La muerte de Freddie Gray en Baltimore, Maryland, es sólo el último de una serie de asesinatos de hombres negros a manos de la policía que han alcanzado los titulares de la prensa nacional. Pero parece que puede marcar el final del reflujo nacional del movimiento #BlackLivesMatter (#LasVidasNegrasImportan). En la medida que las cosas van a ir caldeándose en los próximos meses, hay que hacerse una pregunta importante: ¿cuál es el camino que debe seguir el movimiento?

El 21 de marzo, miles de estudiantes se manifestaron en las calles de Montreal para protestar contra las políticas de austeridad. La manifestación fue parte del movimiento anti-austeridad, "Primavera 2015", organizada por varias asociaciones de estudiantiles. El lunes 23 de marzo se inició oficialmente la huelga estudiantil, en la que participaron más de 50.000 estudiantes y está previsto que continúe durante las próximas dos semanas, previas a la gran manifestación que tendrá lugar el 2 de abril.

Cerca de tres  meses después de la muerte de Michael Brown, un joven negro desarmado de 18 años de edad, Darren Wilson, el agente de policía que le disparó varias veces a pesar de que Brown había levantado los brazos en señal de rendición, permanece libre y seguramente en la clandestinidad. La región de St. Louis se encuentra tensa a la espera de la decisión del gran jurado sobre si debe o no presentar cargos en contra de Wilson. El crimen de Brown ha llamado la atención sobre el hecho escalofriante de que un promedio de dos hombres negros son asesinados por la policía cada semana en los Estados Unidos.

El lado oscuro de aquella “esperanza en la que podemos confiar” de Obama ha salido a la luz nítidamente. Los asesinatos extrajudiciales de Michael Brown, Eric Garner y de Tamir Rice, de tan sólo 12 años de edad, todos ellos ciudadanos negros desarmados, ha desatado una tormenta de protestas y de indignación en una escala que los EEUU no veían desde hacía años.

Hay una gran cantidad de actividad y murmullo alrededor de la lucha por elevar el salario mínimo en los Estados Unidos. Aquí proporcionamos un artículo escrito por Tom Trottier de Socialist Appeal de EEUU, que explica el papel de los salarios bajo el capitalismo y lo que realmente se ha logrado hasta hoy.

Primero fue el escándalo provocado por Chelsea Manning y Julian Assange, sobre los escalofriantes crímenes de guerra de EE.UU. en Irak y Afganistán y la cínica conducta de la diplomacia norteamericana. Después, vinieron las revelaciones de Edward Snowden sobre la recopilación masiva de información ejercida por la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional del gobierno de EE.UU.): supimos que todo lo que hemos leído, escrito, o hablado por teléfono o Internet en la última década o más, se ha registrado y archivado y puede recuperarse a discreción. Se les tildó de enemigos de Estado, de traidores, y se les amenazó con la pena de muerte, los tres o se encuentran en prisión o se han visto forzados a esconderse o exiliarse. Ahora, el gobierno de EE.UU., en una cínica maniobra pre-electoral, está sacando los trapos sucios a relucir hipócritamente, corroborando estas revelaciones, y otras depravaciones aún mayores del gobierno.

El asesinato de un joven de 18 años desarmado, Michael Brown, seguido por la disolución de una marcha de protesta por la policía antidisturbios con perros, ha dado rienda suelta a la ira y la frustración de la juventud negra en el hasta ahora tranquilo suburbio obrero de Ferguson en St. Louis, que fue testigo de una noche de saqueos y vandalismo. Estos acontecimientos, sobre todo, demuestran que hay enormes presiones acumulándose en la sociedad de Estados Unidos, apenas a una pulgada por debajo de la superficie.