Análisis Político
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Este artículo fue escrito antes de las medidas sociales anunciadas por Pedro Sánchez en el debate del estado de la nación. A falta de comprobar el impacto y la aplicación real de dichas medidas, cierto es que tal anuncio tuvo lugar tras el escepticismo constatado en las familias obreras hacia la gestión del gobierno “progresista” tras incontables anuncios de medidas sociales similares realizados en estos años. He aquí nuestras conclusiones.

El pasado 4 de julio el barómetro de 40dB para EL PAÍS y la SER proporcionó datos “aparentemente” contradictorios acerca de la valoración por parte de la población de las últimas medidas del gobierno Sánchez.

Periódicos como El País y en general los medios de comunicación de masas (radio, tv y revistas) se han regodeado sobre las encuestas electorales de estos días que por primera vez en años dan una mayoría al PP y sobre el hecho –aparentemente contradictorio-  de que sean las capas sociales más pobres las que están abandonando en masa a Sánchez.

Así comentaba la noticia El Pais:

“El Gobierno anda a la búsqueda de una explicación de por qué los ciudadanos no valoran la panoplia de medidas puestas en marcha para aliviar las consecuencias de la pandemia primero y ahora de la guerra de Ucrania. Son decisiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos, como las subidas del salario mínimo y de las pensiones, los ERTE, la reforma laboral o el ingreso mínimo vital, sin que aparentemente hayan contribuido a mejorar la imagen del Ejecutivo. El barómetro de julio de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER ―cuyos datos internos pueden consultarse en las webs de ambos medios― añade más motivos a la perplejidad del Gobierno: sus medidas suscitan más rechazo que aprobación, además de una amplia indiferencia.”

En el sondeo solo uno de cada cuatro entrevistados (24,6%) considera positivas las medidas que está tomando el Gobierno, mientras un 38,1% las tilda de negativas y un 31,6% no sabe qué responder.

El sondeo ha intentado relacionar las respuestas con la situación económica de los encuestados, y la valoración de las medidas desciende según se baja en esta escala. Los que dicen que “no llegan a fin de mes”, y aprueban las decisiones del Ejecutivo no superan el 18%. !Incluso entre los votantes de PSOE y Unidas Podemos las medidas suscitan entusiasmo solo en la mitad de los encuestados!

La gran preocupación de los españoles, según la encuesta, es el alza de precios que ha superado al paro, tradicional líder en esa clasificación en los últimos años.

Las simpatías hacia el Gobierno disminuyen según se desciende en la escala de la situación financiera de los encuestados. PSOE y PP están prácticamente empatados entre los que dicen que todavía ahorran. Pero el PP cobra ventaja entre los que llegan con apuros a fin de mes (23,8% frente a 18,3%) y los que no llegan en ningún caso (18,8% frente a 14,8%). En este último sector es donde Vox cosecha su mejor resultado, un 12,6% de apoyo, casi el doble del 7,7% de Unidas Podemos. Además es la parte del electorado donde una mayor fracción de los entrevistados responde que no tiene ninguna opción política, un 30%.

Cómo se puede leer una encuesta

No creemos que la encuesta esté manipulada. Quién haya vivido en el Estado español en estos años no se puede sorprender. Lo necesario es entender correctamente el resultado. La burguesía y sus hombres en los partidos y medios de comunicación… se han apresurado a decir que los datos demuestran cómo “la izquierda” no atrae a los explotados. Nosotros tenemos una explicación diferente, menos simplista.

Este sondeo… como las elecciones autonómicas en Galicia, Cataluña y País Vasco, las de Madrid, Castilla y León hasta las de Andalucía, ha fotografiado perfectamente la desilusión y la cada vez mayor falta de confianza de que el “gobierno más progresista de la historia” pueda cambiar efectivamente las condiciones de vida de los explotados.  Cuando Unidas Podemos planteó la entrada en el gobierno como el único modo de contar “donde se toman las decisiones” y por ello influir de verdad en las mismas a favor de los explotados, dijimos claramente que era radicalmente equivocado y que llevaría a la crisis de la coalición y más tarde del gobierno permitiendo la recuperación de los partidos burgueses.

Propusimos en su momento que UP apoyase -sin entrar en él- la formación del gobierno Sánchez, manteniendo con esta medida generosa una absoluta independencia para proponer y criticar desde las fábricas, las calles y el parlamento las medidas y las leyes más adecuadas para defender a las trabajadores y a sus familias, que – no lo olvidemos – somos la inmensa mayoría de la población.

Una actitud paciente, militante explicando en cada momento el apoyo o la crítica a cada medida del gobierno hubiese permitido que UP se convirtiese en el polo de referencia para todos los que se hubiesen sentido defraudados en sus esperanzas en Sánchez.

