Análisis Político
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Reblate_logoEl paso dado por la mayor parte de la dirección regional de IU en Andalucía de entrar a gobernar con el PSOE es muy importante: sería la primera vez en 30 años de autonomía andaluza que IU entraría al Gobierno andaluz. Esto necesita ser analizado cuidadosamente, pues este camino encierra muchísimos peligros.

Reblate_logoEn mi experiencia particular, después de haber asistido a varias reuniones de ámbito municipal y provincial donde todos los compañeros presentes hemos podido dar nuestra opinión sobre el posible pacto, lo que más me ha llamado la atención con diferencia, y más me ha preocupado, es cómo por parte de los respectivos ponentes nunca hubo una intervención, ni siquiera una somera reflexión de decenas de segundos, sobre la situación política y económica general, ni siquiera con vistas a los próximos meses, para evaluar el contexto general político nacional e internacional de la lucha de clases que va a golpear irremisiblemente la acción de nuestro quehacer como IU y del futuro Gobierno.

Empiezo entonces a esbozar algunos hechos y consideraciones generales que creo que son fundamentales a tener en cuenta.

El contexto general. Los trabajadores han comenzado a parar al PP

Los resultados de las elecciones regionales en Asturias y Andalucía, celebradas cuatro días antes de la histórica huelga general del pasado 29 de marzo, sin duda han estado directamente determinados por la situación general estatal que se ha desencadenado en los últimos meses.

Las elecciones en Andalucía y Asturias suponen el primer revés electoral del PP en los últimos tres años. De hecho, con los datos obtenidos en las elecciones generales del 20 de Noviembre, la derecha tenía mayoría absoluta en ambas comunidades. El vuelco en la intención de voto ocurrido en poco más de 100 días supone el giro negativo más brusco obtenido por un nuevo gobierno en los más de 30 años de reciente historia democrática española.

En lo concreto, en ambas comunidades el PP (o, en el caso de Asturias, los partidos que emanan de él) perdieron en torno a 5 puntos electorales con respecto a las elecciones generales del 20-N. Perdieron una mayoría absoluta que creían tener garantizada. En el caso de Andalucía, el apoyo de IU debe garantizar que no entre a gobernar el PP y, en el caso de Asturias, el presunto diputado “centrista” de UPyD deshará el empate entre izquierda y derecha. [i]

Una cosa importante a reseñar es que en estas elecciones regionales, después de tres elecciones seguidas en 10 meses (locales, regionales y generales), la participación se resintió, bajando en 10 puntos porcentuales. Siempre en todas las elecciones desde 1977, una baja participación electoral significó una victoria clara de los partidos de la derecha. Las elecciones del 25 de marzo son la primera excepción a esto para desesperación de algunos sociólogos que, a día de hoy, no entienden el porqué de tal comportamiento. En realidad, esa abstención evidencia sobre todo el comienzo del fin del pretendido ciclo de la derecha que tan solo ha durado meses; del hundimiento de las expectativas de millones de trabajadores más atrasados políticamente, frustrados anteriormente con el PSOE, que depositaron sus ilusiones el 20-N en que el PP iba a retornar al poder para crear empleo “mágicamente”, como en la época del boom inmobiliario.

Muchísima gente que votó PP le está dando vueltas a la cabeza, después de los presupuestos regresivos que éste presentó y, sobre todo, ante la contrarreforma laboral reaccionaria que intenta cercenar las conquistas sindicales más básicas, conseguidas durante la Transición. Tras los magníficos resultados para la clase trabajadora el 25 y 29 de marzo, tras los últimos y sucesivos ataques del PP (impulsados por el capital financiero internacional) el PP comienza a desplomarse: El País publicó un sondeo efectuado hace dos semanas que evidenciaba cómo desde enero el PP ha bajado en 8 puntos su intención electoral. El PSOE baja con respecto al 20 de noviembre hasta el 23% e IU sube hasta el 11’6%, su mayor porcentaje histórico. Con estos resultados, en unas hipotéticas elecciones generales, el PP perdería la mayoría absoluta e IU se dispararía por encima de los 20 diputados.

