Movimiento Obrero
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“Es necesario que dejemos a un lado las diferencias y busquemos, desde un punto de vista de izquierdas, la unidad sindical para combatir al sistema.”

caamero01Diego Cañamero es un conocido dirigente sindical andaluz. Nacido en Campillos, Málaga, en 1956. Inició su activismo en el movimiento sindicalista de los jornaleros en 1974 con tan solo 16 años. Ha participado en numerosas acciones reivindicativas contra los terratenientes que le ha llevado a estar cinco veces en la cárcel, ser detenido medio centenar de veces y a estar imputado en más de 50 juicios.

De 1991 hasta 2001, sin dejar de ser jornalero, fue alcalde de El Coronil por la candidatura de CUT-BAI, integrada en Izquierda Unida, donde –entre otras muchas cosas– llegó a “recalificar” terrenos para edificar viviendas asequibles que se vendieron a 1200 euros la parcela. En 1984 fue elegido Secretario General del Sindicato de Obreros del Campo (SOC). Esta organización –durante la celebración de su IX Congreso, en 2006– aprobó la creación de SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) como una nueva central sindical inter-ramas para toda Andalucía; un año después celabraron la Asamblea Constituyente de la nueva central eligiendo a Diego Cañamero como Secretario General.

Desde primeros de marzo está en “busca y captura” por no haberse presentado el 18 de febrero a un juicio por los piquetes informativos de la huelga general del 29-S. El SAT está sufriendo una fuerte represión en su labor sindical como arrojan estas cifras a modo de ejemplo: 400 000 euros en multas, fianzas y sanciones; 350 militantes obreros procesados o multados y peticiones de cárcel que ascienden a 41 años y 9 meses. Esta situación ha llevado a algunos dirigentes del SAT a declararse como “insumisos judiciales”.

 

Coméntanos la situación general que hay en el campo andaluz, y en toda Andalucía, con la crisis. A fines de los años 90 hubo decenas de miles de trabajadores que salieron del campo para ir a trabajar en la obra ¿Qué situación se está dando cuando están volviendo al campo?

Hay que tener en cuenta que el campo siempre ha estado mal pagado. La gente ha visto en otros sectores de la economía unas condiciones sustancialmente diferentes en sus vidas, y entonces todo el mundo ha aspirado a encontrar otro trabajo que no fuera el campo. Históricamente siempre ha sido así.

Con el boom de los 90, la gente buscó trabajo en la obra, y en la costa, que es donde había más trabajo y donde se han cargado casi todo el litoral nuestro, con el tema de la especulación urbanística.

Una vez que la gente sale de la agricultura, buscándose una vida un poquito mejor, a trabajar en la construcción, ese espacio que iban dejando los autóctonos iban llenándolo trabajadores inmigrantes del Magreb, de África, o bien de la Europa del Este.

Ahora, con la crisis, cuando todo el mundo se queda en paro, fundamentalmente en la construcción, que es el sector que tiraba de casi toda la economía: los electricistas, fontaneros, ensoladores, transporte…, todos han vuelto al campo, a los pueblos… Y se han encontrado con los inmigrantes y con los que nos habíamos quedado aquí.

La situación es bastante complicada, no hay trabajo para todos y hay una disputa, evidentemente, por coger los puestos de trabajos.

Hay que tener en cuenta que en el campo no hay contratos. El 94-95% de todos los contratos son verbales y casi todos eventuales. Por lo tanto, hay casi una competencia, casi desleal se puede decir, entre los trabajadores por ocupar esos puestos de trabajo, donde no se respetan los convenios conseguidos en años anteriores.

Nuestra labor es intentar que no haya ningún tipo de enfrentamiento entre los trabajadores, porque la culpa de la situación económica no es de los trabajadores del este o magrebíes: los culpables son los empresarios y los Gobiernos. Y ahí andamos en esta situación, que es bastante difícil.

 

¿Cómo ves la salida a esta crisis económica?

