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Del 15 de mayo de 2011 al 22 de marzo de 2014 no han pasado ni siquiera tres años, pero para la lucha de clases en el Estado Español parece que hubiera pasado una década: la gran huelga minera, las dos huelgas generales de 2012, el auge del movimiento contra los desahucios, las Mareas en defensa de los servicios públicos, las huelgas indefinidas contra cierres de empresas y privatizaciones, el levantamiento de Gamonal… Una amplia gama de movilizaciones y formas de lucha que han cristalizado finalmente en las Marchas de la Dignidad, con las que el movimiento ha alcanzado un nivel superior.

anarquismoÉste texto es la introducción a una nueva colección de escritos sobre el anarquismo de varios autores (Plekhanov, Engels, Lenin, Trotsky, el propio Alan Woods y otros] editada en Estados Unidos por Wellred con el fin de contribuir al debate que se ha abierto entre sectores amplios de la juventud que han participado en el movimiento de protesta “Ocupa Wall St” (OccupyWallSt). Aunque Alan Woods, al responder a las ideas del anarquismo, utiliza muchos ejemplos específicos de ese movimiento y de los EEUU, pensamos que el texto tiene una relevancia que va más alla. (Publicado originalmente en el número 6 de la revista América Socialista.)

Tras la derrota de la Comuna de París, diversas tendencias ultraizquierdistas y oportunistas emergieron dentro de la Primera Internacional, las cuales conspiraron contra el Consejo General y trataron de usar el nombre de la organización internacional para sus propios fines. Esto fue finalmente resuelto con la expulsión de estos elementos, junto con el otorgamiento de poderes estrictos establecidos para el Consejo General y de normas claras sobre la forma en que la Internacional debía manejarse.

En el congreso de La Haya de la Primera Internacional Bakunin fue finalmente expulsado, lo que provocó la ira de los anarquistas y personas de ideas afines, algunos de los cuales salieron de la organización, como los blanquistas. Al mismo tiempo, los oportunistas, como los dirigentes sindicales ingleses, se alinearon con los ultraizquierdistas en demanda de una mayor autonomía para las secciones locales; todos, por supuesto, quejándose del autoritarismo de Marx y el Consejo General.

Está de moda retratar el marxismo como una fuente de autoritarismo. Esta acusación ha sido planteada en repetidas ocasiones por los anarquistas, los reformistas y toda clase de oportunistas. Bakunin fue uno de los exponentes más famosos de tales acusaciones. Pero la verdad es concreta y los hechos históricos revelan que los mismos elementos que gritan con gran alboroto contra el autoritarismo son los peores burócratas y autoritarios ... en los lugares donde se las arreglan para llevar el mando.

 

En 1872, en respuesta a las intrigas de Bakunin y su sociedad secreta, la Conferencia de La Haya de la Primera Internacional aprobó una resolución prohibiendo cualquier organización con un programa independiente que funcionase dentro del conjunto de la Internacional y procedió a expulsar a Bakunin y sus seguidores, poniendo fin a las diatribas y las intrigas internas, y estableciendo los principios sobre los que la funcionaría organización.

La Comuna de París puso a prueba las diferentes corrientes dentro de la Primera Internacional. Su derrota posterior creó una atmósfera donde prosperaron todo tipo de elementos desmoralizados. La intriga estaba a la orden del día. Esto condujo a un cuestionamiento de la dirección centralizada, de la función misma de la dirección. Marx y Engels respondieron a todo esto completamente.