Esto coincide con lo que estamos viendo en la mayor parte de las Asambleas de IU en el último año, en nuestros barrios y pueblos: viejos compañeros que reverdecen y vuelven a la militancia, jóvenes que se acercan a IU o a la UJCE (Juventudes Comunistas) y, en general, un cada vez mayor creciente interés por colaborar y militar en IU por todo tipo de gente que nunca entró en política activa.

Lo más importante para el conjunto del movimiento obrero: hay una tendencia a la baja muy pronunciada para el Gobierno del PP, que se profundiza día a día. Si se realizase un sondeo hoy, después del nuevo recorte en sanidad y educación de los 10.000 millones, de la subida de las recetas, del brutal incremento de las tasas universitarias… probablemente el PP bajaría varios puntos más. Y esta tendencia va a seguir…

El descenso a los infiernos del PP

Los Presupuestos Generales del Estado que acaba de presentar Rajoy establecen que un porcentaje muy elevado de la reducción del déficit la fía el Gobierno a obtenerla mediante el incremento de los impuestos. Con la brutal nueva recesión en la que ya estamos inmersos, que según FUNCAS (el instituto de estudios de las cajas de ahorro) se va a profundizar más durante el resto de 2012 y 2013, la recaudación impositiva se va a desplomar. Los presupuestos están cuestionados por todos y, en primer lugar, por los expertos de la prensa económica internacional especializada: a los acreedores internacionales se les ha acabado la paciencia y esa es la explicación del incremento de la prima de riesgo española.

En las últimas semanas y días, el FMI, o el BCE, hablan públicamente del “problema español” y de qué hacer en concreto con los bancos españoles, cuyas cuentas y libros de caja falsean las pérdidas del derrumbe del negocio inmobiliario que, más tarde o más temprano, alguien tiene que pagar. La reforma financiera votada hace un par de meses con los votos del PSOE y PP ya se considera fracasada en este sentido. La banca internacional habla de necesidades de decenas de miles de millones de euros que necesitan arrojarse al agujero negro que representa la banca española. En realidad, nadie sabe la cantidad, solo es evidente que va en continuo aumento según la recesión incrementa la tendencia a la insolvencia de las familias, empresas, bancos españoles…, y finalmente del propio Estado.

Este es el contexto que ha situado a la economía española en el disparadero de la zona euro. Las presiones, en diferentes direcciones y sentidos, de los especuladores internacionales, el capital financiero europeo, la Comisión Europea y los principales capitalistas españoles han desbordado públicamente al Gobierno que anuncia en las próximas semanas “reformas” estructurales en la sanidad y educación. Rajoy dijo esta semana que las “reformas” no han hecho sino comenzar.

Vamos hacia unos nuevos Pactos de la Moncloa

En este contexto, no es una casualidad la aparición de editoriales la semana pasada de periódicos tales como El País, Cinco Días…, o del propio presidente del PP en Extremadura, Monagos, llamando a los dos grandes partidos (PP y PSOE) a restablecer la máxima unidad entre ellos en aras de una política de unidad nacional.

El 12 de abril se aprobó la Ley de Estabilidad en el Congreso con los votos a favor del PP, la derecha catalana de CiU y los demagogos reaccionarios supuestamente centristas de UPyD. Todos vimos a Rubalcaba, líder del PSOE, reclamar 24 horas más de negociación para “llegar a un acuerdo”. Al final, cuando los diputados del PSOE votaron en contra de dicha ley, explicitaron previamente que su diferencia fundamental residía en la consideración de lo que debía llamarse “déficit estructural”: el PP decía que era 0% del PIB y ellos 0’4% ¡Esa era su única diferencia para no votar la ley por la cual se pueden intervenir desde el Gobierno central comunidades y ayuntamientos que no controlen el déficit!

