Movimiento Obrero
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 Ante cualquier convocatoria de huelga, esta pregunta siempre suena en la mente de los trabajadores. La huelga del 29 S no ha sido distinta. Podría pensarse que el simple hecho de los recortes es suficiente para generar la adhesión a la movilización, pero siempre surgen dudas concretas y prácticas que hay que resolver.

Varias son las cuestiones que he oído antes, durante y después del día de huelga de las que podemos hablar. Hay más, pero quizás éstas hayan sido las más recurrentes:

-       Esta movilización está preparada para defender primero la situación de los sindicalistas.

Qué duda cabe que la defensa de los sindicatos es un punto importante en las huelgas. Define su fuerza y por tanto su capacidad de decisión ante los motivos que han convocado la huelga. La actitud de algunos sindicalistas pidiendo la participación en la huelga, para acto seguido decir que ese día lo cobraran como horas sindicales, no ayuda a motivar a la gente. Pero en ningún caso puede ser considerada como una actitud mayoritaria entre los delegados sindicales, por mucho que la prensa se empeñe en ello. Esa actitud debe ser recriminada por los afiliados, para acto seguido tomar cartas en el asunto y destituir a esos delegados. No podemos quejarnos sin más, y esperar que el problema se solucione solo. Hay que participar dentro de los sindicatos y exigir responsabilidades y cabezas.

-       Esta movilización debió hacerse antes de aprobarse le reforma. Ahora ya da igual.

Es cierto que si se hubiese movilizado antes, por ejemplo cuando el discurso del Gobierno pasó del  “la crisis no la pagaran los trabajadores” al “vamos a recortar el salario a los funcionarios y congelar las pensiones”, los frutos de la movilización podían haber sido otros. Pero también es cierto que venimos de unas décadas en las que el Diálogo Social era la principal baza que estaban usando los sindicatos, y el sostén de sus direcciones. Les está costando cambiar el concepto del momento en el que ya estamos, donde la Patronal no tiene nada que conceder ... Nada, escepto precariedad.

-Debe respetarse el derecho a huelga tanto como el del trabajo.

Para los trabajadores, el derecho al trabajo es elemental, ya que es su único camino de realización personal. Más aún lo es para cualquier marxista, pero con un matiz que lo diferencia de todos estos tertulianos que tanto gritan en los medios de comunicación por la defensa del derecho a trabajar el día de huelga. Para el marxista, el derecho al trabajo debe darse los 365 días del año, y no solo el día de la huelga. Reivindicar el derecho a trabajar ese día concreto cuando no se puede garantizar los otros 364 días del año no es sino un modo de desviar la atención, por no decir que es pura hipocresía. El día de huelga, este derecho prevalece sobre el del trabajo porque es el día escogido por lo representantes de los trabajadores para todos los trabajadores con el fin de manifestar su desacuerdo y oposición a las causas que generaron la movilización.

-El papel de los piquetes.

Los piquetes siempre son atacados antes y durante la huelga, tachándolos de “comandos” y de “grupos de camorristas” para forzar la participación de los trabajadores. Los mismos medios de comunicación que así hablan, nada dicen de los chantajes a los que son sometidos los mismos trabajadores antes y después de la huelga por sus patronos. No hace falta pensarlo mucho para tener una idea de a qué se enfrentan las personas empleadas por las ETTs, o las empleadas en el pequeño comercio, donde la presión es constante, y las represalias están a la orden del día y por diferentes medios. Es en estos términos donde se encuadra la acción de los piquetes. El piquete es el órgano de expresión de la huelga, formado por simples trabajadores y sindicalistas. Por eso es atacado de ese modo. Es la voz del enfado consciente y organizado, por eso ha de ser controlado y reprimido por la Patronal a través del Estado, que no escatima el dinero ese día para tener los máximos policías posibles en la calle. Para muchos trabajadores chantajeados por sus jefes, es el único medio para mitigar en algo la ira del patrón el día después, el que “el piquete me ha arrastrado”. El piquete es el preludio de la manifestación, y su comité de seguridad.

-La unidad de acción.

Es una idea básica. Si hemos de defendernos juntos, ¿Qué hacen los sindicatos cada uno por su lado? La explicación es relativamente sencilla. Mientras había trabajo, aunque fuese malo y con bajo sueldo, la gente daba manga ancha a las burocracias sindicales que, como personas que llevan una nómina a casa, también miran por sí mismas, buscando el mejor discurso que garantice su posición, que no tiene porqué coincidir con la de otros sindicatos.

Sin embargo, cuando la situación cambia y se entra en crisis, todos han de reorientarse hacia un objetivo común, la defensa de los derechos de los trabajadores, lo que necesita tiempo,          autocrítica, espíritu de superación y de sacrificio por unos ideales, lo que en personas desentrenadas  e incluso volcadas en  otros intereses no resulta nada fácil. Este es un buen motivo para participar en los sindicatos y exigir que se pongan en marcha en la defensa de las personas a quienes representan, y que lo hagan juntos ... A que se aparten y dejen sitio a los que estemos dispuestos a ese trabajo.

-¿ Y después que?.

Sacrificar un día de trabajo, con todo lo que ello implica, tiene que tener un objetivo. Comprobada la fuerza que juntos podemos hacer, es necesario dar continuidad al movimiento empezado. Hemos visto huelgas en varios países europeos: Grecia, Francia, Italia. A pesar de los medios de comunicación sabemos que va hay países que se están preparando para movilizarse. Los gobiernos electos, sean del color que sean, están más interesados en atender a los intereses del sistema económico, defendidos y explicados por los expertos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otros, que en atender a las personas que viven en ese sistema económico y les han elegido. Por cierto, estos organismos no los elegimos nosotros, los forman “expertos elegidos por expertos”. Es por tanto necesario sacar conclusiones de esta experiencia. País por país, poco o nada se está consiguiendo. La solución pasa por subir un peldaño, pasar a movilizaciones que superen las fronteras de los países, que se han quedado pequeñas porque el dinero no tiene esas fronteras, y empezar a reclamar soluciones para toda Europa, porque todos los trabajadores de todos los países tienen problemas y están siendo atacados y chantajeados, de un modo u otro: problemas para los trabajadores europeos, soluciones europeas.

Espero que estas líneas os ayuden a tener las cosas un poco más claras para la próxima convocatoria de movilización, que la habrá seguro, porque los problemas están lejos de solucionarse. Al menos, para aquellos que vivimos de nuestro trabajo

 

 

 

 

 

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