Ten en cuenta que es una crisis estructural del sistema capitalista. Esta crisis es profunda. La alternativa a la crisis es la alternativa al sistema. Pienso que de la situación que se vive en Europa, y en España en concreto, será muy difícil salir hacia delante con los método y los mecanismo que el sistema ha propuesto, que es poner en el mercado los medios de consumo que se elaboran, porque en los países llamados subdesarrollados en estos momentos hay países emergentes.

En China, con 1.300 millones de habitantes, han crecido un 10’3% este año. En Brasil, con muchas decenas de millones de habitantes, ha crecido un 7’3%. Y la India, con 7-800 millones, casi un 7%.

Hay países que están ocupando su propio mercado y ocupan los mercados europeos y de otros países. La crisis va a ser estructural, larga, porque el sistema se basa en vender medios de consumo: coches, radios, móviles…, y esos medios de consumo los venden otros países que compiten por los mercados.

Tenemos que tomar conciencia de esta crisis porque no hay solución a la crisis dentro del sistema capitalista. La economía no es como un chicle que se pueda estirar. Esto está basado en que hay una masa de ciudadanos y tienen capacidad de compra, pero el mundo capitalista no permite que todos tengan esa capacidad de compra. El sistema no puede seguir expandiéndose indefinidamente, la naturaleza no es una cosa ilimitada, no puede seguirse saqueándose, con la barbaridad que se está saqueando hoy, la naturaleza en su conjunto. Tenemos que tomar conciencia de que esta crisis la tenemos que resolver de otra manera, no dentro del sistema capitalista.

 

Vemos como las direcciones de CCOO y UGT perseveran en la dirección del “sindicalismo del pacto”. A pesar de ello, hay un referente a principios de año que es la movilización de Murcia, donde se demostró que sí hay una posibilidad, en base a la unión de la izquierda, de enfrentar los ataques ¿Qué salida sindical crees que hace falta?

Yo creo que tenemos que buscar fórmulas de unidad sindical con los sindicatos que no están en el sistema. Entonces hay que buscar esa unidad y tomar la calle, y concienciar a la opinión pública y a los trabajadores, y que la gente vea que hay otras alternativas, tanto sindicales como reivindicativas, y es muy importante que esto sea así.

Lo de Murcia, o de cualquier otro rincón del mundo, es necesario. Es necesario que dejemos a un lado las diferencias y busquemos desde un punto de vista de izquierdas la unidad sindical para combatir al sistema.

Es muy importante que no nos detengamos mucho en las comas, en los puntos o en algunos párrafos, sino que en que el sistema está aplastando hoy a todo el movimiento obrero y hace falta resistir y combatirlo. Entonces, la unidad es muy importante y que se haga esta reflexión.

 

Dentro de los sindicatos mayoritarios, en muchas asambleas de delegados, y en pueblos industriales importantes y diferentes federaciones, las posiciones de las direcciones confederales de UGT y CCOO se están encontrando con una oposición importante entre sus propios delegados. En CCOO, por ejemplo, está habiendo continuas llamadas en muchas asambleas de delegados a “fortalecer el sindicato de Marcelino” ¿Qué opinas de esto?

Creo que poco se le dice a los sindicatos, porque lo que realmente han hecho no tiene nombre. Cuando el sistema está arrebatando a los trabajadores todas las mínimas conquistas que se habían conseguido en los últimos 30 años; tenemos este tsunami aplastándolo todo y arrollando esas conquistas, me parece que poco se le dice a los sindicatos. Los dirigentes de los sindicatos no tendrían que ir a hablar a ninguna parte. La gente los tendrían que echar, a esos dirigentes, a gorrazos, de los sitios, porque yo creo que eso es una traición al movimiento obrero.

 

El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) convocasteis, para el 29 de enero, más de 60 actos en toda Andalucía que, a última hora, el Gobierno prohibió. Habéis vivido decenas de enfrentamientos con la justicia en los últimos años, multas, compañeros encausados, y tú finalmente has acabado por declararte “insumiso judicial”. ¿En qué situación te encuentras?

