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Se extienden las huelgas indefinidas en distintos sectores

El martes 10 de mayo, el primer ministro francés Manuel Valls se vio obligado a utilizar los poderes de emergencia para aprobar por decreto la odiada Ley de trabajo o Ley El Khomri,(El Khomri es el apellido de la ministra de trabajo) sin someterla al proceso reglamentario en el Congreso, ante el temor de una rebelión en las filas del grupo parlamentario socialista.

Esto no hizo sino radicalizar las protestas que hasta entonces estaban convocando los dirigentes confederales de los sindicatos de forma rutinaria. Trabajadores, junto con jóvenes estudiantes y participantes del movimiento de protesta de ocupaciones de plazas Nuit Debout (Noche de Pie) tomaron diferentes empresas y lugares gritando consignas bastante radicalizadas, como "Asamblea Nacional, Asamblea del Capital" o "La democracia real está aquí [en las calles]".

Los sindicatos y organizaciones estudiantiles llamaron a una nueva jornada nacional de lucha y a la huelga los días 12, 17 y 19 de mayo. Eso suponía una reiteración en la estrategia de los dirigentes sindicales, que había sido la de llamar a una sucesión interminable de "días de protestas" y huelgas de 24 horas, que se convocan sin ningún plan de acción posterior y que no logran otra cosa que desgastar el movimiento. Después de 7 días de jornadas de acción como éstas desde marzo, donde en cada jornada hubo centenares de miles de manifestantes, está claro que el gobierno no dará marcha atrás a menos que se enfrente a una acción mucho más fuerte.

Esta contrarreforma corresponde a las necesidades objetivas de la clase dominante francesa. Si se aprueba, los capitalistas podrán aumentar considerablemente la explotación sobre los trabajadores, reducir los salarios, no reconocer los convenios y despedir más fácilmente, acercando las relaciones laborales francesas a las españolas. Hay mucho en juego para las grandes empresas y no van a renunciar a ella fácilmente.

Los dirigentes sindicales son superados por su base

Los dirigentes sindicales afirmaron que "no se descarta ningún tipo de iniciativa para las siguientes semanas, incluyendo una manifestación nacional", pero lo cierto es que han sido superados por el movimiento desde abajo.

Ya en el congreso de la CGT, convocado en mitad de las protestas, más del 40% de los delegados se mostraron a favor de que el principal sindicato del país convocase contra la Ley El Khomri una huelga "reconducible" (huelga indefinida, que es sometida a votación cada cierto tiempo en asambleas).
Ante la falta de iniciativa de los dirigentes sindicales, en los sectores obreros con más tradición de lucha se aprobó empezar con las huelgas reconducibles, los primeros de todos los transportistas por carretera, los pretroquímicos, portuarios y los ferroviarios. Estas federaciones obreras, sobre todo las de CGT, fueron algunas de las que convocaron huelgas indefinidas en el 2010 contra la reforma de pensiones de Sarkozy.

Entonces, los dirigentes confederales se negaron a apoyar estas huelgas y a ampliarlas a otros sectores. Pero el movimiento se desarrolló en cierta medida por sí mismo hasta un cierto punto: surgieron "Asambleas Generales interprofesionales" en varias ciudades, reuniendo a sindicalistas de todas las empresas, trabajadores, jóvenes y desempleados. El embrión de una coordinación nacional de estas Asambleas Generales había nacido.

El movimiento cayó en reflujo justo antes de que esta Coordinación Nacional pudiera realmente haber jugado un papel cuando los dirigentes firmaron un pacto que derogaba parte de la contrarreforma. Pero esta experiencia quedó en la memoria y puso de relieve la creatividad de los jóvenes y de los trabajadores, su capacidad para organizar la lucha sobre bases combativas y democráticas.

Muchos sindicalistas han recordado en los últimos meses la última gran movilización, discutiendo sobre ella, asimilando y amplificando la experiencia de la lucha del 2010.

Yann Manneval, uno de los dirigentes locales del puerto de Marsella, declaró a la prensa provincial el objetivo que les mueve: "Ganar es perfectamente posible, a condición de amplificar y extender el movimiento, y mantenerlo".

