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El acuerdo que el primer ministro socialdemócrata de Suecia, Stefan Löfven, firmó ayer [13 de enero] con el Partido Verde, el Partido del Centro y los Liberales equivale a la capitulación total. Pará llevar la lucha contra la derecha reaccionaria, el Partido de la Izquierda tiene que rechazar a Löfven como Primer Ministro y prepararse para unas elecciones generales. 

El acuerdo es como un sueño hecho realidad para la derecha. Significaría un cambio para Suecia de una magnitud similar al que siguió a la crisis de la década de 1990, y mucho peor que el del gobierno de derecha de Reinfeldt. Fredrik Federley,  infame personaje reaccionario del Partido del Centro, hizo la siguiente declaración triunfante a la radio sueca:

“[El acuerdo es] quizás el mayor avance liberal en muchos años en la historia política sueca. Muchas de estas reformas, que tienen que ver con los cambios en el mercado laboral y las regulaciones de la vivienda de alquiler, etc., son las que el Partido del Centro no logró llevar a cabo durante los años del gobierno de la Alianza [centro-derecha], incluso cuando teníamos una mayoría parlamentaria.”

El acuerdo de 73 puntos de hecho suena como una lista de deseos de la derecha antes de las elecciones de 2014: reducción de los impuestos empresariales, una reforma fiscal que incluye la abolición del impuesto especial de ingresos altos (conocido como el "Impuesto de Robin Hood"), "el establecimiento de empleos” con salarios más bajos para los nuevos inmigrantes y trabajadores de baja por enfermedad crónicas, alquileres controlados por el mercado para apartamentos de nueva construcción, exenciones de impuestos adicionales para apoyar la contratación de empleados domésticos, una mayor erosión del derecho de asilo y debilitamiento de las leyes de protección del empleo. Además, se introducirán pruebas de idioma para los solicitantes de ciudadanía, se realizará una evaluación basada en exámenes para los estudiantes de cuarto año en adelante a discreción de las escuelas, y se contratará a otros 10.000 oficiales de policía.

La única concesión que los socialdemócratas parecen haber obtenido de la derecha es una ejecución parcial de la "semana familiar": la promesa de unas vacaciones adicionales que el partido presentó hacia el final de su campaña electoral. No se ha incluido ni una sola de sus demandas programáticas relativas al mercado laboral. Entre éstas se encontraban el fin a la generalización de los contratos de trabajo a tiempo parcial, la oposición a jornadas partidas no voluntarias y la reducción de las horas de trabajo para eludir las leyes de empleo, buscando el empleo a tiempo completo como norma en el sector de asistencia social financiado con fondos públicos, a través de negociación e intervención directa en consejos locales y regionales.

¿Dónde está la izquierda de los socialdemócratas?

Antes de Navidad, la LO (Confederación de Sindicatos de Suecia) tomó una posición firme contra las medidas propuestas para debilitar los derechos laborales, y donde su  Presidente Karl-Petter Thorwaldsson declaró: "Es necesario repetirlo: si se ataca la legislación laboral, eso nos enfadará muchísimo.” Después que las medidas precisamente fueran propuestas el viernes 11 de enero, el tono de Thorwaldsson fue más cauteloso, pero afirmó que se podrían convocar huelga para combatir el empeoramiento de las condiciones laborales de sus afiliados

“Sí, ¿es [posible que el LO convoque huelgas? La LO siempre pondrá primero la seguridad y el desarrollo salarial de sus miembros. No vamos a quedarnos quietos y aceptar que solo los ricos y aquellos con buenos ingresos mejoren sus condiciones".

Esta es una actitud totalmente correcta, y que apoyamos totalmente. Si el acuerdo finalmente se aprueba, será necesario pasar de las palabras a la acción, algo en lo que Thorwaldsson y los líderes de LO no se han destacado anteriormente. Desafortunadamente, existe un gran riesgo de que se hable mucho con poca acción para respaldarlo en la práctica. 

Además, el sindicato de trabajadores de la construcción Byggnads y el sindicato de trabajadores municipales Kommunal criticaron el acuerdo. El presidente de Kommunal, Tobias Baudin, lo calificó de "provocación contra el modelo sueco", y agregó que "cuando se trata de la distribución de la riqueza, no es otra cosa que una catástrofe”. Sin embargo, se negó a pedir que los socialdemócratas se retiraran del acuerdo y argumentó en contra de una nueva elección general.

Byggnads calificó el acuerdo como "una bofetada para los asalariados suecos y el movimiento de trabajadores".

Él continuó:

“Si este acuerdo se hace realidad, significa que obtendremos políticas que conducirán a debilitar los derechos de los trabajadores y una sociedad con brechas crecientes. Es un pequeño consuelo para los trabajadores de la construcción suecos que hubiera sido aún peor bajo un gobierno moderado [de centro derecha, liberal-conservador]. Los obreros no permanecerán con de brazos cruzados mientras los políticos se inmiscuyen en el mercado laboral y amenazan los derechos de los trabajadores. Defenderemos los derechos de nuestros miembros con toda nuestra fuerza".

