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2015 quedará registrado en los anales como el año más transcendental en la historia política española desde 1982, cuando se produjo la histórica victoria de aquel PSOE que tantas esperanzas despertó, y posteriormente frustró. Será el año que certifique la defunción del “bipartidismo” PP-PSOE, y en el que una nueva fuerza política como PODEMOS –anclada sociológicamente en la izquierda– agrupe el voto, la ilusión, la determinación y el deseo ardiente de cambio de la mayoría de la población; la que sufre y trabaja, la que crea la riqueza y soporta la crisis, representada por la clase trabajadora y la clase media empobrecida.

La manifestación del 31 de enero

La masiva manifestación del 31 de enero será el colofón de un extraordinario proceso de movilización popular y maduración política iniciado hace cuatro años. Es la primera manifestación política de masas en décadas, convocada por una organización política, para mostrar la voluntad firme de millones de reclamar el timón de mando del país.

Era necesario que toda esta fuerza acumulada emergiera físicamente, y desmintiera la falacia de nuestros enemigos de clase de que PODEMOS se nutre de gente apática, desideologizada, o que milita desde Internet. Esta manifestación pone en el cuerpo de PODEMOS tendones, nervios, músculos y órganos, dando visibilidad a su auténtica fisonomía: trabajadores, desempleados, jóvenes, amas de casa, jubilados, capas medias empobrecidas y profesionales progresistas; en suma, la parte más numerosa, vitalista y creativa de la sociedad.

Es un hecho sin precedentes en la historia política española que una organización como PODEMOS haya pasado en el lapso de un año, de la nada a convertirse en la primera fuerza política en simpatía y apoyo popular. La razón de fondo no es la habilidad de tal o cual dirigente, o su mayor o menor exposición pública; sino la naturaleza revolucionaria de la época que vivimos. Una época donde las creencias, identidades y fidelidades “de toda la vida” se derrumban bajo el martillo de acontecimientos implacables, que obligan a las masas de la población a abandonar su rutina anterior y pasar a la acción política, probando a un dirigente y partido tras otro.

El mérito de PODEMOS y de sus principales referentes ha sido el saber conectar con las ansias de rebelión y de cambio de millones de explotados, empobrecidos y despreciados por el “Establishment” que ya habían roto con sus antiguas creencias y fidelidades.

Lucha social y lucha política

En el activismo social y de la izquierda hay no pocas personas quejándose de que la gente sólo piensa ahora en elecciones y se ha olvidado de la movilización social. Lo que estos compañeros no entienden es la íntima relación que existe entre la lucha social o económica y la lucha política.

En el Estado español nos hemos movilizado por millones ante cada ataque a nuestras condiciones de vida y de trabajo estos años. Pero la crisis es demasiado profunda y el gobierno y la clase dominante se resisten fieramente a otorgar concesiones serias. Lamentablemente, a la cabeza de los sindicatos y de las organizaciones de izquierda, como IU, tampoco hubo dirigentes dispuestos a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias y con un programa claro de transformación social.

Bloqueadas temporalmente en la movilización social, las masas han pasado ahora masivamente a la lucha política, sacando la idea correcta de que hay que tomar el gobierno y el poder para transformar la sociedad, ¡un paso adelante inestimable en la conciencia política de millones de personas! Por alguna razón, esto resulta imperceptible para los defensores del “luchismo” como principio. Es indudable que, si mañana, la acción política resultara insuficiente para cambiar la realidad, las masas trabajadoras volverán masivamente a la movilización social para continuar la lucha.

Lo significativo no son las estadísticas frías de movilizaciones, sino el ambiente y la correlación de fuerzas entre las clases, y las consecuencias políticas de la crisis del capitalismo español. Y nadie puede poner en duda el extraordinario ambiente de confianza y euforia que, en general, se respira ahora en la clase trabajadora y demás sectores populares, y el pánico que se ha apoderado de la clase dominante y sus políticos a sueldo.

PODEMOS y la Cuestión Nacional

La irrupción de PODEMOS ha tenido otras consecuencias muy positivas. En el terreno siempre resbaladizo de la cuestión nacional catalana y vasca, PODEMOS (junto con Guanyem en Catalunya) ha cortado y paralizado en gran medida el proceso creciente de división nacional entre los obreros españoles, catalanes y vascos que había hace un año. El aparecer como una fuerza “anti-Establishment” que ofrece un cambio radical de sociedad, junto a la defensa valiente del derecho de autodeterminación para Catalunya y Euskadi, ha catapultado a PODEMOS a la primera posición en Catalunya en unas eventuales elecciones generales, y al segundo lugar en Euskadi en unas elecciones vascas, por encima de Bildu.

