Movimiento Obrero
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Del 3 al 8 de enero los trabajadores de Cacaolat protagonizaron una huelga indefinida que tuvo un gran eco en la sociedad catalana. Los trabajadores de la plantilla de producción fueron llamados a la huelga para bloquear los intentos de la dirección de la empresa de introducir un calendario laboral inhumano que imposibilitaba la conciliación familiar. La respuesta fue tan masiva (el 100% de los trabajadores participaron cada día en el paro) que, cinco días después de la huelga, ya no había botellas de Cacaolat para abastecer los bares y comercios del país. La dirección represiva y reaccionaria del grupo Damm i Cobega se vio forzada a capitular ante la fuerza de los trabajadores organizados, que demostraron que, sin su permiso, ni una gota de leche se mezcla con el chocolate. Esta gran victoria ha tenido un fuerte impacto entre los trabajadores del país y está destinada a marcar el ejemplo para la lucha de clases del periodo que se está abriendo. 

A continuación publicamos una entrevista con el compañero Antonio, delegado de CGT en el comité de empresa, que estuvo en primera línea en la lucha y en la negociación victoriosa con la dirección de la empresa. [Llegir en català]

cacaolat

P: ¿Cómo se ha llegado a la huelga?

A: La huelga es el resultado de un cúmulo de problemas que hay en la empresa, y el tema del calendario laboral para la conciliación familiar fue la gota que colmó el vaso. Es una empresa en la que el 80% de la producción sólo la hace una máquina, una línea. El comité de empresa ha puesto sobre la mesa varias veces a la dirección que deben comprar otra línea porque así se trabajarían tres turnos tranquilamente. La empresa no quiere invertir esta cantidad de dinero y aplica un cuarto turno en el cual hay un quinto turno encubierto, faltándole de esta manera una rotación más para que se den los descansos necesarios. Por esto el estrés con el que trabaja la plantilla es excesivo y este momento los trabajadores han dicho: ¡Basta!

P: La CGT ha estado a la cabeza de esta movilización, ¿qué papel han jugado los demás sindicatos?

A: Con los compañeros hubo unidad de acción. Cuando la plantilla y las asambleas votaron el 100% a favor de la huelga, se apoyó por parte de CGT emprender una movilización reivindicativa fuerte, sabiendo que así sería el sindicato que iba a estar a la cabeza de la negociación. No se paró simplemente la línea de producción afectada, se pararon también otras secciones que tienen un calendario aparte y, en apoyo a la huelga, los del departamento de distribución tampoco salieron. Un apoyo de toda la plantilla, tanto de los que estaban convocados como de los que no, que venían a trabajar para dar apoyo a los huelguistas o conocer las circunstancias de la empresa en la que trabajan, porque nunca sabes si mañana te tocará a ti.

P: Ha habido mucha solidaridad de clase desde fuera...

A: Se presentaron compañeros de PANRICO, estuvieron los de GIRÓ de Badalona, la asociación de vecinos de Santa Coloma, la CUP, Podem de Santa Coloma, los Yayoflautas también se pusieron en contacto con nosotros, los pensionistas que querían participar en cualquier movimiento que se haga, diversos sindicatos también: COBAS, la CNT, y la central de la CGT de Cataluña fue la primera que intervino. Los vecinos de los bloques de delante bajaban a traernos café caliente, comida, etc.

P: El preacuerdo del martes [8 de enero] fue recibido como una gran victoria...

A: Sí, la prensa ha hablado en todas sus noticias de una gran victoria sobre la patronal, lo dicen así de claro. Pasamos de la actitud por parte de la dirección de "no quiero hablar con huelguistas" de dos días antes a "quiero sentarme a negociar un acuerdo" para que se pueda seguir produciendo y se pueda seguir abasteciendo. El apoyo a los huelguistas que ha habido en todos los bares y comercios con la pizarra de "No servimos Cacaolat" evidentemente les estaba haciendo mucho daño.

P: ¿Cuáles son los términos del acuerdo?

A: El acuerdo está vinculado a uno anterior que introdujo un cuarto turno en el horario, firmado en 2017 por CCOO, UGT y USOC. La CGT no lo firmó porque entendía que era un engaño que nos afectaría en un futuro próximo, y así ha sido finalmente. Se ha ganado mucho respeto de la empresa hacia los trabajadores. La cara de la dirección de la empresa en la negociación del viernes [4 de enero] era todo un poema. Se ha ganado el no trabajar en agosto los fines de semana, desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre sólo se trabajarán cinco fines de semana como máximo, y ya nos han enviado una propuesta en la que los fines de semana quedan en cuatro por cada trabajador. Después del apoyo recibido y de la contundencia de la lucha se ha conseguido que la empresa sepa que, si en cualquier momento se sale de la línea de conducta pautada, los trabajadores estarán allí para plantarles cara. Eso es lo más importante.

P: ¿Qué impacto ha tenido esta victoria en los ánimos de los trabajadores de Cacaolat y en los de otras empresas?

A: Habrá un antes y un después para los trabajadores de Cacaolat después de esto. Cacaolat nunca ha sido una empresa de trabajadores reivindicativos, se conformaban con lo que les estaban dando. Si algún compañero tenía algún problema, que se lo resolviera él mismo, o el sindicato con su abogado. Ahora que los trabajadores han visto el apoyo recibido, sobre todo el apoyo que ha venido de fuera, mientras por la noche hacía mucho frío y era difícil estar allí y la gente nos traía leña para calentarnos, algo ha cambiado en su conciencia. Y también la solidaridad que surgió entre ellos tuvo un impacto fuerte. La empresa nunca pensó que se haría una huelga de este tipo, pensaban que los trabajadores cederían en dos días y, cuando vieron que no se cansaban y querían más y más, quedó claro que inevitablemente habría un antes y un después en la conciencia reivindicativa de los trabajadores. Yo creo que hay un problema de clase, una guerra de clases y el trabajador tiene que darse cuenta de que hay que tomar partido.

P: ¿Qué perspectiva ves para la lucha de clases en el Estado?

A: Lo veo complicado, porque han pasado muchas cosas en este país para que el trabajador salga a la calle, tuvimos el 15M y de ahí salió Podemos, y parecía que tenía que solucionarlo todo. Ahora estamos aprendiendo que lo tenemos que solucionar entre todos y empujar para que ellos (los dirigentes políticos) puedan hacerlo posible, porque no basta con ganar unas elecciones cuando el poder económico real no cambia. En las empresas pasa lo mismo. Desde la huelga, diversas emisoras se han puesto en contacto con nosotros y cada vez más personas quieren conocer nuestra experiencia. Tenemos que ponernos en contacto con los trabajadores de Coca-Cola, Alcoa, Amazon y ahora en la central de la CGT vamos a hacer un balance de la lucha y a elaborar las perspectivas para el próximo periodo.

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