Ciencia
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El pasado 15 de junio, catorce científicos fueron detenidos por la Brigada de Inteligencia y la Brigada Antiterrorista de la Policía Nacional por la acción que tuvo lugar en el Congreso el 6 de abril de este año; una acción no violenta en la que se utilizaron elementos degradables para protestar en la escalinata del Congreso de los Diputados.

Entre los cinco activistas que fueron detenidos en la ciudad de Granada se encuentra Fernando, de veintisiete años. psicólogo y activista de Extintion Rebellion (XR) con el que Lucha de Clases ha tenido una larga conversación de la que publicamos aquí una versión resumida.

La entrevista tuvo lugar en el granadino Campo del Príncipe, en la mañana de uno de los días más duros de la mayor y más temprana ola de calor de las últimas décadas. El día quería darnos aún más argumentos para la lucha contra la crisis climática generada por el capitalismo. Está claro que los marxistas y los activistas climáticos podemos tener puntos de vista diferentes sobre las soluciones a esta crisis, pero claramente coincidimos que es necesaria una transformación radical del sistema económico para detener el cambio climático y salvar la vida en el planeta.

LdC: Esta campaña ha saltado a las primeras planas por la operación policial. ¿Cuál era el propósito de esta acción y de esta campaña?

Fernando: Esta campaña está diseñada en el contexto de la publicación del último informe IPCC, que es el Panel Intergubernamental de Cambio Climático. Es un informe que hace cada seis años la ONU, con el consenso de mínimos científico, con respecto a la situación de la crisis climática a nivel global. El próximo informe no saldrá hasta 2028. El IPCC de 2022, que salió el 4 de abril, es especialmente importante porque es el que plantea los cambios sociopolíticos que hay que hacer frente a esta situación, está planteando las alternativas y las acciones contundentes que hay que llevar a cabo para poder mitigar y adaptarse a la crisis climática. Este informe es aterrador. Plantea cosas como, por ejemplo, que si no se toman medidas estructurales, radicales, de cambio del sistema socioeconómico, se habla de inviabilidad social y política para 2030. Esto son palabras textuales del informe. Que cada uno entienda lo que quiera sobre lo que significa inviabilidad social y política. Según el informe, los próximos cinco años son el "periodo bisagra", en el que se va a si nos caemos por el abismo o se va a enderezar el rumbo a última hora. Lo que se está viendo es que muchos de los procesos climáticos presentan lo que se llama efectos cascada o bucles de retroalimentación, una cosa que no es muy conocida y que es realmente aterradora. Uno muy conocido es el bucle del Ártico: se emiten gases de efecto invernadero, aumenta la temperatura de la atmósfera y se derrite el hielo; el hielo que se derrite ya no refleja la luz del sol, haciendo que el océano absorba más calor, sino que además emite metano congelado que lleva ahí millones de años; eso a su vez genera más calor, es un proceso de retroalimentación, y hay muchos de estos procesos activos ya. Una vez que se activan estos procesos, los seres humanos hemos perdido el control de la situación. Es como una pelota que está cayendo por una colina; cuando está empezando a caer, todavía la puedes agarrar, pero una vez que coge inercia...

Va a haber que adaptarse a un mundo muy hostil. Por ejemplo, un aumento de tres grados colocaría a España en un contexto de olas de calor de entre 55 y 60 grados, y se prevé que sea inhabitable prácticamente hasta la zona de la Cornisa Cantábrica. A nivel global estamos hablando de miles de millones de personas que se van a ver en una situación de colapso y pérdida de cultivos, posibles conflictos armados y amplios territorios que se van a volver inhabitables por las condiciones climáticas. Estamos entrando en un mundo en el que puede que nos cueste mucho trabajo cultivar. No se está entendiendo la gravedad de la situación. Por eso se planteó hacer una campaña internacional liderada por miembros de la comunidad científica de más de veitisiete países que entienden esta situación y que están viendo el absoluto pasotismo y bloqueo por parte de los gobiernos. Por ejemplo, en la última Cumbre del Clima se decidió seguir dándole dinero público al carbón, que es lo más contaminante que hay. No se está haciendo nada y la intención es seguir así hasta que hierva el océano.

