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Desde el comienzo de la crisis de 2008, los partidos y movimientos anti-inmigración han avanzado en Europa y los Estados Unidos. Incluso han logrado ganar a ciertas capas de la clase trabajadora para su programa. Esto ha llevado a un sector del movimiento obrero a adaptarse a estas ideas, pidiendo controles fronterizos más estrictos, justificando su posición con citas de Marx. Tales políticas miopes no tienen nada que ver con Marx ni con las tradiciones de la Primera, la Segunda o la Tercera Internacional, como demostraremos.

La teoría marxista y la lucha contra ideas de clase ajenas - Este documento fue aprobado unánimemente por el Congreso Mundial de la Corriente Marxista Internacional, tras una discusión a todos los niveles de la CMI durante el año en curso. Su objetivo es trazar una línea de demarcación entre el marxismo y un conjunto de ideas de clase ajenas idealistas y posmodernistas (tales como las “políticas de identidad” y la Interseccionalidad, entre otras), que han afectado durante algún tiempo a una capa de activistas de los círculos académicos y que también están siendo usadas de una manera reaccionaria dentro del movimiento obrero internacional. Este documento es un llamamiento a intensificar la lucha teórica y política contra estas ideas y métodos.

La sensibilidad y atención hacia el maltrato animal está adquiriendo una relevancia social creciente, como parte de una revuelta general contra los valores bárbaros que encarna el sistema capitalista. Nosotros comprendemos y compartimos el rechazo a la forma cruel y brutal con que son tratados los animales bajo el capitalismo, un sistema basado en la obtención del máximo beneficio para una minoría, ya sea para la alimentación, el comercio de mascotas o los espectáculos públicos, no importa a qué costo. De entre las llamadas corrientes animalistas, el veganismo está ocupando un interés creciente en los debates de la izquierda en relación a la cuestión del maltrato animal. En este artículo analizaremos las ideas fundamentales del veganismo a la luz de la teoría marxista.

La izquierda, no sólo en el Estado español, vive aturdida por una paradoja evidente: el capitalismo, el sistema económico sobre el que se edifica una relación de explotación destructora de la naturaleza y del trabajo humano, ha sufrido una crisis global, quizá la más grave de su historia. Pareciera lógico que en ese momento se hubiese fortalecido una alternativa anticapitalista, pues nada mejor que la experiencia histórica para mostrar la necesidad del socialismo. Sin embargo, las formaciones políticas mayoritarias de la izquierda no han sido capaces de aprovechar estas condiciones favorables y ahora se debaten en luchas internas intentando encontrar a los culpables de su fracaso. El caso de Grecia es paradigmático, pero también lo es el del Reino de España, donde se ha frustrado la ilusión de cambio que impregnó esta década.

El marxismo abarca un campo más amplio que la economía y la política. Abarca todo el panorama del desarrollo de la sociedad humana, del pensamiento y de la naturaleza. En este sentido, el marxismo es una filosofía. Toda filosofía intenta explicar el mundo en que vivimos y las relaciones entre el ser humano y la naturaleza. La filosofía del marxismo representa la síntesis más elaborada del pensamiento humano que se ha alcanzado bajo el capitalismo. El nombre que recibe esta filosofía es el de Materialismo Dialéctico, y es el método de análisis del marxismo para conocer, interpretar y transformar la realidad.

Si le preguntas a un posmodeno cuál es la causa de la opresión, te va a contestar algo como: “la opresión es configurada -como señala Lyotard (un buen posmoderno debe siempre citar a un oscuro e intragable gurú que sólo los iniciados han leído)- por una narrativa que impone un discurso hegemónico de dominación del “otro”, de las “minorías”.

El pensamiento de Nietzsche representa una paradoja. Por su estilo literario y sus “formas distinguidas”[1], por la riqueza de sus aforismos que se prestan como ninguno a la libre interpretación, se trata de uno de los pensadores más destacados de la historia, uno de los más grandes representantes de las letras alemanas; pero por el hilo conductor de su pensamiento, por el contenido de sus posiciones políticas y filosóficas, se trata de uno de los filósofos más reaccionarios, misóginos[2], cínicos[3] y aristocráticos. El contenido de su filosofía se ha eclipsado bajo el manto del estilo estético que lo sobrepasa.