El fin de semana pasado se reunió el sanhedrín de los dirigentes del PP y Monagos se reafirmó en la necesidad de llegar a pactos nacionales con todas las fuerzas políticas: la consecuencia ha sido que en la siguiente semana Monagos ha estado de gira por todo el país, entrevistándose con todos los representantes de las diferentes fuerzas políticas que ha podido de cara a los previsibles y futuros Pactos de Estado.

Esta situación no hace sino confirmar los análisis que hemos planteado en anteriores artículos desde Lucha de Clases sobre la volatilidad actual y el poco margen que la crisis del capitalismo deja a los gobiernos, después de más de cuatro años de dura recesión. Siguiendo el ejemplo del gobierno húngaro o el de Papadimos, que a finales del año pasado, disfrutaban aparentemente de una gran aceptación popular, el PP ha enfocado ya el descenso claro hacia los infiernos, que se manifiesta, entre otros aspectos, en el creciente nerviosismo de sus dirigentes y en todo tipo de contradicciones internas que no harán sino acrecentarse.

Como bien vino a decir un apartado del manifiesto del Consejo Confederal de la UGT, cuando convocó la exitosa huelga del 29 de marzo, está en cuestión la legitimidad de un Gobierno como el del PP, que está realizando semanas después de ser elegido una política que no fue explicada a sus votantes.

Pero la legitimidad del PP está cuestionada aún más abiertamente por gente más allá de nuestras fronteras: la banca internacional, el FMI o el representante alemán en el BCE, que hablan de intervenir la banca española o al propio país. Los acontecimientos van tan rápido que, desde IU, deberíamos insistir en nuestra propaganda en este aspecto, como forma de dotar de un objetivo concreto, en nuestros sindicatos, en nuestros pueblos y barrios, en nuestros actos públicos, a la rebelión que está en ciernes por parte de sectores decisivos de la inmensa mayoría de la sociedad española, que no vamos a dejarnos someter a seguir siendo sangrados para salvar a los bancos y grandes empresarios españoles endeudados, fruto de su voraz especulación pasada.

La estrategia de la dirección del PSOE implica intentar utilizar a IU en Andalucía

El País caviló hace meses sobre la cantidad de liberados y cargos políticos que había perdido el PSOE, fruto de sus derrotas en las elecciones municipales y regionales de mayo: especulaban con una cifra en torno a los 3.000 liberados o más. A eso se sumó la derrota del 20 de noviembre, y todo el poder que se deriva de esto…

La conservación del poder en Andalucía era una cuestión muy importante para el aparato del PSOE y para su prestigio, no solo regional sino nacional. El enfrentamiento que hubo entre Griñán (antiguo ministro con Felipe González, actual Presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía) y Rubalcaba (Secretario General) en el Congreso Extraordinario de febrero, queda ahora diluido por la necesidad común de sobrevivir y remontar el vuelo tras su debacle el 20N de la que aún no se han recobrado.

Ahora bien, tanto Griñán como Rubalcaba son hombres de Estado que sucumbieron hace décadas bajo la dominación ideológica de la burguesía. Sirva la siguiente declaración de Griñán, realizada cuando accedió al cargo de Consejero de Economía en 2007 para dejar claro cuál es su norte político:

“…A mí me han contratado para llevar Economía y Hacienda y ahí el protagonismo nunca puede ser del responsable político. Es un error (…) Es la única cartera en la que hay que dejar que todo sea seguro, estable, previsible, meter poca política y dejar que sea, sobre todo, el sector privado el que funcione. A mí me han contratado para eso, si me contrataran para otra cosa, haría otra cosa…” (El País, 23-12-2007).

Llegado un momento determinado, y puede ser cuestión de meses de seguir en intensidad similar la evolución de la situación actual económica y política, la dirección del PSOE firmará los segundos Pactos de la Moncloa, o como se les quiera llamar, con todo lo que implica de aval para la estructural política que se ha marcado para salvar al capitalismo español, en la que ahora la dirección del PSOE pretende actuar de “policía bueno”, mientras le deja el papel de “policía malo” al PP.

La dirección del PSOE está ahora mismo en diálogo con Monagos y otros líderes del PP, mientras públicamente escenifican un pretendido giro y una demagógica defensa del estado del bienestar que ellos empezaron a demoler.

