Mientras escribo estas líneas el drama en Francia acaba de ser llevado a un sangriento clímax final con la muerte de los dos hombres que asesinaron al personal de Charlie Hebdo. Este desenlace era tan inevitable como el final de una tragedia griega. No había ninguna perspectiva realista de cualquier otra. Tres días de intenso drama que capturaron la atención del mundo han terminado con veinte muertos, un número aún desconocido de heridos y una nación en estado de trauma.

A lo largo del fin de semana varios millones de personas participaron en manifestaciones en París y en otras ciudades de Francia. El gobierno y todo el establishment oficial habían convocado manifestaciones y anunciado su participación. La tarde del domingo, el primer ministro Manuel Valls, declaró que el pueblo se había unido “tras el presidente” François Hollande.

El ataque terrorista contra Charlie Hebdo ha provocado una enorme ola de emoción, rabia e indignación en toda Francia. La misma tarde noche, más de un centenar de miles de personas bajaron a las calles en numerosas ciudades. La repulsión que suscita este acto bárbaro se une a la emoción ligada a la personalidad de las víctimas, algunas de ellas gente muy conocida y apreciada.

El 25 de enero se celebran elecciones generales en Grecia. SYRIZA es el gran favorito para ganar estos comicios. Los capitalistas europeos se enfrentan a un dilema, ya que una parte de su maquinaria, la democracia burguesa, corre riesgos de chocar con otra, su programa de austeridad, que el pueblo griego ha sufrido durante los últimos cinco años. Esto es visto como una seria amenaza a los planes de los gobernantes europeos de resolver la crisis económica mediante la destrucción del nivel de vida de la clase obrera.

“Es la huelga más potente que haya tenido lugar jamás” comentó Marie-Hélène Ska, secretaria general del sindicato cristiano CSC. Y tiene razón. El paro nacional del lunes 15 de diciembre fue sin duda la más “general” de todas las huelgas generales de 24 horas en la rica historia huelguística de Bélgica.