La crisis del capitalismo ha dado lugar a un clima de cuestionamiento y movimientos de masas en todo el mundo. Desde el movimiento de los Indignados en España, hasta la ocupación de la Plaza Syntagma, en Grecia y, más recientemente, el de la Nuit Debôut en Francia, los jóvenes comienzan a actuar y desafiar al sistema capitalista. Como parte de este estado de ánimo general, en los últimos años también han aparecido varios movimientos espontáneos contra las múltiples formas de opresión, que diferentes capas de la clase trabajadora experimentan bajo el capitalismo.

Artículo original publicado por Fightback, Canada

En las dos entregas anteriores explicamos que los planteamientos ideológicos de PODEMOS son comunes a todos los partidos “de izquierda” que históricamente no se plantearon superar el sistema capitalista; salvo limarle un poco las garras. Expusimos que, en su programa, los dirigentes de PODEMOS confían en solucionar los problemas sociales sin tocar la propiedad de los grandes banqueros, empresarios y terratenientes. En esta última entrega reivindicaremos el término “izquierda”, y criticaremos la concepción de PODEMOS sobre el papel de la “emoción” y del “patriotismo” en la lucha política, y explicaremos cómo la consecución de una democracia real está vinculada a superar el sistema capitalista de explotación.

En este presente tan convulso que vivimos, en el que la lucha de clases se agudiza y la crisis estructural del capitalismo parece no tener fin, en el que un presidente racista y machista, entre otros adjetivos, es elegido en EE. UU. mientras la ultra derecha avanza por Europa, es importante volver a explicar por qué es un peligro atomizar y dividir las luchas. Debemos entender cuál es el riesgo de olvidar el concepto de la lucha de clases, la visión clasista de la historia y la lucha por la emancipación del proletariado.

En la primera parte de nuestro artículo hacíamos una crítica a los fundamentos ideológicos de PODEMOS que defiende una sociedad de “ciudadanos, libres e iguales”, y que apela a que los ricos y poderosos se atengan a la “democracia” y a la “justicia” como la manera de resolver los problemas sociales. Estas ideas, que se presentan como novedosas y superadoras del “dogmatismo marxista”, en realidad nos retrotraen a los filósofos de la Ilustración del siglo XVIII y a la época premarxista de los “socialistas utópicos” de comienzos del siglo XIX.

La teoría es fundamental para cualquier movimiento político. Es la brújula que orienta y que ayuda a elaborar la estrategia y los programas de los partidos. Y es particularmente importante para la izquierda transformadora, que se enfrenta a la formidable tarea de derribar el viejo régimen y construir una sociedad mejor. Una de las teorías más influyentes en Podemos proviene de la escuela “post-marxista” de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, que encuentra en el compañero Íñigo Errejón su principal defensor en la dirección del partido. Presentamos aquí nuestra posición crítica sobre esta teoría, dede el punto de vista del marxismo. 

Suelen reprocharnos a los marxistas que defendemos ideas viejas. A esto respondemos: si defendemos las “viejas” ideas del marxismo es porque perviven los mismos viejos problemas del capitalismo – la explotación, la pobreza, la miseria, las guerras, y la desigualdad creciente entre ricos y pobres.