El posmodernismo es una escuela de pensamiento filosófico amorfa que saltó a la fama en la posguerra. Comenzando como una tendencia marginal, desde entonces ha crecido hasta convertirse en una de las disciplinas dominantes de la filosofía burguesa, impregnando gran parte, si no la mayoría, de la academia de hoy en día. Aquí publicamos un análisis de Hamid Alizadeh y Dan Morley, el primero de una serie de artículos que analizan diferentes aspectos del posmodernismo desde una perspectiva marxista.

El sistema capitalista está sumergido en una de las peores crisis de su historia. Sus contradicciones inherentes están siendo expuestas cada vez más claramente a los ojos de millones de oprimidos. Ante el cambio climático, la opresión de la mujer, la explotación laboral, la miseria de millones de personas, la burguesía no tiene soluciones; al contrario, sólo ofrece más explotación, opresión y decadencia hacia la barbarie para la mayoría de la humanidad.

A pesar de la igualdad formal ante la ley, todavía estamos lejos de haber alcanzado la igualdad en la práctica. Esta situación provoca la radicalización de muchas personas jóvenes y trabajadoras, que se suman cada vez más a la lucha contra la opresión de la mujer. Sin embargo, para que esta lucha tenga éxito, debemos contar con las ideas y los métodos correctos. En el presente texto, contrastamos la política de identidad con las ideas marxistas para demostrar que estas últimas nos ofrecen mejores métodos para lograr la emancipación genuina de la mujer.

En los albores de la tercera década del siglo XXI, el conocimiento acumulado durante generaciones ha impulsado un desarrollo científico y técnico sin precedentes. Por primera vez en la historia humana, existen medios potenciales más que suficientes para, manteniendo el equilibrio con la naturaleza, poder garantizar una vida digna a todos los habitantes del planeta.

La derecha encara las elecciones madrileñas del 4 de mayo con una campaña sucia contra la izquierda, bajo la consigna demagógica y mentirosa de “Comunismo o Libertad”. Y esto lo proclaman desvergonzadamente quienes hunden sus raíces en la dictadura franquista, que basó su dominación en el asesinato, encarcelamiento, torturas y exilio de obreros y activistas de izquierdas, que durante 40 años lucharon por las libertades democráticas en nuestro país.

El marxismo, principalmente a través de Federico Engels, ha sido la única doctrina capaz de establecer un análisis científico de la evolución de la familia, así como de la opresión de la mujer. Un gran mérito para ello corresponde al antropólogo norteamericano Lewis Morgan cuyos estudios sobre las tribus indígenas de América del Norte resultaron capitales para las investigaciones posteriores de Engels.

En los últimos tiempos nos estamos encontrando con una fuerte división dentro del feminismo en torno a las luchas y demandas del colectivo trans. El nivel de división y agresividad en torno a esta cuestión no para de crecer, especialmente con el último borrador sobre la ley trans de Unidas Podemos (UP). Resulta una obligación a día de hoy manifestarse a favor de los derechos de las personas trans y plantear a la vez un análisis marxista en torno a las cuestiones más polémicas, que por un lado están siendo simplificadas por un sector de la izquierda, y por otro están siendo utilizadas por los partidos del gobierno como herramienta partidista.