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Editorial Lucha de Clases nº 89El gobierno se propone aprobar en las próximas semanas los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2023 en el parlamento. Los PGE son los ingresos y gastos previstos para el gobierno central. La mejor manera de evaluarlos es el crecimiento de las partidas de los diferentes gastos con respecto al año anterior, así como el origen de los ingresos.

 

Así, por ejemplo, Educación, Sanidad e Infraestructuras aumentan un 7%, por debajo de la subida de la inflación, que rondará el 8%-9% al final del año, lo que en términos reales supone una pérdida del 1%-2%. Y el gasto en Vivienda aumenta solo un 5%, con una pérdida real del 3%-4%.

El gastos en pensiones, que crecerá un 8,5%, supone en términos reales, una congelación, y tampoco recupera el poder adquisitivo perdido en 2021, un 3,2%. Incluye unos 2.900 millones de euros para formar un nuevo fondo de pensiones.

Los salarios de los empleados públicos, acordado con UGT y CCOO, subirán un 9,5% entre 2002 y 2024, que supondrá una pérdida de poder adquisitivo de un 8%-9%, sólo entre 2021 y 2022.

Los militares, celebran

En cambio, el gasto en Defensa sube ¡un 26%!, hasta los 12.827 millones. Pero a esto hay que sumar otros 14.790 millones repartidos en otros ministerios y los programas de modernización. Una lluvia de 75,7 millones de euros diarios que lleva el gasto militar real al 2,17% del PIB –el porcentaje más alto jamás alcanzado–, siguiéndolos dictados de la OTAN.

Hay pequeños avances, como la extensión de la ayuda de100 euros a madres con hijos de hasta 3 años sin obligación de estar trabajando; que en la prestación por desempleo, a partir del séptimo mes, se cobrará el 60% del salario en lugar del 50%, el 8,5% de subida del Ingreso Mínimo Vital (de 639€ a 693€), los bonos de alquiler para jóvenes, los 600 millones de refuerzo para Dependencia, el aumento de 349 millones en becas estudiantiles (un 15% de aumento, hasta los 2.548 millones), etc. y se prorrogan hasta mayo de 2023 la subvención al transporte por tren. Pero que no dejan de ser migajas, afectan a una parte reducida de las familias obreras, o son subvenciones directas a empresarios (en el caso de las ayudas al alquiler para jóvenes o las prestaciones para Dependencia).

Estas pequeñas migajas y subidas en el gasto social, que salvo excepciones, no superan el 8,5% en el mejor de los casos, ni siquiera igualan al aumento de la recaudación de impuestos prevista este año, un 9,5%. Y para 2023 se espera un incremento adicional del 7,7%, ayudado por el incremento en 1500 millones de euros la recaudación prevista por IRPF al subir este impuesto a las rentas más altas y bajarlo un poco a las rentas más bajas.

En realidad, la propaganda del gobierno sobre el incremento “histórico” del gasto social en estos PGE es exagerada. Atendiendo los dictados de la UE, están obligados a tener un déficit del presupuesto de no más del 3,9% y bajar la deuda pública del 118% al 112%.

La segunda partida de gasto más importante de los PGE, después de las pensiones (190.687 millones de euros), es el pago de intereses de la deuda pública, 31,330 millones que irán en lo fundamental a los bancos y buitres financieros internacionales. Y la tercera, 27.617 millones, el ya mencionado gasto militar, donde el 54% permanece camuflado dentro de otras partidas, como ya se indicó.

El gobierno se jacta de que la inversión crecerá un 10%, pero eso incluye una inyección de 21.000 millones de euros de los fondos europeos.

Hay que notar que el 50% del aumento de la recaudación este año se ha debido a la inflación, según la AIRF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal). Esto es así porque la inflación incide directamente sobre los bienes de consumo, que son los que están gravados con los impuestos indirectos (IVA, impuestos especiales, etc.). Y son los más injustos porque pagan lo mismo por ellos, los pobres que los ricos, siendo los pobres quienes consumen el 80% de estos productos. Si a ello le sumamos el impuesto de la renta (IRPF), que también se recauda en un 70% de las familias trabajadoras, vemos que quienes realmente financian la mayor parte del gasto del Estado somos los trabajadores.

Los trabajadores financian el gasto del Estado

Para 2023, IVA e IRPF sumarán el 70% de todos los ingresos del Estado (unos 200.000 millones de euros), mientras que los impuestos directos a las empresas (Sociedades, y otros) apenas supondrán el 11,9%. (31.200 millones). Aunque hay un levísimo incremento de impuestos a empresas y bancos, estos están disfrutando de la mayor recaudación de beneficios de su historia, trasladando a los trabajadores y consumidores toda la subida de precios de sus productos.

En relación al gravamen especial a eléctricas y bancos en 2023, y que no están computados como impuestos, el gobierno dice que espera recaudar 7.000 millones en dos años, o sea la mitad en 2023. Ello está por verse, dadas las triquiñuelas legales en las que son tan especialistas las eléctricas y los bancos. Sólo el control obrero y la apertura de los libros de cuenta de estas compañías podrían garantizarlo

Por otro lado, el tan cacareado impuesto a las grandes fortunas (1.500 millones de euros) no está incluido, y ello es porque no se destinará a los PGE, sino a gastos extraordinarios provocados por el coste de la guerra de Ucrania; es decir, no se atenderán las necesidades de las familias obreras sino las aventuras militares imperialistas de nuestra clase dominante.

En realidad, estas cuentas están mediatizadas por la enorme incertidumbre de la economía europea, que camina con paso firme hacia la recesión, por el estancamiento económico general, el descenso del consumo por la inflación, el encarecimiento de los créditos con la gran subida de los tipos de interés, el impacto de la guerra de Ucrania, etc. Es por ello que el gobierno ha ideado unos presupuestos B que dejarían un superávit de 15.000 millones de euros sin gastar para atender un mini rescate de la economía en caso de precipitarse una crisis económica aguda en los próximos meses.

Al final, no importan las buenas intenciones. Gestionar el capitalismo y sus crisis, lo que incluye preservar los beneficios de los ricos, siempre implica gestionar la miseria, poner parches y frustrar a las familias obreras.

Imagen de portada: https://mobile.twitter.com/yayoflautas/status/1258322153361018881

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