Para dar visibilidad a este informe se hizo esta campaña de desobediencia civil masiva por parte de la comunidad científica. Se realizó una campaña de huelga, no convocada, en la que miembros de la comunidad científica no asistieron a sus clases o a sus puestos de investigación, a sus labores y se iban a dedicar a visibilizar esta situación de la crisis climática. Una campaña en la que se realizaron ocupaciones y actos en las universidades, precisamente para presionar a las universidades para que se pongan del lado de los científicos en esta crisis. Se han llevado a cabo acciones de alta intensidad el día 6 de abril. En Madrid se llevo a cabo la acción en el Congreso de los Diputados, en la que se arrojó agua tintada, simbolizando la sangre, y se realizó una sentada. Es una acción de desobediencia civil no violenta, y entendemos que completamente legítima y necesaria, con la que se buscaba abrir un debate público a la altura de la situación, exponiendo nuestras carreras y exponiéndonos físicamente, exponiédonos a que nos detengan precisamente porque esto es importante y no se está hablando de ello porque es incómodo. Y porque, evidentemente, al capitalismo este es un tema que le preocupa bastante porque es peligroso para su continuidad, porque es cuestionable que este sistema sea compatible con la vida a corto plazo en este planeta.FVSpsCOWIAYxCfL

Imagen: Rebelión Científica

LdC: Ya hemos visto cuál ha sido la respuesta del aparato del Estado a vuestra campaña. ¿A qué créeis que se debe este ensañamiento represivo contra vosotros?

F: En el momento de la acción en el Congreso no se realizó ninguna detención, se nos identificó y se nos propuso para sanción. Ese día esperábamos ser arrestados. Entendemos que si el Estado no lo hizo es porque quería evitar las imágenes de científicos detenidos en la puerta del Congreso. Dos meses después, hemos recibido una llamada en la que se nos citaba en las respectivas comisarías por parte de miembros de la Brigada de Inteligencia, para prestar declaración y para ser arrestados. Se nos acusa de delito de daños y de delitos contra las altas instituciones del Estado, argumentando que interrumpimos notoriamente la sesión del Congreso, lo que muchos diputados que estaban dentro ese día pueden confirmar que no se corresponde con la realidad. Aquí en Granada fuimos detenidas cinco personas, entre ellas yo.

Entendemos que uno de los motivos que podría haber desencadenado esto es que está la cumbre de la OTAN a la vuelta de la esquina y están buscando desarticular y asustar a todos los grupos que puedan llevar a cabo protestas durante esos días. El hecho de que hayan sido la Brigada de Inteligencia y la Brigada Antiterrorista las que estén detrás de todo esto indica que consideran que nuestro colectivo puede llevar a cabo acciones de cierta intensidad, no violentas (porque uno de los principios de nuestro movimiento y de nuesta propuesta es la no violencia radical), pero que evidentemente son incómodas para el Estado. Otro motivo para la represión puede ser simplemente tratar de amdrentarnos y criminalizarnos, intento que les ha salido bastante mal, todo hay que decirlo. La respuesta de los medios y de la sociedad civil ha sido, en líneas generales, considerar como una salvajada que la Brigada Antiterrorista esté reprimiendo a activistas climáticos no violentos y a científicos que están advirtiendo de una situación tan grave.

LdC: De hecho, de cara a la cumbre de la OTAN, precisamente el gobierno español plantea las migraciones como amenaza híbrida.

F: Eso implica un enorme peligro, que es precisamente que se opte por medidas militares frente a las crisis migratorias que puedan venir provocadas precisamente por la emergencia climática. Millones de personas que tendrán que salir huyendo de sus hogares precisamente porque ya no son habitables y que van a buscar refugio en otros territorios. Si se militariza ese proceso, se puede desencadenar un sufrimiento a una escala nunca vista. Solamente hay que ver el trato que ha hecho la UE con Turquía o Marruecos, países tapón mucho más autoritarios. Si esto ha sido así hasta ahora, imaginemos lo que puede pasar cuando vengan olas de calor de naturaleza letal (como las que se han visto en India este mes de mayo).

