La crisis sanitaria generada por la epidemia del coronavirus COVID-19 ha puesto el planeta patas arriba y alterado la vida cotidiana de cientos de millones de personas, particularmente en los países capitalistas desarrollados y China, origen de la infección. Cierre de extensas áreas geográficas y de ciudades, suspensión de clases en todos los niveles de la enseñanza, limitaciones a la actividad laboral en numerosos sectores, prohibición gubernativa de reuniones masivas y de manifestaciones, reducción significativa de la vida social y cultural, entre otras, son las consecuencias de una epidemia que afecta a más de 130.000 personas en todo el mundo y que ha dejado hasta el momento cerca de 5.000 muertos, la gran mayoría personas de edad avanzada con patologías previas.

Hoy, mañana y toda la semana nos despertamos con el minuto a minuto de la crisis del SARS-Cov-2, comúnmente llamado Coronavirus. La población se encuentra en un estado de histeria colectiva que se alimenta cada día que pasa, navegando entre la realidad y los cientos de bulos y noticias falsas que se filtran. 

La derecha vuelve a atacar a la Educación Pública a través de una batalla ideológica que pretende limitar el derecho a la educación, que tantas luchas ha costado a la clase trabajadora, para llevarnos de nuevo a las cavernas.

El movimiento Pensionista de Euskal Herria nos cruzamos por tercer año consecutivo con la conmemoración de aquel 3 de Marzo de 1976. Los que estamos manifestándonos más de 100 lunes somos precisamente los que estuvimos en aquellas luchas. Resulta evidente el nexo entre aquella realidad política y social de la Transición y la realidad económica y política actual. Se puede afirmar sin exagerar que el “Contrato Social” y el “Derecho del Trabajo” a día de hoy han quedado prácticamente rotos o bien son papel mojado.

EDITORIAL DE "LUCHA DE CLASES" Nº 63 - Por primera vez tenemos un gobierno de coalición de izquierdas, tras la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno por apenas dos votos de diferencia. Esto es una expresión de la polarización extrema y del profundo abismo que separa hoy a la izquierda y a la derecha españolas, de un alcance no visto desde la II República.

Uno de los aspectos centrales de la investidura de Pedro Sánchez fue el acuerdo al que llegaron PSOE y ERC para encauzar el conflicto catalán y avanzar en su resolución. La derecha ha organizado un tremendo alboroto sobre esto. Pero si se analiza en detalle, este acuerdo no compromete a nada en concreto. Simplemente califica de “político” el conflicto, lo cual es una obviedad y sirve como una concesión al independentismo, y establece la creación de una “mesa de diálogo” entre los gobiernos español y catalán, para acordar una serie de conclusiones y propuestas que serán sometidas a consulta entre la población catalana.

La investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno abrirá paso al primer gobierno de coalición en España desde 1936. Entonces, como hoy, también era un gobierno de izquierdas. Sánchez fue elegido de la manera más agónica imaginable, con apenas dos votos de diferencia. Esto es una expresión de la polarización extrema y del profundo abismo que separa hoy a la izquierda y a la derecha españolas, de un alcance no visto, precisamente, desde la II República, a la que se hicieron numerosas referencias durante el debate de investidura. Y eso no fue una casualidad.