El 20 de agosto de 1940 la vida de Trotsky se terminó brutalmente cuando un agente estalinista hundió un piolet en su cabeza indefensa. Entre las obras que dejó sin terminar estaba la segunda parte de Stalin. Esta obra es probablemente única en la literatura marxista en el intento de explicar algunos de los acontecimientos más decisivos del siglo XX, no sólo en términos de las transformaciones económicas y sociales que forman una época, sino de la psicología individual de los que aparecen como protagonistas de un gran drama histórico.