Uno de los motivos por los que XR va a participar en la Contracumbre es porque en la cumbre de la OTAN se va a discutir la estrategia militar frente al cambio climático. Los ejércitos se están adaptando al cambio climático mucho mejor que las sociedades civiles porque tienen una visión más a largo plazo y mejor información. El Pentágono ya está hablando de colapso sistémico de aquí a 2035. La opción de los países occidentales "democráticos" es armarse hasta los dientes y blindar las fronteras.

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Imagen: El Independiente de Granada

LdC: Como tú decías, habéis recibido numerosas muestras de apoyo social y también desde determinadas fuerzas políticas, ha habido mensajes de apoyo de diputados y dirigentes de la izquierda parlamentaria, entre ellos el ministro de consumo Alberto Garzón. Se agradecen esas muestras de apoyo, pero: ¿Realmente el gobierno PSOE-UP está haciendo algo para atajar, o al menos para visibilizar, el cambio climático?

F: Estamos agradecidos por la reacción de la sociedad, a todas las personas que están mostrando empatía frente a esta situación, nos ayuda muchísimo a nivel moral porque realmente es duro. Ver que a la gente le importa es una cosa que te llena de energía y te motiva a continuar.

La verdad es que muchos diputados y políticos de primer orden se han pronunciado. Hemos recibido muchas muestras de apoyo también internacionales, por ejemplo compañeros de la NASA. Esta acción represiva por parte del gobierno ha despertado una avalancha de empatía y solidaridad por parte de muchísima gente. Entendemos que por ser el Congreso de los Diputados precisamente los políticos españoles se ven mucho más interpelados. Muchos de ellos se han solidarizado con la protesta y han mostrado su rechazo frente a la completa desproporción del aparato estatal frente a esta acción. Yo creo que éste es un momento interesante porque fuerzas de la izquierda que pueden tener sus conflictos, y es normal que los tengan, pueden ponerse de acuerdo para ciertas cosas. La crisis climática es una situación extremadamente grave frente a la que la izquierda, si quiere tener alguna oportunidad, va a tener que trabajar de manera con junta con propuestas políticas muy ambiciosas y valientes. Cuando hablas con muchos de ellos, ves que también están aterrorizados.

Lo que se entiende como "políticamente posible" está muy alejado de lo ecológicamente necesario. Con una declaración de emergencia climática, una ley de cambio climático aprobada y el gobierno más progresista de la historia, este año las emisiones de carbono han aumentado un 9%. No solamente no se está echando el freno de emergencia sino que se está pisando el acelerador. Y se piensa que se está haciendo algo, eso es lo peor. La declaración de emergencia climática tuvo lugar antes que la de emergencia sanitaria frente a la pandemia. La emergencia sanitaria movilizó, correctamente, una cantidad ingente de recursos; con la emergencia climática no está pasando esto, se piensa todavia que esto es un problema de los osos polares y de las generaciones futuras. No se está queriendo entender la gravedad de la situación. La ley de cambio climático es tremendamente insuficiente, incluso para los estándares de la UE. La crisis climática amenaza la habitablidad de gran parte del territorio español; que se tomen unas medidas tan insulsas y tan pusilánimes indica que el gobierno no está a la altura de la situación.

