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ayotzinapa-thLos horribles incidentes en los que oficiales de la policía abrieron fuego contra estudiantes, matando a 6, hiriendo a 17 y después secuestrando a otros 43, atribuyéndoselos al crimen organizado, es una muestra contundente de la corrupción del estado capitalista mexicano. Estos hechos han demostrado hasta qué punto sus estructuras están unidas a estos cárteles y, finalmente, cómo no se detienen ante nada para eliminar a cualquier persona que se manifieste en contra de sus intereses.

ayotzinapaEn la noche del 26 de septiembre, estudiantes de la escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa (una escuela rural de profesores) fueron detenidos por agentes de la policía municipal de Iguala, en el estado de Guerrero, cuando llegaron al pueblo. Los oficiales de la policía abrieron fugo con pistolas matando a seis personas, 3 de ellos estudiantes y otras tres personas a bordo de dos vehículos diferentes. Otros 17 estudiantes  fueron heridos. Cuando trataron de escapar, el resto de los estudiantes fueron secuestrados por miembros de la policía municipal y después, en colaboración con la policía del municipio de Cocula, fueron entregados al cartel Guerreros Unidos. Los 43 estudiantes siguen desaparecidos hasta el día de hoy.

El cadaver de otro de los estudiantes, Julio Cesar Mondragón, fue descubierto en el lugar donde los estudiantes fueron secuestrados, su cara fue arrancada hasta dejar el cráneo desnudo y su cuerpo sufrió quemaduras severas. Julio fue herido en el primer ataque de la policía, pero los testigos dicen que fue tomado con vida y llevado en un carro policiaco.

También trascendió que dos de los estudiantes secuestrados fueron secuestrados justo afuera de una instalación militar en Iguala, sin intervención del ejército.

La confesión de dos policías locales llevó al espantoso descubrimiento de un total de 14 fosas comunes con decenas de cuerpos supuestamente pertenecientes a los estudiantes secuestrados. Ahora en otro giro macabro de la historia, los resultados finales de los análisis de ADN de los cuerpos revela que ninguno de ellos pertenece a los estudiantes desaparecidos.

Un grupo de policías de Iguala y Cocula han sido puestos bajo arresto y el alcalde de Iguala, su esposa y el jefe de seguridad del municipio han huido. Ha habido muchos informes y acusaciones sobre los nexos entre el alcalde José Luís Abarca, del PRD, y el cartel de drogas Guerreros Unidos, que es liderado por su cuñado.

El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, del PRD, ha revelado que fue informado del incidente en el momento de los hechos, pero decidió no intervenir “ya que el alcalde de Iguala no contestó a su llamada”.

Las autoridades sabían de los nexos criminales del alcalde de Iguala cuando fue acusado de secuestrar y matar a tres activistas de la ciudad en Mayo del 2013. Ocho miembros de la organización Unión de Colonos de Iguala fueron secuestrados y torturados durante varios días. Tres de ellos, incluyendo a Arturo Hernández, un miembro del gobierno municipal por el PRD, el partido del presidente municipal, fue asesinado a tiros por Abarca de acuerdo al testimonio de uno de los supervivientes que logró escapar. Los defensores de los derechos humanos presentaron este testimonio a la PGR y al propio PRD. No se hizo nada. (http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2013/11/26/index.php?section=politic...)

El alcalde de Iguala, Abarca, tuvo su nombramiento por el PRD gracias al apoyo de la principal fracción del partido, la mal llamada Nueva Izquierda y se oponía fuertemente al grupo de activistas liderados por Arturo Hernández Cardona.

Los nexos entre el PRD y este crimen son particularmente escandalosos. El Partido de la Revolución Democrática se fundó en 1989 y atrajo a una amplia capa de activistas de movimientos sociales, sindicalistas  y activistas de Izquierda. Decenas de sus miembros fueron asesinados por sus actividades políticas y el estado de Guerrero es uno de los que tiene un mayor número de mártires del PRD.

El partido, a través de los años, pasó a ser dominado por un grupo de fracciones del ala derecha burocrática que destruyeron su voz genuina a favor de los pobres y los oprimidos. En Guerrero, el PRD fue tan lejos, hasta el punto de nombrar a un ex gobernador priísta del estado, Ángel Aguirre Rivero, como su candidato a gobernador, cargo para el que fue elegido en 2011. Lo que hace esto particularmente atroz, aparte del hecho de que sólo se interesó en ser el candidato del PRD, cuando el PRI se negó a impulsarlo, es que durante su periodo como gobernador del PRI, varios activistas sociales del PRD fueron asesinados en Guerrero. Ángel Aguirre Rivero también está ligado a Nueva Izquierda.

