Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del pasado 29 de abril, 1.600 millones de trabajadores del sector informal perderán el 60 por ciento de sus ingresos después de un mes de crisis. En los países más afectados, las tasas de pobreza entre los trabajadores informales aumentarán hasta un 84 por ciento. A medida que la crisis avanza, los trabajadores en situación de precariedad se enfrentan al desastre.

El FMI declaró a principios de abril que hemos entrado en la “peor crisis económica desde la Gran Depresión”. Ayer, su perspectiva fue confirmada tras la publicación de cifras por parte de los EEUU que mostraban una caída del 4,8%. Hoy, las cifras revelan una contracción del 3,8% en el primer trimestre en la Eurozona. La desastrosa gestión de la pandemia del coronavirus ha agudizado una crisis que ya se estaba gestando.

La pandemia que se extiende por todo el mundo ha desencadenado una recesión mundial. La clase dominante está tratando de encontrar los medios para amortiguar este golpe salvaje a la economía. En su desesperación, están rompiendo todas las reglas que han dirigido su política durante los últimos 80 años. El sistema capitalista se enfrenta a la peor crisis de su historia.

Con el desplazamiento del epicentro de la pandemia de coronavirus a Europa, la región se enfrenta ahora a su crisis más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Todos los pilares de la llamada integración europea se están derrumbando bajo una enorme presión.

Tras varias semanas de tira y afloja, se alcanzó un acuerdo precario sobre las ayudas a los países miembros de la UE que necesiten financiación extra para hacer frente a la crisis económica detonada por la epidemia de coronavirus. Los Estados dispondrán de hasta 540.000 millones de euros ¿Bajo qué condiciones? ¿Qué tiene que ver esto con  el Plan Marshall para Europa que exige Pedro Sánchez? ¿Es éste viable?

Las perspectivas para la economía mundial son cada día más sombrías. Los gobiernos están tirando de todo lo que tienen para enfrentarse a la situación. Pero se quedaron sin munición cuando combatieron la última crisis. No hay salida bajo el capitalismo.