Movimiento Obrero
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Las huelgas de verano desvelaron con meridiana claridad por una parte, la actitud inflexible de la empresa en sus propuestas de convenio: recortes salariales, incremento de jornada, más flexibilidad etc. En definitiva, sus propuestas habituales, con las amenazas también habituales de pérdida de nuestros empleos si no las aceptamos. Recortes de salarios y de derechos a pesar del gran incremento de la rentabilidad de la empresa como manifiestan las cifras que declaran.

Sus beneficios, cada año más importantes, son a costa del retroceso de nuestros salarios y condiciones de trabajo.

Por otra parte, las huelgas sirvieron para exponer con toda su crudeza la situación del Comité de Empresa. La actitud colaboracionista con la Dirección, de la mayoría del Comité, los Sindicatos UGT, CCOO, EKINTZA y PIM, chocó frontalmente con las necesidades de la mayoría de los trabajadores y condujo a las jornadas de huelgas seguidas masivamente.

La plantilla, después de un año y medio de negociaciones empantanadas y afectada por una inflación que reduce la capacidad adquisitiva y por el aumento de la flexibilidad (ya de por sí insoportable), decidió superando al Comité de empresa, apoyándose y empujando a aquellos sindicatos más sensibles a sus reivindicaciones ELA, LAB y ESK, recuperar la asamblea como centro de debate y decisión. Este protagonismo de la plantilla incrementó su confianza y puso en jaque a la dirección de la empresa.

Ahora, cuatro meses después de la huelga en Mercedes Benz-Vitoria y en vísperas de las Elecciones Sindicales, hablamos con un joven trabajador repasando su experiencia desde su entrada a la fábrica, la negociación del convenio que desencadenó la huelga y el ambiente previo a las elecciones cuyo resultado determinará la composición del Comité de Empresa para los próximos años.

Experiencia en la fábrica, nuestra vida laboral.

Empecé a trabajar hace unos años, en tareas de mantenimiento en la línea de producción. Me gustaba mi trabajo, me encontraba bien, se acababa de firmar el convenio colectivo, que no fue muy bueno que digamos porque se metió la 9ª hora (la posibilidad de alargar la jornada laboral a 9 horas diarias por turno), también trabajar los sábados y el turno de noche, firmados en convenios anteriores.

Me encontraba a gusto, pero no sé porqué, había unas directrices desde arriba que torcían el ambiente: trabajábamos muchas horas fuera del horario laboral que las disfrutábamos poniéndonos de acuerdo entre los compañeros, como profesionales que somos no dejábamos el puesto solo, pero nos pusieron pegas para acordar los descansos y se fue torciendo la ilusión por la actitud de los mandos y nuestra resistencia, y ya no vas a trabajar contento.

A los mandos no les gusta ponerse en la piel del trabajador, la empresa te dice, “tu vienes aquí a trabajar y cobras lo suficiente”, sin embargo todos tenemos familia, no les preocupa tu vida, amigos que atender, aficiones, etc.

Y claro, eso te va minando, lo compensa el apoyo de los compañeros, yo no me lo esperaba pero hay mucha gente buena, nos echábamos risas, creamos buen ambiente; pero los que están arriba y los encargados directos no lo quieren ver así, algunos maestros piensan que parte de la línea es suya o algo así, te lo dicen continuamente, te transmiten que ellos son imprescindibles, como si se pudiera prescindir de nosotros, los trabajadores!.

Desde que entré en la fábrica, la presión de los mandos para producir más no ha parado, es apretar, apretar y apretar para llegar a un capitalismo puro y duro, es lo que respiramos ahora dentro de la fábrica.

Según me cuentan los compañeros, a partir de la crisis de 2008, aumentaron mucho los ritmos de producción buscando la rentabilidad máxima; así el buen ambiente entre nosotros contrasta con la falta de empatía con la vida de los trabajadores por parte de la empresa.

En 2002 se produjo una inversión tecnológica muy importante para adaptarse al cambio de modelo de furgoneta que sale en 2004, entran en fábrica muchos trabajadores con perfil técnico y la introducción de tecnología fue enorme, por ejemplo, pasamos de 150 a 650 robots, y en el último modelo sin embargo, solo se han incorporado unos 100 robots más.

Esto se combinó con unos cursos que la empresa programó para todos los trabajadores, yo no lo entendía muy bien en aquellos años, sobre “sentido de pertenencia” para involucrarnos con el espíritu de empresa, estar orgullosos de nuestro trabajo y de pertenecer a esta empresa, etc. y en cierto modo se puede decir que lo lograron pero se ha ido perdiendo por su trato a la plantilla.

Explícanos la negociación del convenio y el ambiente previo a la huelga.

Por experiencia propia lo que he visto en esta fábrica es que los convenios, sólo lo llevaban los Sindicatos, lo dejábamos todo en sus manos, había críticas que sólo hablábamos en la cafetera y claro, eso no sale bien, si no lo acompañamos de lucha, normal que no salga bien.

Y creo que este año, en la negociación del convenio algo cambió, no se si porque en los últimos años ha entrado gente joven, o porque según se nos dice “no queremos trabajar”, no sé… Sí es cierto que partimos de unas condiciones que, por ejemplo, comparando con mi madre, ella no tenía. Ella comenzó su vida laboral desde abajo y fue mejorando con su trabajo, ha conseguido comprar una casa, un coche, ir de vacaciones en verano, etc; nosotros vamos al revés, hemos nacido con todo eso conseguido y vamos hacia abajo, nos dicen que no vamos a encontrar nada más ni mejor, juegan con ese miedo porque la gente ha estado en trabajos malos y cuando llega a Mercedes les parecen buenas condiciones.