Los estudiantes de Ayotzinapa demandaron un juicio político al gobernador Aguirre. Incluso ahora que se levantan voces fuertes demandando que sea removido de su posición por su responsabilidad en la masacre de los estudiantes, ¡el PRD lo sigue defendiendo!

De hecho, todo el aparato estatal de Guerrero esta de una forma u otra ligado a la desaparición y asesinato de los estudiantes, la policía local y las autoridades de Iguala y Cocula, el gobernador y su secretario de gobierno, la judicatura del estado de Guerrero, que se negó a investigar las muertes previas ligadas al presidente municipal de Iguala, etc.

Todos ellos están cerrando filas para defenderse unos a otros. El estado en Guerrero creó una “comisión de investigación” formada por representantes locales de diferentes partidos (PRD, PRI, PAN, PVEM, MC). En una reunión con legisladores nacionales que visitaron Guerrero, incluso culparon a las víctimas de lo que paso. Dijeron que debería haber una “revisión la existencia de las normales rurales ya que se estaban convirtiendo en ¡la cuna de las guerrillas”!! Ellos defienden que su comisión es “neutral” y defienden al gobernador ya que él no tiene ningún “motivo”, “después de todo, alguien mando a los estudiantes a Iguala y ¡algo está escondido ahí”!!

Estas afirmaciones contra las normales Rurales son un fuerte indicador de la motivación política detrás del ataque de los estudiantes. Las normales Rurales son Escuelas de formación de maestros que educan a sus estudiantes desde un entorno de pobreza extrema y que operan en base a un compromiso de lucha social en esta parte del país. La organización de estudiantes dominante es la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).

Bajo el ataque del gobierno, que parece querer desaparecer todos los planteles, las Normales Rurales, han librado una larga batalla por su supervivencia. En el 2000, hubo enfrentamientos en el Mexe, una normal Rural en Hidalgo, donde policías armados pretendieron romper una huelga de hambre de los estudiantes. Los pobladores enfurecidos atacaron a la policía logrando capturar a decenas de policías que fueron intercambiados por los estudiantes arrestados.

En Guerrero propiamente ha habido una serie de luchas importantes en el periodo reciente, al igual que asesinatos, desapariciones y arrestos tanto de activistas sociales como políticos. Además de Hernández Corona y sus compañeros en Iguala, en el 2013 también fueron asesinados Raymundo Velázquez, de la liga agraria revolucionaria de Emiliano Zapata y dos de sus compañeros, así como el  asesinato de una de las líderes  de la organización campesina de la sierra del Sur, Rocío Mesino.

Los periódicos locales han especulado que la razón del ataque a los estudiantes fue el miedo del presidente municipal de que estuvieran en Iguala para irrumpir dos reuniones públicas de alto impacto, las cuales iban a tener lugar en esos días, una de ellas organizada por él mismo y la otra por su esposa.

De hecho, los estudiantes tenían que ir a Iguala por donaciones para financiar su viaje a México para tomar parte de la marcha del 2 de octubre, que marca el aniversario de la masacre de los estudiantes en huelga en 1968 a manos del estado. El autobús en el que viajaban fue tomado de un operador local, algo que ya ha pasado antes. De acuerdo con los sobrevivientes, cuando la policía los detuvo, ellos pensaron que iban a ser arrestados, pero nunca sospecharon que les dispararían y los secuestrarían.

Lo que emerge, es una red compleja de nexos entre operadores políticos, de los principales partidos (PRI, PAN y PRD), de las diferentes instituciones del estado y los carteles de drogas quienes se ha dicho están infiltrados o dominan de un grado a otro cerca de dos terceras partes de los gobiernos municipales del estado.

Esta situación ha puesto al gobierno de Peña Nieto en una situación difícil. Por un lado, quiere ofrecer una especie de resolución a este problema con el fin de preservar su imagen de “reformador” y “modernizador”, la representación de una “nueva forma” de hacer política en México, libre de corrupción y de represión de estado. Por el otro lado, este problema no puede ser resuelto por un simple sacrificio de chivos expiatorios ya que todo el aparato gubernamental de Guerrero está involucrado de una u otra forma. Adicionalmente, Peña Nieto depende de los votos del PRD en el senado para garantizar que sus reformas sean aprobadas.

