El sábado 9 de julio, decenas de miles de ciudadanos superaron el caos del transporte para descender a Colombo, la capital. Las barricadas policiales fueron barridas como cerillos, y las masas se situaron ante las escaleras de la residencia oficial del presidente. Y entonces, avanzaron. Las masas, en la marea de su "aragalaya" (lucha), desbordaron repentinamente las vías seguras que la clase dirigente había establecido para mantenerlas al margen de la política.

El lunes 9 de mayo, dramáticos acontecimientos sacudieron Sri Lanka. El Primer Ministro Mahinda Rajapaksa hizo una apuesta desesperada para establecer el orden y salvar su propio pellejo político, tras meses de turbulencias económicas y semanas de movilizaciones masivas en las calles. Pero su brutal represión le salió el tiro por la culata de forma estrepitosa.

La prohibición del hiyab por parte del gobierno del BJP (Bharatiya Janata Party, Partido Popular Indio) en el Estado de Karnataka, en el sur de la India, es una continuación de la vil política de la clase dominante de la India de dividir al pueblo en función de la religión.

No hace mucho, el régimen del Partido Comunista Chino (PCCh) alardeaba con orgullo de sus éxitos en la contención de la pandemia de COVID-19, en comparación con gran parte del resto del mundo. Ahora, sin embargo, uno de sus principales centros económicos, Shanghai, está sufriendo una oleada de la variante Ómicron, agravada por los errores burocráticos.

El levantamiento de enero en Kazajistán, y particularmente en Almaty, fue el suceso más notable en la memoria viva de la mayoría de los kazajos. En su discurso ante la sesión extraordinaria de la CSTO [Organización del Tratado de Seguridad Colectiva], el presidente, Kasim-Yomart Tokayev, la describió como “la crisis más grave en los 30 años de historia de la independencia”.

En estos momentos se está desarrollando la lucha más espectacular del pueblo de Sri Lanka desde el Hartal de 1953. La fuerza de esta lucha ha forzado la dimisión del gabinete. Los aliados del gobierno han declarado su "independencia" en el parlamento. Mientras tanto, Cabraal, el director del banco central, ha dimitido.

Ayer, el ejército y las fuerzas de seguridad de Kazajistán, respaldados por las fuerzas especiales rusas, se movilizaron para reprimir por la fuerza lo que se ha convertido en el mayor movimiento de masas en Kazajistán desde el colapso de la Unión Soviética.