Llegados a un punto, dirigentes regionales y de federaciones más combativos, reflejando la maduración y el cambio de conciencia de millares de delegados y sindicalistas, están dando el paso consciente de pasar por encima de las convocatorias estatales, llamando a hacer converger las huelgas reconducibles para hacer retroceder al gobierno. La dirección del sindicato en esta ocasión no se atreven a ir de frente contra "los rebeldes" y, en un momento dado, cuando las huelgas reconducibles son un hecho, los dirigentes confederales en sus declaraciones hacen mención a ellas, pero sin impulsarlas.

El resultado ha sido el de una creciente cascada de huelgas reconducibles en un sector tras otro de la economía:

- Huelga del servicio público (reconducible desde el 16 al 29 de mayo).
- Huelga de transporte por carretera (reconducible a partir de 16 de mayo).
- Huelga de la RATP (transportes metropolitanos de Paris).
- Huelga de marinos y puertos (reconducible a partir del 17 de mayo).
- Huelga de ferroviarios (reconducible a partir del 18 de mayo todos los miércoles y jueves, hasta el fin de la Eurocopa de fútbol, que se juega en Francia).
- Refinerías y petroquímica (en huelga reconducile desde el 17 de mayo).
- Huelga reconducible de los estudiantes de secundaria.

- Correos, Aeropuertos, varias acerías, otras empresas y polígonos industriales ya votaron igualmente la huelga reconducible.

El 20 de mayo Caen, Le Havre o Burdeos estaban prácticamente paralizadas por los bloqueos de los trabajadores del transporte por carretera y otros colectivos en huelga. Seis de las ocho refinerías existentes en Francia estaban paralizadas, amenazando el suministro de hidrocarburos en las zonas más industrializadas. La huelga se extendía por los polígonos industriales de puertos como el de Nantes-Saint Nazaire, Rouen, Le Havre y Marsella.

El gobierno prohibe manifestaciones. La lucha se radicaliza

Desde el principio de las movilizaciones el gobierno intentó deslegitimarlas, empezando por las manifestaciones de los jóvenes, con los que en algunas manifestaciones hubo batallas campales con la policía, fruto de la acción de pequeños grupos (en ocasiones, probablemente infiltrados por la policía).

Basándose en incidentes aislados, la respuesta del gobierno ya en marzo y abril fue la de mandar a la policía al conjunto de las manifestaciones juveniles en actitud provocadora, buscando desacreditar el conjunto de la movilización.

El estado de ánimo entre los trabajadores, en particular a los jóvenes, es de mucha rabia. La aprobación de la ley por decreto no hizo sino encrespar los ánimos. El movimiento de NuirDebout actuó en muchas ocasiones como lugar de coordinación entre jóvenes y trabajadores, que tomaron estaciones, vías de tren y centros comerciles en acciones a veces espectaculares.

El gobierno, cada vez más acosado y a la defensiva, reaccionó prohibiendo manifestaciones, de jóvenes y de trabajadores por igual, como fue el caso en Nantes en la huelga del 19 de mayo. Christophe, ferroviario en la estación de Austelitz declaraba: "Tratan de desacreditarnos porque saben que podemos bloquear el país".

La consigna central del movimiento es la retirada de la Ley El Khomri. Pero para la juventud en particular se acompaña cada vez más de un cuestionamiento general del "sistema". El sindicato ferroviario de CGT ya ha llamado en su propaganda a "tumbar al gobierno".
La victoria del movimiento en contra de la Ley El Khonri sólo será posible sobre la base de una amplificación de la huelga reconducible que implique a un mayor número de trabajadores.

Ya se han vuelto a restablecer, embrionariamente, Asambleas Generales de trabajadores que agrupan a varias empresas en diferentes ciudades y zonas industriales del país. La movilización de la juventud y los desempleados a través de Nuit Debout es ahora más decidida y amplia que en el 2010. Más del 70% de la población está en contra de la ley y los socialistas en el poder están divididos.

El gobierno podría caer y sería perfectamente posible, y todo esto debe contribuir al resurgimiento político de una alternativa radical y anticapitalista a la izquierda del Partido Socialista.

 

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