Tal como sucede en otras partes del país, en Guerrero los problemas con la infiltración de los carteles y la fusión con el aparato estatal se han compuesto de una serie de asesinatos políticos, masacres y la guerra sucia contra los activistas sociales y políticos. De hecho, tanto Genaro Vázquez como Lucio Cabañas, líderes campesinos legendarios, fueron maestros y estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Ambos decidieron tomar las armas y formar guerrillas en reacción a dos masacres llevadas a cabo por el estado.

Durante el periodo de la guerra sucia (entre 1969 y principios de los 1980s) del estado en contra de diferentes movimientos de guerrillas, que emergieron en consecuencia de la masacre estudiantil de 1968, el estado llevo a cabo asesinatos, torturas y secuestros de cientos, tal vez miles de estudiantes, campesinos y activistas de sindicatos. En el estado de Guerrero algunos de los activistas secuestrados por el estado fueron arrojados al océano desde aviones, en algunos casos atados y amarrados, en otros en sacos rellenos de piedras. Ninguno de esos crímenes se han investigado adecuadamente y el aparato estatal nunca se ha purgado. Las mismas personas y muchos de sus métodos siguen operando de la misma manera.

El aumento del poder de los cárteles de drogas, que controlan ahora grandes partes del país y su economía, no es solo un problema criminal. Se trata de una convergencia de intereses de facto y colusiones entre el estado y los principales partidos políticos y los carteles. Los carteles controlan el estado en numerosos municipios (la policía local, jueces, abogados del estado, políticos electos) incluso se sabe de un cierto número de gobernadores que tienen nexos con los carteles.

Los cárteles no están solo involucrados en el tráfico de drogas, se han expandido a todas las esferas de la vida económica a través de la extorción, contrabando, etc. Lo que se tiene es el surgimiento del narco-capitalismo. Esta situación convierte a cualquier revolución, militancia política o actividad social, en una actividad muy peligrosa en algunos estados, ya que los carteles y el estado no dudan en matar a cualquiera que atente contra sus intereses.

Ha habido un cierto número de intentos de la población local para confrontar el poder de los carteles por medio de la organización de grupos armados de autodefensa. La respuesta del estado ha sido atacarlos y arrestar y apresar a sus más prominentes figuras. En Michoacán, estos grupos de autodefensas se volvieron muy poderosos durante 2012 y 2013, sacando a los carteles y al ejército de algunos municipios.

En el caso de Guerrero hemos visto la emergencia de Policías Comunitarias, particularmente en comunidades rurales. Estas también son grupos de autodefensa armados, bajo el control de asambleas locales, contra los carteles, pero fuera del control del aparato estatal que en algunos casos es la misma cosa que los carteles.

Durante la lucha del Sindicato de maestros democráticos en contra de la contrarreforma educativa en la primavera del 2013, la organización de maestros locales en Guerrero, CETEG, sufrió represión del estado y algunos de sus líderes fueron arrestados. En reacción a esto, las Policías Comunitarias declararon su apoyo a la lucha magisterial. Una columna de policías comunitarios armados y de activistas magisteriales entraron a Chilpancingo, la capital del estado, destruyendo oficinas de todos los partidos políticos y forzando la liberación de los maestros arrestados.

Es claro, la lucha de clases en Guerrero en el periodo reciente ha tenido algunas características irresureccionales, e incluso, antes del reciente ataque a los estudiantes, existió la posibilidad de un levantamiento general como en Oaxaca en el 2006.

A nivel nacional, todas las recientes luchas en contra de las contrareformas (educación, petróleo, laboral, etc.) de Peña Nieto han sido derrotadas. En algunos casos esto ha sido resultado de su aislamiento, en otras por la falta de una dirección adecuada.

En la explosión del movimiento del Politécnico (IPN) los estudiantes amenazaron en convertirse en un foco de acumulación de todo el enojo acumulado. Esta es la razón de que el gobierno haya reaccionado muy rápido al tratar de coaptar a los líderes del movimiento con concesiones y un ataque concertado contra su ala más consistente, la organización estudiantil CLEP.

Al contener, de alguna manera el movimiento del Politécnico, ahora las protestas sobre Ayotzinapa proveen un nuevo foco de la lucha. Ayer y hoy, estudiantes en decenas de facultades y universidades de todo el país impulsaron paros de protesta en solidaridad con los estudiantes de Ayotzinapa y contra la inactividad del gobierno en la materia. Lo que es significativo es que en las asambleas para votar a favor del paro (que se repetirá en la siguiente semana) no fue limitada a un pequeño número de activistas sino que fueron masivas con cientos y en algunos casos miles de estudiantes involucrados.

