Las fronteras actuales del mundo árabe son el producto de un plan secreto delineado en un mapa del Levante mediterráneo en mayo de 1916, en un acuerdo alcanzado entre el imperialismo británico y francés en el punto álgido de la Primera Guerra Mundial. Cien años después, el tratado Sykes-Picot puede considerarse sinónimo de engaño, cinismo y traición imperial.
La I Guerra Mundial - Parte XI: 1916-1917 - El cambio de marea
La dialéctica explica cómo las cosas pueden cambiar en su contrario tarde o temprano. La Primera Guerra Mundial es un muy buen ejemplo de esto. En el primer período de la guerra era la reacción quien sujetaba las riendas.
La I Guerra Mundial- Parte X: Bandidos grandes y bandidos pequeños
En 1915, mientras Churchill preparaba su desastrosa aventura de Gallipoli, la diplomacia británica trataba de ganar aliados para su guerra contra los turcos en los Balcanes. La misión británica en Sofía informóque Bulgaria podría estar preparando un ataque contra Turquía; esta esperanza se desvaneciópronto cuando Bulgaria se unió a las potencias centrales para atacar en cambio a Serbia. A principios de marzo, Churchill recibiómás noticias alentadoras de Atenas. El Primer Ministro griego, Elefterios Venizelos, se comprometía a enviar tres divisiones del ejército a Gallipoli. Le aseguraba a un Churchill feliz que el rey Constantino, conocido por ser pro alemán, no se opondría.
La Conferencia de Zimmerwald – el cambio de la marea
Hace 100 años, el 5 de septiembre de 1915, un pequeño grupo de socialistas internacionalistas se reunió en el pueblecito suizo de Zimmerwald. Fue el primer intento de unir a los socialistas que se oponían a la guerra.
La I Guerra Mundial – Parte IX. Los EEUU y la guerra: la guerra es buena para los negocios
Alguien dijo alguna vez a Lenin que la guerra es terrible, a lo que éste respondió: “sí, terriblemente lucrativa”. La guerra europea fue un regalo caído del cielo para los industriales americanos. El capitalismo estadounidense se había desarrollado a velocidad de crucero en el siglo XIX. Al estallar la guerra en Europa, los EEUU ya eran una joven potencia con una base industrial poderosa. En este conflicto jugó el papel de usurero en jefe e intendente militar para los combatientes europeos.
A cien años de la Conferencia de Zimmerwald
En agosto de 1914, Europa se hundía en una guerra que enfrentaba a los trabajadores unos contra otros. Este conflicto era el resultado de la competencia entre dos bloques imperialistas rivales decididos a competir por los mercados, las fuentes de materias primas y el control político de las colonias. El primero (Francia y Gran Bretaña) agrupaba a las potencias satisfechas, saciadas con su botín colonial y que querían mantener esta dominación; se aliaron con el imperialismo ruso, la "cárcel de los pueblos" que tenía sus propias ambiciones territoriales.
La I Guerra Mundial - Parte VIII: Víctimas y agresores
Mientras los ejércitos de las grandes potencias estaban ocupados matándose unos a otros en Flandes, Tannenberg y Gallipoli, sus hermanos más débiles estaban observando con gran expectación desde la barrera como buitres esperando para atiborrarse de los cadáveres de la parte derrotada. Mientras no quedaba claro cuál de los grandes bandidos resultaría más fuerte, los pequeños bandidos tenían que ser pacientes y esperar a la llegada de su oportunidad.