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PAÍS: EL SALVADOR

Hace algunas semanas en una de las tribunas donde los legisladores del FMLN dan sus informes de trabajo al pueblo en la Plaza Cívica de San Salvador, un trabajador tomó el micrófono y explicó como en su trabajo durante los gobiernos de ARENA algunos compañeros suyos habían  intentado formar un sindicato y fueron despedidos, con gran entusiasmo, confianza y esperanza decía que ahora nuevamente estaban organizándose y que esperaban que con el gobierno de Funes ahora si se les permitiría su derecho a sindicalización. Este compañero solo expresó lo que miles  de trabajadores en el país están pensando.

La clase obrera salvadoreña no cuenta con una organización sindical tradicional a lo largo de su historia, pero esto no implica que no existan profundas tradiciones revolucionarias, al contrario. La burguesía para mantenerse en el poder ha buscado por todos los medios que el movimiento obrero no se organice y en muchas ocasiones ha conseguido aplastar sus sindicatos, esto lo hemos visto desde el nacimiento del movimiento obrero organizado, por ejemplo, la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador, que de su seno surgió el PCS y fue muy importante para organizar a los trabajadores del campo y la ciudad fue aplastada después de la derrota de la insurrección de 1932. Es bien sabida la represión al movimiento obrero durante la guerra como los ataques a la UNTS que hoy tampoco existe. Estos son solo dos ejemplos de nuestra historia pero podríamos mencionar muchos más.
El Salvador no ha contado con sindicatos enormes estables que tengan décadas de trabajo como pueden tenerlo el proletariado europeo, pero sus tradiciones son muy aguerridas y revolucionarias. Los sindicalistas a lo largo de la historia han tenido que pasar por una dura escuela revolucionaria, encabezado luchas impresionantes pasando por insurrecciones abiertas y huelgas generales. La lucha no ha sido sencilla, podemos recordar como ejemplo simplemente los relatos de uno de los más importantes dirigentes de la historia del país: Salvador Cayetano Carpio, quien hace un relato en su libro Secuestro y Capucha de las fuertes torturas a las que fue sometido junto con otro grupo de compañeros. Es por esta dura escuela que la clase obrera salvadoreña ha conquistado algunos derechos, pero que en todo momento la voraz burguesía los arrebata o intenta arrebatar y por eso hay que defenderlos en cada momento, incluso los derechos básicos como el de organizarse sindicalmente.

Fermento en el movimiento sindical
El triunfo de Funes-FMLN era un reflejo claro de la rabia contenida por las masas y sus aspiraciones de cambio. Los trabajadores no ganaron las elecciones para quedarse después con los brazos cruzados, se luchó por que se de un cambio real y este se debe dar. Este gobierno se enfrenta a una crisis devastadora y esto hace que los niveles de vida en vez de mejorar empeoren, hemos sufrido decenas de miles de despidos y eso puede tener un efecto de inhibir la lucha huelguística, pero quien crea que la clase obrera esta paralizada está muy equivocado.
Un ejemplo claro de ello fue la lucha de los trabajadores de pan Lido, quienes incluso llegaron a paralizar la producción, gracias a que sus dirigentes mantuvieron una posición de lucha firme consiguieron un incremento salarial de  15 dólares mensuales cuando la propuesta original de los patrones era reducirles el salario o por lo menos mantenerlos como estaban sin incrementos. El sindicato SELSA del que hablamos, acaba de cumplir 50 años y tiene importante tradición de lucha, pero eso no implica que otros sectores de la clase obrera no estén actuando.


Otro sindicato importante es el STISSS, quienes fueron pieza clave en la lucha contra la privatización de la salud donde vivimos las multitudinarias marchas blancas, pero en estos años el sindicato ha tenido altibajos al llegar a momentos de parálisis interna, incluso de acefalia. Hoy vemos una reafiliación masiva donde hay un padrón de 7 mil trabajadores e incluso algunos dirigentes creen llegar a los 10 mil afiliados, esto muestra que los trabajadores nuevamente están regresando a sus organizaciones porque las necesitan como instrumento de lucha ante los ataques de esta crisis.


El Sindicato de Trabajadores de la Universidad de El Salvador (STUES) acaba de vivir elecciones internas, este sindicato ha tenido una dirección de izquierda, sin embargo los dirigentes han incurrido en métodos ultraizquierdistas queriendo sustituir el papel que deben jugar las bases. En vez de impulsar acciones de masas se han realizado acciones “heroicas” de un puñado de individuos lo que ha facilitado la represión y los ataques. Al no tener una posición marxista firme por parte de los dirigentes se ha zigzagueado del ultraizquierdismo al oportunismo por lo que el malestar de la base fue creciendo, aunque muchas veces se expresó en aparente apatía. De un movimiento de las bases surgió el MTUES quienes fueron la planilla que se opuso a la actual dirección quienes presentaron su planilla Resistencia, esta última ganó por solo 7 votos lo que indica que muchos trabajadores quieren un cambio en la política sindical. Se corre el riesgo de que MTUES y trabajadores que les votaron caigan en posiciones sectarias como plantear la desafiliación del sindicato, cuando tienen todas las posibilidades de convertirse en una fracción organizada que defienda una política más consecuente y revolucionaria dentro del mismo.


Podríamos poner 100 ejemplos más, pero uno que es muy ilustrativo es el de SUTC que agrupa a trabajadores de la construcción, un sindicato que fue muy revolucionario pero que literalmente a punta de pistola un trabajador tomó la dirección sindical y se convirtió en un autentico burócrata que ha defendido durante décadas los intereses de los capitalistas y ha aplastado de forma gansteril cualquier disidencia sindical. Apenas unos días antes de escribir este artículo un grupo importante de trabajadores que se venían organizando consiguieron recuperar la dirección sindical para hacer nuevamente del SUTC un sindicato revolucionario.

Por una política más firme a favor de la clase obrera
Estos pocos ejemplos nos dan una muestra de lo que pasa en el movimiento sindical salvadoreño, la clase obrera quiere cambios y lo que hace en estos momentos es preparar a sus organizaciones para la lucha.  Bastaría poner un dato para ilustrar lo que está pasando: durante los casi 20 años de gobierno de ARENA solo se legalizaron alrededor de 80 sindicatos mientras que en menos de un año que lleva el gobierno Funes-FMLN se han legalizado ya 70.
Los trabajadores debemos exigir que el gobierno de izquierda tenga una política mas firme en defensa de la clase obrera combatiendo el desempleo, aumentando el salario mínimo, aprobando leyes a favor de los trabajadores, nacionalizando las empresas en quiebra, distribuyendo de mejor forma los ingresos estatales para mejorar los salarios de los trabajadores estatales, fomentando un plan de obras publicas para combatir el desempleo, etc. El FMLN debe impulsar la organización sindical, pugnando porque estos sean independientes del Estado, el mismo Lenin después de la toma del poder de los trabajadores defendía esta posición porque sabia que incluso en un estado obrero revolucionario (cosa que el Estado salvadoreño aun no es) los trabajadores debían estar organizados independientemente para defenderse de posibles excesos del mismo Estado Obrero. La clase obrera salvadoreña apenas esta estirando los músculos pero no tenemos dudas que de ser necesario lucharán contra la crisis capitalista y posibles ataques de la burguesía al gobierno de Funes-FMLN rescatando las más heroicas y revolucionarias tradiciones que posee.

 

 

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