No obstante, he visto que la plantilla se ha ido apartando de la idea de pertenencia, vas perdiendo la motivación, por ejemplo, en las PDM, que son incentivos económicos si haces propuestas de mejora para la producción, porque no encuentras sentido a cómo quieren hacerlo, entiendo que la empresa quiera obtener beneficios, pero la base productiva que somos nosotros no es tenida en cuenta.

Hablaba de todo esto con los compañeros, también de los problemas que tenemos en la línea y me daba cuenta de que esa actitud de la plantilla de que los convenios y demás son cosa de los Sindicatos iba cambiando; mi compañero con el que hablo cuando vamos al trabajo me decía antes de las huelgas: “eso es de ellos, a mí no me pidas más”, pero fuimos cambiando la postura, porque no sólo es de ellos, es sobre todo de nosotros, y si los trabajadores de la sección le decimos al Comité que no, tendrán que aceptarlo porque si no está haciendo mal su trabajo y tendrá que irse.

El día de la asamblea previa a las huelgas estuvimos hablando en el turno, llevábamos año y medio sin convenio, el ambiente estaba muy caldeado, nos preocupaban sobre todo las cuestiones sociales y las condiciones de vida, no sólo el salario.

Había una propuesta de movilización de los sindicatos que tienen mayoría en el comité y teníamos que aprovecharla, evitando que nos dividieran, no sé cómo se podían hacer tan mal las cosas y no ir juntos. Es cierto que los sindicatos del Comité tienen posturas ideológicas contrarias, pero había que aprovechar el momento para golpear juntos, ir a la huelga.

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¿Qué ambiente hubo después de la huelga, al volver de vacaciones?

En esta huelga hemos visto muchas cosas, por un lado, hay gente que su postura no te sorprende porque los vas viendo día a día y se retratan; pero sí he visto que nos hemos juntado más, diría que nos hemos hecho más humanos en el puesto de trabajo, no es sólo nuestro papel de trabajadores, sino que hemos estado luchando codo con codo y ahora nos sentimos más piña. Estamos muy orgullosos de ser conscientes de la fuerza real que tenemos.

Hay una cierta resignación cuando hemos vuelto al trabajo, es como si dijéramos, “eres mi jefe durante 8 horas, colócame donde quieras, pero no me pidas propuestas de mejora ni sentido de pertenencia…” El ambiente después de vacaciones ha sido de calma porque claro la empresa ya sabía lo que hacía, nos dio una retribución que sumada al convenio firmado, la paga extra de verano y el mes de vacaciones era una cantidad importante, ese caramelo ha ayudado a que los que estábamos enfadados lo tragáramos un poco mejor. La plantilla despertó con acontecimientos como las asambleas y la huelga, pero ahora parece que ha vuelto la calma.

El Comité de Empresa debería haber convocado una asamblea en septiembre para valorar lo que esta plantilla ha sido capaz de hacer en las huelgas y el resultado del referéndum, para mantener la confianza en nuestras fuerzas. Y los delegados sindicales deberían recorrer la fábrica, hablar con la gente en los puestos, en las líneas de producción para así mantener el pulso, la tensión, estar alerta, porque ¿quién iba a esperar el proceso de las huelgas este verano? Probablemente nadie, y sin embargo para dirigir con éxito una experiencia como esta hay que trabajarla y llevarla adelante con audacia. Ahora han despedido a una administrativa alegando amortización de puesto después de 20 años de trabajo y no se ha dado una respuesta contundente, no se ha planteado “esto es un ataque a todos”. Los sindicatos no pueden limitarse a aplicar lo que el Comité llama “protocolo antidespidos”: pancartas, pegatinas, manifestaciones…., ni decir “hemos denunciado y a ver qué dice el juzgado”.

Elecciones sindicales.

El 24 de Noviembre se celebran las elecciones sindicales, se elige al Comité de Empresa. Ahora tenemos la oportunidad para, a la luz de la experiencia de años y de malos convenios firmados por la mayoría sindical y sobre todo, las lecciones aprendidas en la huelga de julio, cambiar radicalmente la dirección del Comité.

¿Cómo se viven estas Elecciones?

Lo vivimos igual que antes de las huelgas, no es algo que hablemos mucho, pero obviamente todos iremos a votar y el resultado reflejará la situación que hemos vivido. Tanto para los sindicatos que nos han vendido, como para aquellos que no han tenido la valentía de mantenernos en activo como lo pedíamos a través de las asambleas.

El Comité que salga de estas elecciones tiene que recuperar la participación de los trabajadores por medio de las asambleas a celebrar dentro de la fábrica y en tiempo de trabajo, han sido decisivas para el éxito de la huelga.

El Comité debe respetar las decisiones democráticamente tomadas en la asamblea después del debate.

El Comité debe estar al lado de los trabajadores, recorrer los puestos de trabajo y hablar con nosotros e informarnos.

Y debe exigir la presencia de todos los Sindicatos en las Comisiones que se forman para la aplicación del convenio colectivo.

Los trabajadores de Mercedes Benz tenemos que aprender de las luchas de verano,

sacar la conclusiones organizativas y elegir el día 24 un Comité que definitivamente arrincone a los sindicatos que han sido el brazo de la Empresa en la plantilla, estas elecciones son un paso decisivo.

 

Corresponsal en Mercedes Benz. Vitoria-Gasteiz a 20 de Noviembre de 2022

 

 

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