El capitalismo se encuentra actualmente en una de sus crisis más profundas. La decadencia de este sistema no solo se revela por todo el mundo, sino también en diferentes ámbitos de la sociedad. La situación de la mujer es precisamente un reflejo de la estructura de este sistema irracionalmente estratificado.

Desde que la crisis capitalista devino en crisis política a escala global, no son pocas las declaraciones alertando de las “amenazas a la democracia” que representarían movimientos de masas como los que estamos presenciando estos meses, así como por parte de ese cajón de sastre llamado “populismo”, en el que invariable y desvergonzadamente se mezclan organizaciones tan opuestas como Podemos y la Lega de Salvini. ¿Pero cuál es realmente esa democracia que está amenazada?

El debate sobre la prostitución no es algo nuevo dentro del movimiento feminista. Sin embargo, en los meses previos al 8M hemos asistido a un incremento de la polémica en torno a este tema dentro de las asambleas de organización de la Huelga Feminista, que ha llegado a enfrentamientos entre las denominadas abolicionistas y regulacionistas, incluso entre abolicionistas y prostitutas.

En los últimos años han surgido crisis constitucionales en Gran Bretaña, Estados Unidos, España, Polonia y Brasil. Tales crisis presentan grandes problemas para la clase dominante porque el Estado y las leyes constitucionales que lo rodean están deliberadamente mistificados. La democracia parlamentaria y el Estado de Derecho son tratados como ideas inmutables entrelazadas en el tejido del universo. Entonces, cuando se desarrollan unas crisis sobre la estructura del propio Estado burgués, esto corre el riesgo de disipar su aura de misterio y poder.

En conmemoración este mes del 8 de marzo, Día Internacional de la mujer trabajadora, y del centenario de la fundación de la Internacional Comunista, publicamos las Tesis sobre los métodos y las formas de trabajo de los partidos comunistas entre las mujeres, aprobadas en el III Congreso de la Internacional Comunista, 1921

Hoy es el aniversario de la muerte de Karl Marx. Publicamos el discurso de su amigo y colaborador, Friedrich Engels, ante su tumba:

“Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían en lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra”.

Los marxistas reconocen los enormes logros de la Revolución china de 1949. Como era de esperar, muchas consignas de Mao Tse-tung encontraron un eco en todo el mundo como una alternativa a la burocracia de la URSS después de la división chino-soviética. Sin embargo, existen diferencias políticas significativas entre las ideas del marxismo genuino y las del maoísmo, las cuales deben aclararse.