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Trabajadores, militantes de la izquierda y de organizaciones sociales: Las horas dramáticas que estamos viviendo revelan a los ojos de todos que la presidencia de Áñez solo podrá ser impuesta mediante un derramamiento de sangre y con el uso masivo de las Fuerzas Armadas (FFAA). Es decir, con un despliegue golpista que hará caer cualquier máscara democrática. Esta fuerza que hoy se dirige contra las bases campesinas, indígenas y cocaleras del MAS en varios puntos del país y contra el levantamiento de las wiphalas de El Alto, mañana será usada para militarizar la sociedad contra la clase trabajadora. 

Los anuncios del líder cívico cruceño suponen un salto cualitativo en una dirección claramente golpista. Camacho ha convocado a la toma “pacífica” de las instituciones del Estado, que a estas horas de la noche, ya ha empezado en Santa Cruz, y la extensión de los bloqueos a las fronteras. Pero la sorpresa más grande la ha dado anticipando su participación a una marcha para este martes en la ciudad de La Paz que pretende llegar a la Plaza Murillo a exigir la renuncia de Evo. Es una abierta provocación que todo deja pensar no esté dirigida solo al MAS y al gobierno.

El domingo 10 de noviembre a las 16:50, el presidente boliviano Evo Morales anunció su renuncia. Fue la culminación de un golpe de estado que se había estado gestando durante algún tiempo. Los actos finales del golpe, este fin de semana, fueron un motín policial, francotiradores disparando contra mineros, un informe de la OEA cuestionando la validez de las elecciones y finalmente el ejército "sugiriendo" que debería renunciar. La Corriente Marxista Internacional nos hemos opuesto a este golpe reaccionario desde el principio, al mismo tiempo que señalábamos cómo se crearon las condiciones para el mismo.