En este sentido, desde Lucha de Clases insistimos en que nuestro discurso, el de IU (y el lenguaje con el que transmitimos dicho discurso), está destinado, no a lograr el beneplácito de tal o cual dirigente del PSOE, como pasaba no hace mucho en el Parlamento estatal, sino a conectar con su base social histórica, con sus votantes que mayoritariamente son trabajadores como nosotros, con los que queremos dialogar y argumentar nuestras posiciones, a los que queremos explicar de una manera amistosa cómo sus dirigentes no fueron consecuentes con lo que prometieron, con ese “gobernaré para los más débiles” que dijo ZP en marzo de 2004. Con datos y argumentos, dejaremos en claro que la política que practicaron los dirigentes del PSOE, es la que allanó el camino a la Moncloa de Mariano Rajoy.

Evidentemente, en este sentido, consideraríamos un error histórico para IU repetir la experiencia de Extremadura del año pasado, cuando los parlamentarios de allí (contra el parecer de Cayo Lara y de la dirección federal) posibilitaron conscientemente que el PP llegase al poder ¿Qué consiguieron cambiar en los hechos en ese tiempo? ¿Mejoró la sanidad, educación, ayudas sociales, situación de la vivienda… para los trabajadores extremeños? En absoluto. En cambio, se ha impedido que los votantes socialistas de allí (y de otras zonas del Estado en menor medida) nos vean como el campeón en la lucha contra el partido que controlan directamente los capitalistas españoles, el PP. Vaticinamos que en las futuras elecciones que tengan lugar en Extremadura, IU subirá allí menos que en otras zonas del Estado.

‎IU, en la investidura del nuevo Gobierno andaluz, no debe permitir que acceda al poder el PP, el partido que en los hechos ha atacado, y va a atacar más aún, las conquistas sociales de la clase trabajadora con la mayor virulencia que jamás ha sido vista.

La cuestión es ¿Qué hacer después? Desde Lucha de Clases abogamos por no entrar en el Gobierno con el PSOE de Griñán y Rubalcaba. Lo hemos explicado antes:

- No vamos a pactar el reparto del poder institucional con la dirección del PSOE, que está practicando una política de recortes.

- Plantearemos nuestro programa y lo someteremos a votación, iniciativa tras iniciativa, comprometiendo públicamente al PSOE.

- Votaremos las propuestas positivas para la inmensa mayoría que promueva el PSOE y criticaremos desde una posición de independencia cualquier tipo de recorte o política regresiva que realice.

- Sobre todo, movilizaremos siempre en los barrios y pueblos ante cada retroceso que plantee el PSOE, buscando generar la mayor alianza social de las organizaciones barriales, de clase y de izquierdas, apelando de manera amistosa a la base electoral del PSOE a movilizarse con nosotros.

Creemos que esta es la política más consecuente: somos los campeones en la lucha contra la derecha y nos desmarcamos de los ajustes que Griñán desde siempre se comprometió a realizar para alcanzar los objetivos del déficit. Esa no es nuestra política. En el contexto actual, cuando ahora los trabajadores ven al PP como su enemigo más directo, a Griñán le puede salvar el recurso a la demagogia. Pero nosotros, en IU, debemos aspirar a explicar a los trabajadores con la mejor pedagogía posible y, sobre todo, EN LOS HECHOS, que IU “no se pringa” de ninguna manera con los recortes.

El máximo peligro del pacto con el PSOE es que el “alma institucionalista” que existe actualmente en la política de IU, absolutamente exagerada y desproporcionada, se va a retroalimentar mucho más frente al “alma combativa”.

De hecho, la revelación del censo real de militantes existente en la organización, 6.000 militantes en Andalucía, evidencia una muy débil organización en la región de todo el Estado donde IU tenía más fuerza organizada en los pueblos del interior. La militancia existente en las ciudades, sencillamente, es bajísima, lo que no se corresponde con el creciente interés por la política existente en la sociedad ni con el incremento en votos de IU.