Ayotzinapa se está convirtiendo en la gota que colma el vaso. El movimiento de los estudiantes, en el IPN y en Ayotzinapa, es la continuación de la explosión del movimiento juvenil de #yosoy132 en 2012, una nueva generación que entra a la lucha con valentía e ímpetu.

Como se puede esperar, hay algunos prejuicios anti-políticos dentro de la juventud. Esto no es de sorprender, y hasta cierto punto es una reacción saludable a la corrupción de la política oficial. No debemos olvidar que todos los principales partidos políticos (PRD, PRI, PAN y PVEM) firmaron el “Pacto por México” que significa el paso directo del paquete completo de las contrareformas que pueden destruir los últimos vestigios de las conquistas históricas que se ganaron en la revolución mexicana y el gobierno de Cárdenas en los 1930s.

En una situación donde las vías oficiales y los canales para expresar el descontento y la oposición están bloqueados, una sorprendente explosión espontánea está siendo inevitablemente preparada, de la cual estamos viendo sus primeros temblores.

Los estudiantes de Ayotzinapa y los maestros democráticos del CETEG ya han anunciado que tan pronto no aparezcan los estudiantes secuestrados, ellos van a tomar los palacios municipales de cada pueblo del estado de Guerrero. Han empezado a poner sus palabras en acción. Trabajadores de la universidad de Guerrero se irán a paro mañana y otros grupos se unirán al movimiento, tanto a nivel estatal como nacional.

Esto pondrá al gobierno bajo una fuerte presión para encontrar una solución al caso de una u otra forma. Pero, pese a lo que sea que haga, los resultados pueden ser una explosión de enojo. Si los estudiantes son encontrados vivos, muchas preguntas tendrán que ser respondidas por quien sea responsable del secuestro. Si finalmente son encontrados muertos, la misma pregunta tendrá que ser respondida. De una forma o de otra, este caso va a marcar un punto de inflexión en la situación política de México.

El caso ha abierto la tapa y revelado la cloaca pútrida del estado capitalista en México. Lo que está en cuestión no es sólo la corrupción local oficial, sino todo el sistema de colusión entre las bandas criminales, los políticos burgueses a todos los niveles del aparato estatal.

La lucha contra esto no será fácil. La juventud que ha comenzado a revelarse necesita dibujar una conclusión política: la única alternativa para poner punto final a la interminable espiral de violencia, represión y masacre, es enterrando al sistema capitalista.

17 de octubre 2014

 

Reproducimos debajo un informe de nuestros compañeros mexicanos de la Corriente Marxista Internacional, La Izquierda Socialista, sobre la jornada internacional de protesta de ayer, 23 de octubre, en solidaridad con Ayotzinapa

 

La jornada global por Ayotzinapa: una movilización que tiende a tornarse en revolución

marcha.jpgLa multitudinaria manifestación de ayer (23 de octubre), en donde los cálculos oficiales hablan de 50 mil manifestantes, pero es probable que haya sido 3 o 4 veces mayor que eso, marca un punto de inflexión en los acontecimientos políticos de nuestro país, punto de ruptura que tiene todas el potencial de extenderse como un torbellino por todo el país. Los medios de comunicación hablan de 75 centros educativos paralizaron sus actividades. En más de 18 Estados hubieron manifestaciones de repudio. Esta protesta tuvo un carácter marcadamente juvenil pero con presencia de organizaciones de masas como la CNTE, el SME, sindicatos universitarios y las bases de Morena.
 
La solidaridad internacionalista marcó las jornadas de ayer: en  ciudades como Helsnki, Compehague, Florencia, Milán, Madrid, Londres, Buenos Aires, Santiago de Chile, La Paz, Bogotá, San Salvador, Londres, París, Caracas, Sao Paulo… resonó la indignación. Incluso la Unión Europea tuvo que hacer eco del repudio ―es más fácil repudiar asuntos que suceden a miles de kilómetros de distancia que hacerse responsable del desastre que hay en casa―. Las consignas de la manifestación estaban cargadas de rabia, ira e indignación: “Vivos se los llevaron vivos los queremos”, “no estamos completos, nos faltan 43”, “¿Por qué? ¿Por qué nos asesinan si somos el futuro de América Latina? Otras consignas en la magna manifestación eran fuertemente políticas y apuntaban a la esencia de la cuestión: carteles contenían el término revolución y todos exigían la salida del gobierno estatal de Aguirre e incluso la caída de Peña Nieto. 
 