Pero desde las filas del Partido Socialdemócrata, el silencio ha sido ensordecedor. Dejando de lado algunos artículos, ninguna crítica ha sido planteada. Si los socialdemócratas forman parte de un gobierno, administrando este paquete de políticas de derecha, estarán cavando sus propias tumbas. Van a compartir el destino de otros partidos obreros, cuyo apoyo popular se ha derrumbado después de realizar ataques brutales contra la clase trabajadora. Si las fuerzas de izquierda que aún existen dentro de los socialdemócratas pretenden salvarlo como un partido de los trabajadores, deben actuar y elevar sus voces de inmediato. 

El Partido de la Izquierda debe echar abajo a Löfven

Para que Stefan Löfven sea elegido primer ministro, el Partido de Izquierda tiene que permitirle el paso. Pero hay una gran oposición dentro del partido. Una petición exigiendo que la dirección vote "no a Stefan Löfven el 16 de enero" ha estado circulando. Tanto la ex parlamentaria Rossana Dinamarca como el ex líder del partido, Lars Ohly, han expresado públicamente su opinión de que el partido debería votar no. La agrupación del Partido de la Izquierda en Malmö ha escrito en la misma línea:“El acuerdo alcanzado entre los socialdemócratas, el Partido del Centro, los Liberales y los Verdes es un proyecto de pura política de derecha. Permitir un gobierno que se opone explícitamente a la clase trabajadora, a quienes vivimos en apartamentos alquilados, a quienes estamos desempleados o nos enfrentamos a la discriminación o el racismo, en beneficio de los que ya tienen mucho, como las empresas y los que más ganan, no es algo que podamos hacer".  

Jonas Sjöstedt (líder del Partido de Izquierda) comenzó la conferencia de prensa de ayer con algunas declaraciones correctas:“El acuerdo alcanzado entre estos cuatro partidos no es nada de lo defendemos en el Partido de la Izquierda. No lo hemos negociado, y no queremos participar en ello. No nos haremos responsables de ello, y lucharemos con todo el poder que tenemos, dentro y fuera del parlamento, contra cualquier propuesta presentada a lo largo de sus líneas".

Criticó al ala derecha de los socialdemócratas y declaró que si Stefan Löfven forma un gobierno sobre la base de este acuerdo, será el gobierno socialdemócrata más derechista que Suecia haya visto. Sjöstedt prometió que "el Partido de Izquierda obviamente votará en contra de tales propuestas, sin importar quién las presente".

Pero, una vez más, afirmó que el Partido de la Izquierda preferiría que Stefan Löfven sea primer ministro, incluso en las condiciones actuales, y que, "tal como se ve la situación parlamentaria, nos damos cuenta y aceptamos que va a iniciar conversaciones presupuestarias con otros partidos aparte de nosotros”.

Insinuó un posible compromiso "al alcance", pero que había ciertos "obstáculos en el camino". En primer lugar, exigió que los socialdemócratas aseguren al Partido de Izquierda que están dispuestos a cooperar con ellos en políticas y temas específicos. Löfven ya lo ha indicado el lunes por la mañana como una posibilidad. En segundo lugar, declaró que "los acuerdos y las reformas de igualdad" que el Partido de Izquierda ha impulsado durante el período parlamentario anterior deben mantenerse (desafortunadamente, no especificó si esto incluye la cuestión de prohibir los beneficios privados en el sector de la protección social).

Según Sjöstedt, todo esto se puede resolver en "discusiones con Stefan Löfven ", sin la necesidad de unos nuevos comicios. Al poner énfasis en el párrafo del acuerdo sobre la exclusión del Partido de Izquierda, Sjöstedt abrió la puerta para aceptar a Löfven como Primer Ministro. No ha exigido que el acuerdo sea rechazado.

El mensaje expresado por Sjöstedt durante la conferencia de prensa fue, en pocas palabras, todo menos reconfortante. La petición que ha estado circulando es una buena iniciativa. Se necesitan más, e incluso más iniciativas explícitas para protestar contra el acuerdo, que impidan que los dirigentes lleguen a un acuerdo con Löfven.

Permitir que un gobierno liderado por los socialdemócratas coopere con el Partido del Centro y los Liberales significaría que el Partido de la Izquierda aprobaría un gobierno comprometido con la puesta en práctica de políticas de derecha. Todo lo que Sjöstedt ha criticado en el acuerdo se convertiría en una realidad. Así como él ha declarado su postura en contra del acuerdo, también debe rechazar cualquier forma de cooperación con la actual dirección socialdemócrata y los partidos de derecha.

