Análisis Político
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Todo activista de la izquierda, milite en PODEMOS o en IU, debe ver como algo positivo la candidatura de Alberto Garzón para las primarias que deben elegir al cabeza de lista de Izquierda Unida por Madrid y candidato de la coalición a Presidente del Gobierno, para las elecciones generales.

Alberto Garzón se ha ganado el derecho a ser uno de los principales líderes de la izquierda, reconocido como tal por todo luchador, con una autoridad ganada incluso en las bases del propio PODEMOS. Su punto de vista en numerosos temas, diferente respecto al aparato del PCE e IU, en especial sobre la confluencia con el resto de movimientos y organizaciones populares, genera expectativas para un sector de la clase trabajadora y del movimiento de lucha contra los recortes.

Garzón, frente a la caída de popularidad de la coalición que representa, explicó recientemente en una entrevista a Público cómo:

“...IU ha tenido muy poca ambición política y el tiempo histórico de la sociedad ha ido más deprisa que el de la propia organización (…) La candidatura que represento pretende hacer autocrítica, pretende decir que IU es un instrumento útil para transformar la sociedad...”.

Garzón tiene una oportunidad para transformar en hechos estas declaraciones, pero será la práctica la encargada de mostrar o no las limitaciones de estos deseos. Para empezar, Cayo Lara sigue siendo el coordinador de la coalición de izquierdas y su figura está mucho más sometida a las presiones de los diferentes aparatos que componen IU, en particular del andaluz, que ha hecho de la continuación del pacto con el PSOE en Andalucía una auténtica línea roja, que determina (como dijo Cayo Lara en su día) el futuro de IU federal.

El conjunto del aparato de IU es consciente de que no tiene a nadie como Garzón presentable ante el movimiento en lucha, y los votantes y simpatizantes que ha perdido frente al empuje de PODEMOS. La bicefalia que se presenta en IU en los próximos meses, y las contradicciones que ésta generará, se pondrán de manifiesto y, al final, la prueba de “lo que hace” IU tendrá más peso que “los deseos” de Alberto Garzón, que deberá definirse frente a los intereses del aparato en el día a día.

En nuestra opinión, IU no será vista como una opción creíble para el creciente sector de las masas en disposición a la lucha hasta que solucione las diferentes contradicciones que se han puesto de manifiestode manera flagrante en su accionar, deslegitimándola actualmente de cara a este sector. Algunos de los cambios que debiera impulsar este sector de la izquierda de IU deberían darse a nivel de algunas comunidades autónomas, pero, en esencia, de lo que hablamos es de un cambio general de la actual política socialdemócrata de la coalición, cambios que requieren una Asamblea federal extraordinaria, que debería llevarse adelante cuanto antes:

-        Un cambio de política de IU Extremadura, que deberá elegir una nueva dirección que haga una crítica consecuente de la política de entreguismo al PP en dicha comunidad.

-        Realización del mismo proceso en Andalucía, donde la dirección de IU avala los recortes que impulsa la socialdemocracia del PSOE, haciendo casi imposible su diferenciación de ella.

-        Una crítica de la política socialdemócrata que realiza el conjunto del aparato de la coalición en todos los ámbitos: justificación de los recortes en numerosos ayuntamientos “ante la falta de recursos”, su negativa a realizar internamente una política de oposición en UGT y CCOO frente a los aparatos sindicales actuales...

-        Un cambio en la financiación de IU, que actualmente lo hace fundamentalmente en base a las estructuras del estado burgués, el cual financia un aparato de liberados que supera en mucho al que debería haber en base a la militancia existente, sofocándola. La defensa y acrecentamiento de este aparato es lo que determina la orientación actual de IU en algunos GANEMOS, que le impide tener una relación amistosa y armoniosa con otras organizaciones y movimientos de la izquierda, al tratar de controlar el proceso a pesar de su pérdida de autoridad política.

-        La defensa de un programa de transformación del orden existente, auténticamente socialista, con consignas claras que eleven el nivel de conciencia y sirvan de referencia a las capas más avanzadas de la clase trabajadora y demás sectores populares.

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