Conciencia política y lucha de clases

La conciencia política, es decir la comprensión de cuáles son las causas y las posibles soluciones para los propios problemas, no discurre por líneas rectas. Las personas cambian. Y cambian  en un sentido o en otro en base a su experiencia. Ideas y métodos de lucha que no habían defendido nunca les pueden entusiasmar en un momento dado. Y también pueden caer en el derrotismo y la desesperación cuando ven que ellos mismos y en particular sus organizaciones no se muestran  a la altura de las tareas que la historia les obliga a enfrentar. Las mismas personas pueden pasar de apoyar propuestas revolucionarias a reaccionarias y viceversa… pero nada de esto sucede por casualidad.

Obviamente estos cambios son mucho menores entre los explotadores. Quien es consciente del papel que juega en la sociedad, de cómo sus status y privilegios dependen del mantenimiento de las injusticias, raramente cambiará sus ideas políticas. Sus ideas justificarán, usando cualquier excusa (la religión, el racismo, la “teoría” económica…) esta sociedad y lucharán  activamente contra los que proponen cambios revolucionarios.

Nos interesan mucho más los cambios en la conciencia de esa inmensa mayoría de la población que no explota el trabajo ajeno, que vive de un salario y que a pesar de ello en muchas ocasiones no son conscientes de su lugar e intereses en el sistema.

Esa mayoría social, puede convertirse en mayoría activa políticamente y luchar con éxito por sus reales intereses solo si, a través de su experiencia, los identifica y entiende en consecuencia que movilizarse activamente es necesario para defenderlos. Los partidos políticos y sindicatos obreros nacieron en el siglo XIX con este objetivo. Pero como hemos visto en 170 años de experiencia, escribir algo en un programa electoral y cumplirlo son dos cosas diferentes.

Y todas las reivindicaciones no son iguales. Defender el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, con ser un derecho democrático necesario que defendemos,  no tiene el mismo valor, en la construcción de la conciencia revolucionaria, que organizar a la clase para defender el derecho a la casa, a la salud, a la educación o a las pensiones públicas. La sociedad actual, incluso en los países más ricos, niega a la mayoría de la población un futuro decente.  Derechos conquistados con la sangre de nuestros padres y abuelos, se dice que no pueden ser mantenidos hoy (¡a pesar de que la riqueza producida es absolutamente mayor que hace 40 años!). Cuando los partidos “de izquierda” se concentran fundamentalmente en los derechos individuales e ignoran las cuestiones centrales que diferencian una vida decente de  la supervivencia están creando las condiciones para que las ideas reaccionarias entren en las mentes de los explotados. Lo hemos visto en Francia, en los EEUU y aquí en estos años.

Una escala móvil precios/salarios

En estos momentos millones de personas ven con pavor como la inflación supera el 10%. Haber aumentado el salario mínimo a más de 1000 € sirve a poco cuando el poder de compra de los salarios se está reduciendo más del 10%… desde hace ya varios meses. Ante esta hecatombe… el PP y Vox lo tienen claro: ! todo culpa de Sánchez! Ante esto no vale aducir que la inflación es generalizada en toda Europa. Los partidos obreros no pueden intentar defender el sistema capitalista porque están al gobierno. Su estrella polar son (o deben ser) los intereses de los trabajadores. El movimiento obrero tiene una reivindicación eficaz al respecto: ¡Escala móvil precios/salarios! Una campaña estatal y europea encontraría el entusiasmo de decenas de millones de trabajadores y de sus familias. Los precios están creciendo desde hace casi un año. Los de la energía, ayudados por la guerra en Ucrania, se han multiplicado varias veces en estos meses. Los salarios no han sido la causa de todo ello. Pero la patronal en todos los países sí quiere que sean los salarios los que deben pagar la cuenta. La desfachatez de esta gente es injuriosa. Sus medios de comunicación dan por descontado que sea “normal” el aumento de las tarifas de gas o el precio de la gasolina visto que… aumentan en origen. Se mantiene absolutamente oscuro el modo concreto de construcción de los precios, visto que la especulación financiera (que otra cosa es el mercado de “futuros”) es la base del mismo. Pero con la misma seguridad con que justifican estos aumentos niegan el derecho de quién vive de un salario a defender su poder adquisitivo. ¡La ley del embudo!

La conciencia revolucionaria se construye cada día en las fábricas, los barrios y las escuelas

El PSOE ha demostrado en décadas, y en estos meses aplaudiendo la guerra de la OTAN contra Rusia, qué piensa sobre las condiciones de vida de quien dice querer representar. Quien desee proponer una alternativa a este “reformismo sin reformas” debe comenzar por diferenciarse claramente. Y cuándo y cómo hacerlo es decisivo. Cuando Podemos en febrero de 2015 se puso en los sondeos por delante del PSOE ¿qué estaba detrás de estos datos?. La esperanza de millones de que finalmente existiese una alternativa al modo en el que el PSOE había usado los votos obreros para llevar adelante políticas contra nuestra clase. Pero esta esperanza necesitaba de bases sólidas sobre las que cimentarse. De lo contrario se habría esfumado como en efecto sucedió. ¿Que se hubiera podido hacer y no se hizo? En un momento dado, que no duró más de algunos meses, centenares de miles de activistas estaban dispuestos a militar en Podemos. Los sondeos y los resultados electorales eran coherentes con este estado de ánimo. Podemos era mayoría en el Pais Vasco, en Cataluña y en las principales ciudades del Estado.