Simbólicamente se dispusieron 43 sillas para los normalistas que de alguna manera estuvieron presentes en la movilización. Uno de los jóvenes dijo en una emotiva visita a un plantel del IEMS –donde el SUTIEMS refrendó su apoyo- que nunca se olvida el rostro y la mirada de un compañero que lucha, terminó sus emotivas palabras en lengua mixe; las palabras calaban hondo y arrancaban lágrimas desde lo más profundo. Fue similar tono del mitin del Zócalo, en el templete con fotos de los 43 normalistas desaparecidos hablaron los familiares. La indignación de los padres de familia era evidente. “¿Por qué los mataron? Porque temían que de Ayotzinapa surgiera un nuevo Che Guevara, un nuevo Genaro Vázquez, un nuevo Lucio Cabañas”. En cada discurso se sentía una tremenda desconfianza al Estado, un sentimiento de que sino escuchaban con manifestaciones como la de ayer, teníamos que tomar medidas más radicales. El campesinado pobre y el proletariado se hicieron oír en un discurso tras otro. Un tío de Julio Cesar Mondragón, 
conocido como el Chilango, el estudiante que fue desollado, dijo en una carta que otro padre de familia leyó que el crimen de su sobrino debería considerarse como de lesa humanidad y estaba siendo procesado por el gobierno Estatal.
 
Un sentimiento de que hemos llegado al límite se respira en el ambiente; unos estudiantes que fueron masacrados y desaparecidos por ser jóvenes, por ser pobres, por ser indígenas, por ser campesinos, por estudiar en una institución (las normales rurales) fundada por Lázaro Cárdenas ―un semillero de profesores comprometidos con el pueblo,  luchadores sociales y guerrilleros como Lucio cabañas y Genaro Vázquez―; han desencadenado ―junto con el movimiento del IPN― Estas enormes protestas que han sido cualitativamente mayores al movimiento 132 del año 2012 y han sido junto con esta la más extendida en el país desde el año 1968.
 
La ira tiende a convertirse en insurrección: la manifestación que ayer en Guerrero culminó en las oficinas municipales de Iguala con la quema del Palacio Municipal donde operaban los prófugos José Luis Abarca ―el presidente con licencia― y su esposa, coludidos con el grupo Guerreros Unidos, estas medidas se dan después de que el palacio estatal y la sede del PRD también fueron quemadas. Los padres de los normalistas dieron un ultimátum: o entregan a sus hijos en un lapso de dos días o se tomaran otras medidas. Y es que la ira es contra todas las instituciones establecidas, contra todos los partidos políticos tradicionales, contra el sistema establecido en su conjunto. Por esto el gobierno federal se encuentra entre la espada y la pared, hay la impresión de que ya saben dónde se encuentran los desaparecidos pero no lo quieren decir para no echar más gasolina al fuego, no dejan caer la cabeza podrida de Ángel Aguirre porque no sólo él sino los organismos federales fueron los que no hicieron nada por evitar la masacre, temen que si cae Aguirre las turbulentas aguas del movimiento se orienten hacia el gobierno federal.  El punto es que hagan lo que hagan estará mal ―es posible que dejen caer, finalmente, la cabeza del gobernador―* y el anuncio de ayer, donde por fin se reconoce la responsabilidad del presidente municipal, es un ejemplo de demasiado poco y demasiado tarde.
 
Estamos ante una pradera seca en la que ha caído un rayo. Aunque sólo los medios de comunicación más reaccionarios pueden llorar la quema de estos edificios, símbolo de corrupción y represión, es necesario que toda esa furia desencadenada se organice y se unifique. Hace falta elevar los paros estudiantiles hacia un gran paro nacional, esta coyuntura es propicia para ello. Necesitamos hacer un frente único en la acción de todas las organizaciones de masas, de los estudiantes en paro, los maestros, los grupos de autodefensa, las bases del Morena, los sindicatos. Necesitamos romper las resistencias de las direcciones conservadoras y electoreras que han estado bloqueando el movimiento. Morena tiene una gran responsabilidad, si la dirección de Morena no se pone  a la altura en esta coyuntura, su viabilidad quedará suspendida sobre un gran signo de interrogación hecho de omisiones y ceguera electorera. Son los estudiantes los que pueden hacer el llamado, pueden ser los sindicatos, debería ser la dirección de Morena; lo que es seguro es que el incendio ha comenzado y clama por ser unificado y organizado a nivel nacional. Ésa es la tarea.  
 
*Cuando publicábamos este artículo se ha anunciado la caída del gobernador de Guerrero Ángel Aguirre.
 
Ver mas fotos de la marcha en el facebook del CLEP
 
23 de octubre de 2014

 

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