Esos compromisos de Griñán con el ajuste del déficit, ahora lo serían de IU en nombre del "realismo".

Precisamente cuando ahora hay una posibilidad de mayor afluencia de potenciales militantes; cuando vemos la necesidad de fortalecer las débiles estructuras que tenemos en el ámbito sindical, que deberían ser baluartes frente al decisivo recrudecimiento de la lucha de clases que tenemos por delante; cuando se necesita una mucho mayor implicación de la dirección para organizar nuestras fuerzas, …, conscientemente, con todos estos datos encima de la mesa, la dirección regional pretende detraer decenas de cuadros y dirigentes de la federación regional para cogobernar en Andalucía y fijar aún más su atención en un servicio institucional bastante cuestionable, pues la propia Junta va a despedir a miles de trabajadores.

En otro mucho más breve artículo examinaremos el pacto de Gobierno alcanzado, un pacto basado en palabras y declaraciones durante más de 70 páginas, que no va acompañado de ninguna memoria económica. Un pacto que se da días después de que Griñán dejase en claro que los presupuestos que aprobó a principios de diciembre pasado (antes de que Rajoy realizase ningún ajuste) sufrirán una quita de casi 2.700 millones de euros (un 8’4% menos de ingresos, pero sobre todo de gastos para el 2012). Todo ello, independientemente de casi el 2% de PIB regional que Griñán se comprometió públicamente a reducir del déficit regional (también antes de que el Gobierno central le impusiera ningún recorte específico): estamos hablando de más de 5.000 millones de euros.

Es decir, se diga lo que se diga, con el vicepresidente de la Junta y tres consejerías que todo el mundo interesadamente nos están vendiendo que IU ya tenemos (¿A qué viene tanto interés?), los trabajadores y trabajadoras andaluces vamos a tener menos trabajo dentro de un año (y de dos, y de tres…), vamos a tener una peor educación, una peor sanidad…, todo ello mientras el PP permanezca en el poder…

¿No debemos dedicar lo fundamental de nuestras energías a desalojar al PP del poder cuanto antes? ¿No es ese nuestro mejor ejercicio de responsabilidad para con el conjunto de la clase trabajadora? ¿No debemos llamar al orden amistosamente a algunos buenos y útiles compañeros sobre lo embebidos e inmersos que están en la política institucional?

En los hechos, esto demuestra un gran error de valoración política sobre los procesos políticos y económicos que tenemos por delante y que nos van a estallar en breve plazo. El aparato institucional se fortalecerá de manera desproporcionada teniendo en cuenta la débil militancia existente, lo cual ya de por sí es motivo suficiente para cuestionarse abiertamente el entrar a gestionar el aparato monstruoso de la Junta, edificado durante 30 años por el PSOE, que amenaza con devorar a decenas de compañeros que serán muy valiosos para IU y la clase trabajadora en otras funciones. Esto lo podemos explicar perfectamente, sin ningún sonrojo, delante de cualquier reunión de vecinos o Asamblea de trabajadores.

La postura de Alberto Garzón

El compañero Alberto Garzón explicó en su blog su opinión sobre este último aspecto, que se asemeja a lo que explicábamos más arriba:

“…En lo que se refiere al juego parlamentario IU tiene tres opciones generales. La primera, abstenerse en la sesión de investidura y dejar así que gobierne la lista más votada (el PP). La segunda, pactar una coalición de gobierno con el PSOE. La tercera, apoyar la investidura del PSOE y pasar a la oposición, dejando de ese modo un gobierno en minoría. Cada una de esas opciones generales está llena de matices y dependen de muchas variables que habría que introducir en el análisis. No obstante, yo impugno que el debate tenga que centrarse en la toma de esta decisión concreta.

