamente con el referéndum presidencial. Pero la derecha no tiene un bloque homogéneo y podemos ver fisuras y hasta fracturas. Su base de votación por un lado es el ala fifí de la población, poco consistente en la lucha, y un voto corporativo que se ganó con una despensa. El resultado electoral no refleja que tengan una base social sólida.

El gobierno de AMLO está llevando a cabo un giro en la política nacional que puede quitar algunos privilegios a burócratas y empresarios, ellos no quieren estas reformas. Quieren exprimir al pueblo de México y saquear al país. Incluso sin plantear un rompimiento con el sistema estas medidas no son toleradas.
El resultado se explica en parte por el boicot y los métodos fraudulentos de la derecha. Ante el ambiente de rabia no podemos descartar que se expresen luchas por la defensa del voto y los métodos fraudulentos en algunas localidades. Estos movimientos deben buscar la unidad general por la defensa de los derechos democráticos más básicos.

Métodos democráticos, organización de la base y un programa socialista

Estos resultados están llevando a la reflexión de miles de activistas, abriendo críticas internas dentro del mismo Morena que pueden llevar a confrontaciones abiertas. Eso es positivo si la militancia crítica logra conformar un ala que busque el rescate de Morena, de una guerra contra la burocracia y deje de justificar las acciones de la derecha con el argumento de la unidad y no perjudicar al gobierno. Parte de los resultados electorales son resultado del mal actuar de la burocracia. Hay que luchar por la salida de la burocracia, destitución de estos elementos de los cargos dirigentes, comenzando por Mario Delgado, y establecimiento de mecanismos de democracia y control de los funcionarios. Esto se traduce en la eliminación de privilegios, en que no haya salario mayor al de un obrero cualificado para cualquier burócrata y dirigente, el que haya verdadera formación política (donde el marxismo debe ser base del estudio), métodos democráticos de elección y decisión.

No sabemos el futuro de Morena, su grado de descomposición puede llevar a la conformación de otro partido.

Vemos a gente que apoya a AMLO pero no cree en Morena. Para miles de activistas del movimiento sindical, para jóvenes que sufren los estragos de la crisis y quieren cambiar su situación, para mujeres que luchan para acabar con su opresión, etc., Morena no está representando una alternativa de lucha atractiva y el gobierno puede verse como demasiado moderado. Por el contrario, su reformismo, el cinismo de la dirigencia y burocratismo les repele. Hay un riesgo de sectarismo en esto, porque debemos diferenciar entre el actuar de la burocracia y la base que apoya al actual gobierno y está dispuesta a luchar por un cambio profundo. La elección mostró que AMLO goza de un amplio apoyo y el riesgo está en que sectores críticos más consientes terminen por aislarse y hasta confrontarse con este sector del movimiento que busca también cambiar la sociedad.

Necesitamos un dialogo camaraderil y franco buscando el camino para derrotar a la derecha y transformar la sociedad.

Otro factor por el que se permitió el avance de la derecha en estas elecciones es porque la política de la 4T tiene ilusión en poder transformar la sociedad sin romper radicalmente con el actual sistema capitalista y su Estado. En medio de la profunda crisis lleva a cambios a medias que se revertirán cuando la correlación de fuerzas no nos favorezca. Esta política lleva a la conciliación de clase. La estrategia de la 4T es cambiar la sociedad desde las instituciones del Estado existente, haciendo reformas al sistema que eliminen excesos. Pero no puede haber un capitalismo de rostro humano ni se pueden solucionar los problemas de las masas sin romper con el sistema.

La derecha da la imagen de que el comunismo es dictadura y derramamiento de sangre, nada más falso, pues este es la participación democrática y activa de las masas en la sociedad y la economía, eliminando la gran propiedad privada para usar los recursos de la sociedad en beneficio de todos. Al final del día o el gobierno de AMLO es consecuente en defensa de la población y se enfrenta a los intereses del gran capital, o terminará traicionando las aspiraciones de cambio de las masas y cediendo ante las presiones de oligarcas e imperialistas. Eso también les envalentonará y agudizarán su ofensiva contra la clase obrera, los campesinos, las mujeres y la juventud, debemos prepararnos. Si bien AMLO no es socialista, sólo un cambio socialista basado en la democracia obrera puede resolver los graves problemas de la sociedad mexicana y eso hay que defenderlo con claridad.

Después de estas elecciones la presión de la burguesía hacia el gobierno de la 4T será tremendamente mayor.

La única forma de confrontarlos consecuentemente no es desde las mayorías parlamentarias (que en el mejor de los casos deberían ser instrumentos auxiliares de la lucha) sino con la organización y la lucha de las masas trabajadoras. La 4T debería cambiar de estrategia, es la lucha del pueblo trabajador la única que puede transformar la sociedad.

Como trabajadores, jóvenes y mujeres debemos fortalecer la organización en las escuelas, en el movimiento por la emancipación de la mujer, en las fábricas en la defensa de nuestros derechos, etc. Tenemos que construir un ala revolucionaria basada en el marxismo y arraigada en el movimiento de masas de los jóvenes, mujeres y trabajadores que se base en la ciencia del marxismo y defienda un programa de clase y socialista para que el cambio que consigamos sea verdaderamente profundo. Por eso te invitamos a sumarte a La Izquierda Socialista y emprender juntos esta tarea.

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