La represión contra nuestro sindicato es fuerte, es brutal. Nosotros hemos sufrido represión siempre, porque el sistema una de las formas que tiene para defender sus privilegios, es la represión, el engaño, la policía, los jueces. El sistema se dota de unos mecanismos para reprimir al movimiento obrero y nosotros somos conscientes de que ese precio lo tenemos que pagar. Primeramente queremos ser consecuentes con nuestras ideas y con los derechos de los trabajadores.

Pero últimamente, el Gobierno de ZP, el Gobierno de “la PSOE”, porque esto del PSOE es como la Peugeot o la Renault, es como una empresa que se dedica a facturar una determinada política, discursos, y tratar de captar votos para colocar a los suyos, como están haciendo ahora con los ERE’S en Andalucía, colocando a los suyos. Deberían de dimitir todos: utilizar dinero público para llevárselo a los bolsillos de los suyos y amigos…

Entonces, esta represión de “la PSOE” tiene que ver con la represión que se ha acentuado con la crisis económica. Cuando nosotros hemos sido consecuentes con señalar a los culpables y criticar todo lo que ha hecho mal el Gobierno, se ha puesto en marcha esa maquinaria represiva multa-juicio, multa-juicio, y entonces el Estado, con las multas, nos está asfixiando económicamente, incluso con la posibilidad de que compañeros nuestros vayan a la cárcel.

Hay un juicio el 24 de mayo, dos días después de las elecciones municipales, donde se les pide a ocho compañeros 32 años de cárcel, y un compañero tiene antecedentes por una condena de un año de cárcel. Por eso, posiblemente, si no sale absuelto, vaya a la cárcel, es Andrés Bódalo (responsable del SAT en Jaén).

Pero en mi caso, y en el de otros dirigentes que nos hemos declarado “insumisos judiciales”, tenía que ir a declarar a los juzgados de Morón, el 18 de febrero, y no fui. El juez me hizo un requerimiento, tampoco he ido. Le dijo a nuestro abogado que si no atendía su llamada, que me pondría en busca y captura. Yo he dicho que haga lo que quiera, yo no tengo problemas con la justicia, ellos son los que tienen problemas conmigo. Por lo tanto yo no tengo ningún problema, yo hago mi vida normal y, si quieren detenerme, que me detengan; si quieren llevarme a la cárcel, que me lleven a la cárcel. Pero lo que tengo claro es que no voy a pagar ninguna multa, entre otras cosas porque no tengo nada, absolutamente nada, ninguna propiedad ni nómina. Ni pago multas, ni voy a declarar, ni voy a ningún juicio.

Si quieren llevarme a juicio para que declare, ellos tienen también los mecanismos: que me detengan y me lleven, o me metan en la cárcel, pero ya no voy a atender más a ese teatro: ese teatro de que me llevan a juicio y tienen las condenas preparadas bajo el cajón… Eso yo no lo voy a permitir ya de ahora en adelante.

 

Tú y otros dirigentes del SAT militáis en el CUT (Colectivo Unitario de Trabajadores), que es un partido organizado dentro de IU. Durante los dos últimos años se ha iniciado “la Refundación de IU”. ¿Por dónde crees que debe ir la Refundación de IU?

Sinceramente, yo estoy trabajando mucho en el mundo sindical. Aunque yo pertenezco al CUT, el tema político lo llevan otros compañeros y yo me dedico simplemente al trabajo sindical, en el SOC y en el SAT.

A mí me parece que a la izquierda le hace falta recomponer realmente sus líneas ideológicas y sus líneas de táctica y de estrategia frente al capitalismo. Todo lo que no sea una línea clara de actuación ideológica en esa dirección será un flaco favor que estaremos haciéndole a la clase obrera y a los cambios sociales.

A mí me parece que la Refundación, no de IU, sino de la Izquierda, tiene que ser un proyecto totalmente anticapitalista, con las ideas claras, con cuatro o cinco puntos fundamentales y unir realmente a toda la izquierda para transformar la sociedad capitalista que nos está llevando al caos económico, social y cultural, a todos los niveles.

Hace falta una alternativa desde el punto de vista de izquierdas con unas bases ideológicas claras, con puntos reivindicativos claros y, en base a eso, trabajar en ese proyecto, por la unidad de toda la izquierda.

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