El argumento que se ha presentado dentro del movimiento obrero para que el Partido de la Izquierda permita un gobierno de Löfven es que hay que elegir el mal menor. La idea es que se debe impedir que Ulf Kristersson, el líder del Partido Moderado, forme un gobierno con el apoyo de los ultraderechistas del partido Demócratas de Suecia. Pero el camino del mal menor a menudo abre el camino para el mal mayor. Para empezar, es difícil encontrar diferencias importantes entre la política de Kristersson y lo que ahora proponen los socialdemócratas. Además, esto simplemente hará que el Partido Socialdemócrata se acerque más al abismo, sin una clara oposición de izquierda presente en el parlamento. Esto solo puede servir para fortalecer a los Demócratas de Suecia e incluso aumentar el riesgo de que formen parte del gobierno después de las próximas elecciones. Este enfoque miope solo nos puede traer lo peor de ambos mundos.

Solo hay un camino para el Partido de la Izquierda, si quiere desafiar seriamente la agenda de la derecha y luchar por los derechos de la clase trabajadora. En primer lugar, todos los gobiernos que se esfuerzan por aplicar políticas de derecha deben ser rechazados activamente, con el objetivo de luchar por unas nuevas elecciones generales y movilizarse para ganar tantos votos como sea posible. En segundo lugar, hay que proponer una alternativa socialista. Esto significa luchar contra los intentos de limitar los derechos de los trabajadores, como el derecho de huelga, y contra las propuestas de reducir los impuestos para los ricos. Si se logran unas nuevas elecciones generales, esa será la opción menos mala.

Las políticas socialistas y audaces son la única forma en que el Partido de la Izquierda se convierta en una oposición creíble: el partido que los trabajadores y los jóvenes esperan para "llevar la lucha contra la derecha reaccionaria dentro y fuera del parlamento". Corbyn en Gran Bretaña y Mélenchon en Francia demuestran que la única forma en que los partidos obreros pueden obtener apoyo es distanciarse de todos los compromisos corruptos y brindar su apoyo total a la lucha de clases en sus respectivos países.

Si los socialdemócratas continúan su trayectoria hacia la derecha, el Partido de la Izquierda bien puede convertirse en el mayor partido de la clase trabajadora en Suecia. Pero eso requiere el fin de todos los intentos de cooperar con los socialdemócratas y plantear una política socialista clara para defender los intereses de la clase obrera.

Contra todas las políticas derechistas: ¡lucha por el socialismo!

El objetivo del Partido de Izquierda no debería ser conseguir reformas pequeñas y específicas en las negociaciones con los socialdemócratas, con el precio de permitir ataques mucho más grandes contra la clase trabajadora. Debería proponer la lucha total al sistema capitalista, el causante real del racismo, la desigualdad y el empeoramiento de las condiciones de los trabajadores.La crisis del capitalismo llevará al sistema a una nueva recesión. Estos temores se manifiestan diariamente en las páginas de la prensa financiera y entre los estrategas más serios de la clase dominante. Como Torsten Sløk, del Deutsche Bank, explicó en Dagens Industri durante una visita a Estocolmo la semana pasada, está "bastante preocupado por una nueva recesión en Europa, al menos antes de 2020".

Esta nueva crisis será peor que la de 2008, y Suecia será mucho más afectada esta vez. La clase dominante lanzará ataques mucho más salvajes contra los trabajadores, intentará cargar la crisis en los hombros de la clase trabajadora. Tanto los socialdemócratas como los partidos de derecha están ahora de acuerdo sobre esta orientación política.

Por lo tanto, tarde o temprano, seremos testigos aquí de protestas masivas del tipo que hemos visto en Francia. ¿En qué lado estarán el movimiento obrero y el Partido de la Izquierda entonces? ¿Desean actuar como los políticos y dirigentes sindicales “responsables” manteniéndose al margen y brindar su apoyo a estas políticas, o incluso oponerse al movimiento (como lo hizo recientemente la CGT francesa a los chalecos amarillos), o desean participar en el movimiento y dirigirlo? Esta decisión se tiene que tomar ahora. Uno no puede unirse a los ataques contra la clase trabajadora y evitar asumir la responsabilidad cuando los trabajadores reaccionan contra ellos.

Solo la política socialista, que deje en evidencia al capitalismo y a sus defensores, puede salvar al movimiento obrero. Los compromisos tramposos, las medidas a medias y la cooperación de clase se deben acabar. La clase burguesa se está preparando para la batalla contra la clase obrera. El movimiento obrero debe prepararse para dirigir la lucha contra el sistema y por alcanzar el socialismo en nuestra época. 


Nota: Poco después de publicar este artículo se anunció que el Partido de la Izquierda se abstendría de votar sobre el gobierno, permitiendo así que los socialdemócratas formaran un gobierno con los Verdes. Lo que el líder del Partido de Izquierda insinuó el lunes 14 de enero ahora se ha convertido en realidad. Seguimos oponiéndonos a la formación del gobierno con este programa de derecha, y mantenemos nuestra posición de que el movimiento obrero debe exigir nuevas elecciones y el establecimiento de un gobierno de izquierda con un programa socialista.

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