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El FMI declaró a principios de abril que hemos entrado en la “peor crisis económica desde la Gran Depresión”. Ayer, su perspectiva fue confirmada tras la publicación de cifras por parte de los EEUU que mostraban una caída del 4,8%. Hoy, las cifras revelan una contracción del 3,8% en el primer trimestre en la Eurozona. La desastrosa gestión de la pandemia del coronavirus ha agudizado una crisis que ya se estaba gestando.

El coronavirus se ha convertido en el catalizador de un colapso en los mercados bursátiles, con caídas drásticas en todas partes en este "lunes negro". La epidemia reciente es un accidente histórico que ha expuesto la profunda enfermedad del sistema capitalista, que en cualquier momento corre el riesgo de caer en una recesión aún más profunda que en 2008.

La pandemia que se extiende por todo el mundo ha desencadenado una recesión mundial. La clase dominante está tratando de encontrar los medios para amortiguar este golpe salvaje a la economía. En su desesperación, están rompiendo todas las reglas que han dirigido su política durante los últimos 80 años. El sistema capitalista se enfrenta a la peor crisis de su historia.

El último brote de coronavirus ha causado la mayor ola de pérdidas en las bolsas mundiales desde 2008, eliminando 5 billones de dólares de los valores de las acciones en todo el mundo. A los mercados les preocupa que el virus tenga un grave impacto en una economía mundial ya débil. Estos temores no son infundados.

Las perspectivas para la economía mundial son cada día más sombrías. Los gobiernos están tirando de todo lo que tienen para enfrentarse a la situación. Pero se quedaron sin munición cuando combatieron la última crisis. No hay salida bajo el capitalismo.

La desconectada élite se reunió en Davos la pasada semana en su exclusiva juerga anual. Pero el ambiente entre los súper ricos y sus representantes es sombrío y pesimista, con su orden mundial liberal amenazado en todos los frentes.

Los temas de la reunión de este año del Foro Económico Mundial en los Alpes suizos muestran las ansiedades que asolan a la clase dominante. Los temas oficiales del evento del establishment incluyeron asuntos como: "economías más justas"; "cómo salvar el planeta"; "tecnología para el bien"; "el futuro del trabajo"; y "más allá de la geopolítica".

Despojándolos del eufemismo, esto se traduce en términos sencillos como: potenciales explosiones sociales por la desigualdad; crisis climática; dominio prepotente de los monopolios tecnológicos del Gran Hermano; contradicciones de la automatización bajo el capitalismo; y el choque entre imperialismos rivales y ruptura del statu quo.