PODEMOS e IU

PODEMOS también está ejerciendo un efecto saludable en el necesario proceso de regeneración de IU, cuyo aparato no puede ocultar sus vínculos con el Establishment. El sector de “izquierda”, encabezado por Alberto Garzón, está avanzando posiciones. Los aparatos regionales más podridos de IU, como Madrid y Extremadura, están resquebrajándose; y en Andalucía –implicado en el infame pacto con el PSOE– se enfrenta a un debilitamiento creciente. La izquierda de IU debe aprovechar esta situación, aun al precio de una batalla dura y áspera, para librar una pelea intransigente contra el viejo aparato. Aun debilitada y desgarrada IU tras esa batalla, si sale victoriosa de la misma, su ala izquierda partirá de una organización regenerada que estará en condiciones de recuperar espacios e influencia con una política correcta de acercamiento a PODEMOS, y con un programa genuinamente socialista que ayudaría también a enriquecer el debate político en PODEMOS.

Un programa de transformación social

En las próximas semanas, PODEMOS iniciará el debate interno sobre su programa de gobierno. Tenemos el desafío de elaborar un auténtico programa de transformación social caracterizado, no por posiciones defensivas que traten de conquistar el respeto de la clase dominante, sino proponer cuanta medida sea necesaria para satisfacer las necesidades de la inmensa mayoría. Hay que revertir todos los ataques sociales aplicados por los gobiernos del PP-PSOE y derogar toda la legislación laboral, económica y represiva aprobada por el PP.

Para conseguir las medidas más apremiantes planteadas por PODEMOS: terminar con los desahucios y recortes, subida de salarios, ley de 35 horas semanales, restituir la jubilación a los 65 años, renta mínima garantizada a personas sin recursos, educación pública desde los 0 años, o terminar con el fraude y la evasión fiscal de las grandes empresas, se hace imprescindible, desde nuestro punto de vista, plantear una moratoria en el pago de la deuda y exigir que los bancos devuelvan el dinero público utilizado para rescatar al sistema financiero, así como nacionalizar las palancas fundamentales de la economía (bancos y las grandes empresas y monopolios del IBEX35), bajo el control de los trabajadores y sin indemnización, salvo a pequeños accionistas y ahorradores.

¿Que nos quedaremos aislados en Europa? Falso. Grecia y España representan ahora la esperanza de millones de trabajadores europeos, no sólo del sur sino también del norte. Ciertamente, no existe una salida nacional a la crisis capitalista. Pero medidas radicales de transformación social en España y Grecia enviarán ondas revolucionarias por toda Europa que provocarán el auge y desarrollo de movimientos políticos de masas de carácter socialista en todos los países europeos. Y la misma Alemania no quedará inmune a esto. Sólo así podrá hacerse realidad una Europa unida de los pueblos que ponga fin a la Europa de los mercaderes.

Nuestras tareas

Las próximas semanas y meses nos plantean tareas apremiantes e inspiradoras. Por un lado, debemos mantener alta la movilización social todo lo que sea posible, saliendo a la calle contra toda medida antisocial del PP.

Por otro lado, nuestro principal reto debe ser, como muy bien lo ha expresado el compañero Pablo Iglesias, echar a la derecha de las instituciones. En primer lugar, de los ayuntamientos y comunidades autónomas en las elecciones de mayo. Eso pasa, en el caso de las elecciones municipales, por reforzar la confluencia en listas electorales conjuntas en GANEMOS u otras candidaturas populares, priorizando la unidad sobre la forma jurídica de que se trate (coalición o agrupaciones de electores). Un buen resultado en las elecciones locales y regionales nos pavimentará el camino para conseguir una victoria significativa en las elecciones generales de noviembre para echar al infame gobierno de la derecha de la Moncloa y abrir una nueva etapa histórica en el país con un gobierno de Unidad Popular impulsado por PODEMOS.

Nada puede detener la victoria de los trabajadores y de la unidad popular cuando su hora ha llegado. Adelante, entonces, a por la victoria.

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