En las últimas semanas hemos asistido a un penoso acontecimiento en Andalucía expresado en la expulsión, posteriormente revertida de forma cautelar, de los compañeros de Anticapitalistas del Grupo Parlamentario de Adelante Andalucía.

La juventud en el Estado español ha sido traicionada por los líderes políticos tradicionales. Tras la crisis económica de 2008, las tasas de paro juvenil se dispararon. La supuesta “recuperación” económica que tuvo lugar después apenas hizo por solventar esta tragedia: según Eurostat, el Estado español tiene la tasa más alta de paro juvenil de la Eurozona, superando a Grecia, con un 40%.

En el día de hoy se ha aprobado la prórroga de 6 meses de la declaración de Estado de Alarma, anunciada por el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 25 de octubre. No obstante, este nuevo Estado de Alarma dista mucho del declarado el pasado 14 de marzo, a través del cual se ordenó el confinamiento domiciliario de toda la población y el cierre de comercios y bares.

Vox, seguido por el resto de la constelación de minúsculos grupos de extrema derecha, está intentando apoyarse en el malestar de una capa importante de la población para lanzarse a la arena de los disturbios callejeros. Mientras, sectores policiales mienten descaradamente en un intento de intoxicación informativa, señalando a “grupos de extrema izquierda” como participantes en los incidentes causados en diferentes barrios de las principales ciudades del Estado.

La crisis del Covid-19 ha vuelto a poner de manifiesto la precariedad de medios de la sanidad pública andaluza. En este artículo, analizamos las causas políticas de esta situación y planteamos soluciones desde un punto de vista de clase y socialista.

Hoy en día vemos que cada vez más personas están obligadas a salir de su país natal por fuerza mayor y migrar hacia otro lado simplemente para sobrevivir. Típicamente vienen desde los países ex coloniales en África, Ásia y América Latina y van hacia los países capitalistas avanzados huyendo de conflictos, violencia, miseria, pobreza, inestabilidad y, cada vez más frecuentemente, huyen de catástrofes climáticas. La explotación y dominación de los poderes imperialistas y sus títeres en los países ex coloniales causan estas razones que obligan a los migrantes a salir.

Estamos ante una reforma del sistema público de pensiones sin precedentes. Nada que ver con las anteriores del 2011 y 2013, ni con las consecuencias de la creación de la propia comisión del Pacto de Toledo del año 1995 y sus consiguientes modificaciones en el sistema. No hay más que ver la repercusión social y mediática.