Cuestión nacional
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El capitalismo es un sistema global. Lo es desde hace más de cien años, y la tendencia es a unificar, homogeneizar y acercar cada vez más los distintos países; hoy más que ayer pero menos que mañana. Hoy el mundo es mucho más pequeño que cuando Lenin hablaba del imperialismo como fase superior del capitalismo, esa fase en la que estamos; en la que el capital se ha convertido en una fuerza internacional cuyos tentáculos llegan al último rincón del planeta.

Un puñado de multinacionales, dirigidas por unas pocas familias, controlan el mundo. El mercado es mundial, los precios del petróleo, del oro, y del resto de las materias primas son comunes a todo el planeta, y el precio de la mano de obra tiende a homogeneizarse también. Se fabrica en China y en Bangladesh, y se vende en Londres o San Francisco. Y ahora, incluso, tenemos la opción, a través de internet, de comprar directamente a China y recibir el producto en casa, después de haber atravesado medio mundo.

El sistema capitalista, como sistema global, sólo puede ser destruido y vencido internacionalmente, y para ello es necesario organizar a la clase obrera internacionalmente. Ese era el espíritu con el que nació la Internacional de Marx y Engels y las otras que le siguieron, la IIª, la IIIª, y la IVª. Por eso, también la Corriente Marxista Internacional (CMI) es una organización internacional.

Pero ahora, en materia local, ¿por qué hablamos de CMI-Paquistán, CMI-Grecia, CMI-USA o CMI-España? Que la CMI en el Estado español se organice a nivel de todo el estado y no a nivel nacional, esto es, que no exista una CMI-Euskadi o CMI-Catalunya, tiene que ver con el marco de la lucha de clases. Además, la existencia de dicho marco ni es elección nuestra, ni es por capricho, ni es elección de la propia clase obrera.

Muchas veces se dice… “¡Mejor juntos!”. Aunque es correcto en esencia, dicho de esta forma sería difícil distinguir esta afirmación de los discursos demagógicos del Rey y de Rajoy. Pero más correcto sería decir… “Juntos es la única forma”. ¿Por qué?

El Estado es un órgano de dominación de una clase sobre otra. Su principal función viene resumida de manera inmejorable en el himno de la Guardia Civil, “¡Viva el orden y la ley!” dicen. Pero encargarse de hacer cumplir la ley no es sino defender los intereses de la burguesía, defender la propiedad privada de los medios de producción y aplastar violentamente cualquier intento de superar esta sociedad que agoniza. Esto es común para la G. Civil, la Ertzaintza, los Mossos y cualquier otro cuerpo represivo. El Estado es, en última instancia, un grupo de hombres armados en defensa de la propiedad privada.

Es lógico asumir pues, que no puede ser construida una nueva sociedad sin destruir en primer lugar ese “guardián”. Aparece clara ahora la primera tarea que tiene por delante todo trabajador en el mundo: destruir el Estado bajo cuya dominación se encuentra. Esta tarea, en el Estado español se concreta en que en defensa de sus intereses de clase, los trabajadores catalanes, vascos y españoles tienen como primera tarea la de destruir el propio Estado español. Y la única forma es organizarse y luchar en el ámbito que abarca dicho Estado; esto es, organizarse en todo el Estado español. Es por esto, y no por otra cosa, que la unidad entre trabajadores catalanes, vascos y españoles, no sólo es deseable sino que es imprescindible en defensa de nuestros intereses como proletarios.

También es un escenario probable, hacia el que estamos avanzando, que el marco de lucha en Europa deje de ser los distintos Estados que la forman para convertirse en la Unión Europea. Si la UE sobrevive a la crisis económica será este el escenario más probable. Pero, aunque no sea un escenario muy lejano en el tiempo, no es el escenario en el que se está desarrollando la lucha de clases en estos momentos.

Hablaba al principio de la unidad de la clase obrera a nivel internacional. Una vez tomado el poder por los trabajadores en un país, pueden decir que han ganado una batalla, pero no la guerra. Como decía antes, la guerra sólo se puede ganar a nivel internacional. Cuando los bolcheviques tomaron el poder en Rusia, tenían esto muy claro. Por eso Lenin y Trotsky, lo primero que hicieron fue crear la III Internacional, para combatir al capitalismo internacionalmente. La URSS adoptó un escudo que era la bola del mundo y su himno era la Internacional. En el nombre tampoco aparecían referencias nacionales. Era necesario ir uniendo cuantos más trabajadores mejor bajo una misma bandera, la bandera roja.

La degeneración posterior trajo consigo la vuelta del nacionalismo ruso. De hecho Lenin, en una de sus últimas cartas escritas en vida, dice de Stalin que “él mismo es no sólo un "social-nacional" auténtico y verdadero, sino un basto esbirro ruso” (Lenin, Cartas al Congreso). Si no, estoy convencido de que tras la revolución china ésta se hubiera unido a la URSS.

Con esto es con lo que nos tenemos que quedar, con el espíritu original de la Revolución de Octubre. Luego, si los catalanes o vascos quieren participar en esa necesaria unión de repúblicas socialistas a nivel internacional, siendo parte de una España socialista o en una república socialista catalana o vasca, es únicamente decisión suya.

Pero la independencia, tal y como está planteada en Cataluña ahora mismo, es una trampa para los trabajadores, tanto para los catalanes como para los españoles. El “España nos roba” ha servido a la burguesía catalana para justificar sus recortes, sin olvidar que CiU también ha apoyado los recortes a nivel de España, y que al PP no le desagrada precisamente la tijera de CiU en Cataluña. Pero esa consigna de “nos roban” pretende hacer culpable al trabajador extremeño de las miserias del trabajador catalán, pretende que éstos se enfrenten por las migajas que les ofrece el capitalismo, en lugar de luchar unidos por superarlo.

Lo que hay que tener muy claro es quela independencia no resolverá los problemas de la clase obrera catalana o vasca (como también han dicho por aquí los abertzales cuando sacaron la campaña de “España es nuestra ruina, Independencia”). El sistema capitalista, como sistema global, está en crisis globalmente. Más tarde o más temprano todos los países se están viendo arrastrados a este agujero de destrucción de la riqueza producida por la clase obrera. No hay que olvidarse de que Irlanda, que hace ya casi cien años que se independizó del Reino Unido, ha sido rescatada por la Troika igual que Grecia o Portugal. 

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