Todo ello se le subió a la cabeza a una camarilla organizada alrededor de Iglesias, que no dudó ya en el primer congreso de Podemos en definir claramente qué tipo de partido no quería: uno dónde las bases discuten, preparan y organizan la actividad, las consignas y las luchas.

Un partido que contase efectivamente con centenares de miles de activistas, con grupos organizados en fábricas, barrios y universidades hubiese sido un enorme instrumento de transformación social, pero también mucho más difícil de controlar por una burocracia que se estaba formando rápidamente.

En Vista Alegre se acabó con estas posibilidades. El declive comenzó y cada vez más rápido. Cuando UP entró en el gobierno Sánchez, después de dos convocatorias electorales en pocos meses, el declive era evidente.

Los partidos de la burguesía estaban divididos (PP, Ciudadanos y Vox) pero muy conscientes de cuáles eran los intereses en juego. La aparición de Ciudadanos y Vox, en realidad escisiones del PP en los dos casos, servía para diversificar la oferta electoral en un momento de horas bajas del partido histórico (el PP), pero como hemos visto en pocos años, la gran parte del personal político y de los votantes de Ciudadanos no tienen problemas en desandar el camino y volver al redil. Y mañana algo parecido podría suceder con VOX y en parte ha sucedido ya en Andalucía. ¿Porqué estos vasos comunicantes? !Porque en las cuestiones fundamentales de clase no hay diferencias entre estos partidos! Y su electorado lo sabe… por ello pasa de uno a otro en la urna sin dificultad.

Por el contrario en el campo de la izquierda las cosas son muy diferentes. No se trata de defender prejuicios, banderas y lugares comunes. Es necesario responder de forma inteligente y combativa a los nuevos retos de la crisis capitalista y demostrar en la práctica, que se es portador de una propuesta alternativa a este modelo de sociedad. Y por ello cuanto más grave es la crisis menos se valoran los paños calientes, que evidentemente son insuficientes y por ello una buena parte de la población que objetivamente debería apoyar a la izquierda… o se abstiene o incluso vota a partidos reaccionarios. En la confusión desesperada todo es posible.

Volviendo a los datos de este sondeo lo más importante para un revolucionario es que un buen tercio de los más explotados no tenga claro a quién votar. Y que al mismo tiempo, apenas en las fábricas se dan las mínimas condiciones, se exprese una capacidad de lucha enorme (come hemos visto en el metal de Cádiz hace unos meses y ahora en Mercedes Vitoria).

!Preparar una alternativa revolucionaria!

El “gobierno más progresista de la historia” está en horas bajas. Sánchez promete ahora hacer fijos a 65.000 sanitarios. !Migajas! El derecho a una sanidad pública, gratuita y de calidad es un tema central, en particular con la pirámide demográfica que tenemos. Defender este derecho uniendo en las luchas los sanitarios y el resto de la población, combatiendo la privatización y exigiendo el control de sanitarios y ciudadanía sobre la calidad, los salarios, las condiciones de trabajo y las inversiones a realizar es muy difícil, pero es el único modo efectivo de demostrar en la realidad qué nos diferencia de la patronal y sus partidos y como debería ser la sociedad por la que luchamos.

Obviamente es más fácil participar en un debate en TV o escribir tuits que comentan la realidad, en lugar de luchar por transformarla. Es más fácil, pero nos ha llevado a dónde hoy nos encontramos. La vida sigue. Hay que aprender de las lecciones de estos 11 años. El 15 mayo del 2011 vimos el inicio del movimiento de los indignados. Podemos se postuló como su expresión política. Hay que hacer un balance de todo ello. Y la primera lección es que no basta con indignarse. Si a la indignación no sigue la elaboración de un programa y la lucha consciente por el mismo todo se evapora… porque señalar el problema no basta. Hay que demostrar en las calles y en las fábricas que se están construyendo las fuerzas para resolver estos problemas gigantescos.

La humanidad en lugar de enfrentarse de forma coordinada a las consecuencias del cambio climático, al hambre y a las injusticias… ve como los capitalistas que dominan en el llamado “Occidente” la quiere usar como carne de cañón para combatir a otros capitalistas emergentes, que después de un siglo de dominio de los EE.UU. se postulan como hegemónicos en el futuro próximo. El Estado español, como vasallo que es de los EEUU, acude a la llamada. La misma lógica está detrás de  la privatización de la sanidad, del ataque a las pensiones, de los bajos salarios. La lógica del capital, que es consciente de cómo su riqueza depende de exprimir al resto de la población. Hay que oponerse con todas las consecuencias. Es una cuestión de vida o muerte. Hay que  recuperar las tradiciones de nuestros padres y abuelos, debemos explicar pacientemente la necesidad de transformar la sociedad, mientras se construyen las fuerzas políticas y sociales para hacerlo posible.

 

Imagen de portada: GN Diario

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