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que sigue morenaLos comités distritales, además de debatir acerca del futuro de Morena, están eligiendo delegados que elegirán, a su vez, en nuestros próximos Congresos Nacional y Estatales, a la dirección a nivel estatal y nacional. Uno de los puntos fundamentales será el establecimiento de medidas para evitar que la dirección democráticamente elegida se burocratice o se separe de las bases de Morena. Este artículo tiene como intención el proponer algunas medidas para evitar la burocratización. Este ensayo debe leerse en conjunto con otros en donde hemos defendido la necesidad de un programa socialista para Morena y donde hemos argumentado porqué necesitamos un Partido democrático al servicio de los trabajadores. Ahora nos centraremos en algunos aspectos organizativos del asunto.


¿Cómo hacer que los delegados nacionales no se separen de las bases del Morena? Será fundamental que, por medio de los delegados de comités, se controle y se dirija a los delegados estatales y éstos, a su vez, a los nacionales. De tal manera que los comités de base controlen realmente a su organización. Para ello será trascendental que los comités de base permanezcan activos para que las iniciativas fluyan adecuadamente de “abajo a arriba” y la información de “arriba a abajo”. Si los delegados no son controlados por comités activos la burocratización será prácticamente inevitable. Se pueden crear estructuras deliberativas, a partir de los comités de base, para garantizar el mandato de la base; por ejemplo, la primera reunión de un comité delegacional debe incluir a los representantes de los comités de base (que por ahora son los comités distritales y los representantes de la “sociedad civil”), esta primera reunión debe establecer la orientación política, táctica y estratégica del comités delegacional –establecer, por ejemplo, el lanzamiento de círculos de reflexión, un periódico, apoyo a las luchas locales, cursos de formación, etc.- el comité delegacional debe impulsar estás iniciativas, cuyo seguimiento debe darse por medio de  reuniones periódicas con los representantes de los comités e informes escritos y orales a los comités de base, en caso de que los representantes de comités no cumplan deberían ser inmediatamente revocados por las bases; si los representantes delegacionales no cumplen, deberían ser revocados por los representantes de los comités y si los representantes estatales y nacionales no cumplen, deben poder ser revocados mediante asambleas estatales o  congresos nacionales periódicos.

Pero uno de los elementos clave para que estas “correas democráticas de transmisión” funcionen adecuadamente está en la existencia activa de los comités de base, si éstos no funcionan no podrá evitarse que los delegados sean “electos” por camarillas no controladas por nadie y que, por consecuencia, estos “delegados” sólo se representen a sí mismos o a su camarilla burocrática. No dudamos que existan comités distritales activos que estén discutiendo y eligiendo a sus propios representantes, pero sabemos de la existencia de comités fantasma que de plano no existen o que no tienen vida regular y que son convocados únicamente para la elección de delegados. En muchos casos no existe mala intención sino que no se sabe cómo hacer que los comités de base mantengan una vida activa. Ya sea con o sin mala fe el resultado de la simulación será la burocratización.

Uno de los elementos que nos permite entender el porqué muchos comités distritales no tienen vida activa está en la lógica misma de una estructura creada para fines electorales. Es un error construir el Morena en base a comités “seccionales”. Las secciones electorales no son referentes de lucha para la gente común y corriente, nunca he escuchado a nadie que se sienta parte integrante de su “sección o distrito electoral” y que diga: “¡qué orgulloso estoy de mi sección electoral!”. En cambio la gente sí se siente parte de una colonia, de un barrio, de un sindicato, de una organización barrial, de un centro de trabajo, de un centro de estudio, de un círculo, etc. Para que los comités tengan vida es necesario vincularlos a la “vida” de las luchas cotidianas en las fábricas, en las escuelas, en los sindicatos, en los pueblos y en los barrios. Por ello los comités deben crearse de manera natural dentro de los espacios cotidianos de lucha de los trabajadores y los jóvenes. Así, estos comités periódicos tienen la posibilidad de discutir, de establecer vínculos, de proponer campañas, de escribir volantes, etc.

Si se crean los comités con esta lógica será más fácil mantenerlos activos porque serán vistos con un instrumento de lucha y no como un simple vehículo para la propaganda electorera. Será más fácil el reclutamiento y fortalecimiento de nuestra organización, la vinculación con otras luchas será natural y permitirá crear nuevos comités en esos espacios de lucha. Comités así serán útiles, incluso, cuando sea necesario impulsar una campaña electoral y defender el voto popular. Lo ha señalado Taibo II: donde hubo organización popular el fraude no pasó, donde hubo sólo organización para la propaganda electoral hubo fraude electoral. La mejor manera de perder una elección es crear una estructura electorera separada de la lucha social.

Participar y vincularse a la lucha popular, juvenil, sindical, etc., permitirá a los comités crecer en experiencia política, permitirá un marco sano para el debate y el crecimiento; permitirá, en síntesis, un marco adecuado para la formación política que es otro de los elementos centrales para evitar la burocratización. En la medida en que formemos bases y cuadros políticos tendremos afiliados con criterio propio, iremos dejando atrás caudillismo para que las bases sean en verdad las que decidan. La vinculación con la lucha diaria de los trabajadores permitirá comprender que nuestra lucha no es contra un modelo “malo” de capitalismo sino contra el capitalismo como sistema. Si comprendemos las raíces de nuestros males sabremos comprender que necesitamos un frente unido de los explotados, que requerimos de la acción conjunta, la movilización constante, la vinculación con los trabajadores, que necesitamos formas de lucha más masivas y radicales. Esta compresión será otro baluarte contra a burocratización generando un circuito virtuoso: Una base activa, con una compresión política elevada, se expresa en una estructura sana y, en contraparte, una estructura democrática sana permite y estimula el debate y la elevación del nivel político.

La formación de una organización de estas características no será fácil ni sencilla, requiere que los comités que tienen una vida real y sana marchemos hombro con hombro con los sindicatos democráticos, que apoyemos a los estudiantes en lucha, etc., que tomemos las medidas necesarias para llevar este debate hacia adelante luchando contra los burócratas, los arribistas y los oportunistas que buscarán en el Morena un vehículo para vivir del presupuesto. Recuperemos la historia de la degeneración del PRD, aprendamos de ella y evitemos los mismos errores.

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