“La estrategia de superar el capitalismo

“Una formación como IU no debería aceptar que le domine la lógica cortoplacista ni el pensamiento simplista, le presione quien le presione. Más al contrario, la política de IU debería estar marcada por una clara estrategia política que tenga como fin la superación del sistema económico capitalista (…)

“Estamos sufriendo una crisis del sistema económico que no es ni azarosa ni temporal. Es una crisis sistémica que se traduce en un incremento de la pobreza, desigualdad, desempleo y en una extensión de la miseria y la frustración social. Se da esta crisis tras décadas de dominio cultural del neoliberalismo, lo que supone el reconocimiento también de la necesidad de recuperar la hegemonía cultural. El escenario futuro previsible es de un incremento de la rabia popular y de la necesidad de encontrar referentes ideológicos, teóricos y políticos que puedan ofrecer soluciones y alternativas a una situación dramática que alcanza el ámbito social pero también el ecológico.

“En ese marco, yo he insistido en que el propósito de IU tiene que ser dominar el espacio ideológico y construir esa base social que permita superar el sistema económico. Una base social que es fundamental para ser firmes en un proceso de transición económica. No hay gobierno de izquierda transformadora que sea posible sin la base social suficiente.

“Por lo tanto, la estrategia de IU se desenvolvería más en la acción en la calle y en el tejido social que en las instituciones. Las instituciones tienen aquí un papel de altavoz y de resistencia, pero la construcción se mantiene en la calle…”.

Llegados a este punto, cuando algunos compañeros utilizamos las expresiones “revolución”, “capitalismo” o “socialismo”, mi experiencia en Málaga es que algunos de los compañeros que defienden el pacto nos responden con expresiones sobre el “infantilismo izquierdista”, “la necesidad de realismo”, “tener sentido de la responsabilidad”… La verdad es que en varias de las reuniones a las que asistí no pude dejar de acordarme, no sin cierto sonrojo, de cuando se produjo la división en CCOO entre oficialistas y críticos, pues con estas expresiones se referían los “partidarios del pacto” entonces a Marcelino Camacho, Agustín Moreno y a otros compañeros.

Tras las elecciones del 20N, el compañero Alberto Garzón reprodujo en su blog otras ideas muy interesantes sobre las que no solo merece la pena reflexionar, sino extraer conclusiones prácticas:

“…La gente de izquierdas debemos entender la política institucional y las elecciones como un simple instrumento más, y no como un fin en sí mismo. Por eso debemos seguir trabajando en crear y fortalecer la base social que permita la superación del sistema, y donde las elecciones se convierten en elementos importantes pero secundarios. Sin duda habrá muchísimos obstáculos y no será fácil, pero estoy convencido de que es el camino adecuado para la izquierda.

Porque la izquierda tiene que tener una visión estratégica. Tenemos cuatro y hasta ocho años por delante en los que afrontaremos un empeoramiento de la crisis, resultado de esas políticas de recortes, y un crecimiento espectacular de la frustración social en la calle. La tarea de la izquierda es la de canalizar esa frustración y convertirla en un elemento positivo que lleve a la superación del sistema político, avanzando en una democracia radical y profunda, y del sistema económico, convirtiendo a la economía en esclava de las necesidades humanas. Ese es, en mi opinión, el objetivo que debe marcarse la izquierda”.



[i] En Andalucía el PP pierde 5 puntos en 4 meses, desde las generales del 20 de noviembre. UPyD, el partido “de centro”, pierde punto y medio en una batalla que en Andalucía ha sido vista por la inmensa mayoría de la sociedad como una batalla muy polarizada de la izquierda para evitar por primera vez en la historia que la derecha pudiera conquistar Andalucía. El PP consigue 50 escaños; el PSOE se queda en 47, pero remonta casi 3 puntos electorales con respecto a las generales del 20-N; IU sube más de tres puntos con respecto a entonces (cuando ya subió) y dobla escaños en el parlamento regional hasta alcanzar los 12.

En Asturias, la suma de la derecha (PP más FAC del ex ministro Álvarez Cascos, antiguo ministro del PP), pierde también casi 5 puntos. En este caso, UPyD (que baja casi dos décimas con respecto a noviembre) consigue un escaño, beneficiándose de la abultada abundancia de escaños en un parlamento regional de una sola provincia.

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