La lucha contra la crisis climática va a implicar necesariamente confrontar activamente los intereses de gente muy poderosa. Por ejemplo, Ana Patricia Botín, la presidenta del Banco Santander, que es el mayor inversor en combustibles fósiles de nuestro país, el mayor inversor en armas nucleares de nuestro país y que campa a sus anchas por las universidades públicas como si fuera el banco más verde del universo y le dice a los españoles que tienen que bajar la calefacción. Para que esta señora siga teniendo beneficios, va a haber gente que la tiene que palmar. Aquí hay que entender que no va a valer con reciclar y con poner placas solares. El movimiento tiene tres propuestas; la primera es descarbonización, inmediata y de emergencia, basada en un decrecimiento socialmente justo y sostenible en el tiempo; la segunda, redistribución radical de la riqueza y disminución de la desigualdad social que permita hacer esta transición; no puede ser que unos estén dejando de ir en coche para que otro se pueda ir de vacaciones al espacio; y la tercera demanda es que paguen los ricos, que este proceso extremadamente caro que va a ser la reestructuración de nuestra sociedad al completo, que lo paguen los ricos con parte de su patrimonio, que para eso han sido ellos los principales beneficiarios de este sistema que ha provocado esta desgracia. A nivel global esos cambios, que son estructurales, son necesarios para que la población pueda seguir viviendo bien y que haya un futuro para la generación siguiente. Evidentemente esto implica una revolución. Pacífica, no violenta, pero una revolución.

El empecinamiento de las élites económicas en crecer indefinidamente está provocando un colapso. No se puede crecer infinitamente en un planeta de recursos finitos. Estamos siguiendo una filosofía política similar a la de un tumor maligno. Tomar medidas serias frente a esta situación implica poner en el centro la vida y no los intereses económicos, y eso es un cambio estructural de nuestra civilización.

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Imagen: Pablo Ibáñez, Arainfo.

LdC: En 2019 hubo un movimiento muy amplio, sobre todo de la juventud, de movilización contra el cambio climático. A partir de la pandemia, y a pesar de que esta está muy relacionada con la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, parece que este movimiento hubiera perdido masividad. ¿Vosotros pensáis que se puede reactivar el movimiento de masas?

F: Espero que sí, porque es más necesario que nunca. Cuando se dieron los primeros movimientos climáticos en 2019, cuando apareció la figura de Greta Thumberg, se movilizó una gran cantidad de jóvenes, que son obviamente un sujeto clave en este proceso. Extintion Rebellion consiguió bloquear el centro de Londres con 10.000 personas y arrancar la declaración de emergencia climática por parte del gobierno británico. La pandemia golpeó muy duramente al movimiento porque estaba en su fase de ascenso y de crecimiento. Muchos jóvenes se han desmovilizado porque no se ha visto todavía el cambio necesario. Gran parte de la juventud se siente traicionada por la generación precedente, la última que vivió la bonanza económica, y no tiene espectativas de futuro. La juventud ha entendido mucho mejor que los adultos la gravedad de la crisis climática, pero no se les escucha, no se les da ningún espacio público, no se les hace ni caso.

Creo que el movimiento juvenil se está reactivando ahora, con iniciativas como Ocupar contra los combustibles fósiles, que el próximo mes de octubre van a tomar las escuelas y las universidades. Están saliendo propuestas mucho más radicales y mucho más fuertes porque ese es el sentir de la juventud. Está empezando a calar la idea de que hay que pasar a la desobediencia civil. Los movmientos como XR, que abogan por la desobediencia civil masiva, han aguantado bastante bien. Entiendo que va a haber una nueva ola de movilizaciones y que estas van a tener una naturaleza muy diferente a las de 2019.

Creo que es extremadamente importante la implicación totalmente activa del movimiento obrero, porque han conseguido en el pasado grandes cambios y porque es una fuerza que moviliza la base de la sociedad que es el trabajo. Si la gente hace huelga y desobediencia civil activa, el gobierno no puede no actuar. Pero las acciones tienen que ser valientes. Tiene que ser plantarle cara a Ana María Botín. No hay tiempo para procesos reformistas a largo plazo, o solucionamos esto o se acaba la peli. Entendemos que conseguir esto a través de una insurrección no violenta es la forma más elegante, y se han hecho en el pasado. La implicación del movimiento obrero es radicalmente necesaria. Evidentemente con una fuerza social enorme que empuje en una misma dirección, las fuerzas políticas que aboguen por un cambio más radical tienen más margen de maniobra.

El IPCC insiste en que hacen falta cambios estructurales profundos. Por ejemplo, dice literalmente que las soluciones individuales en las que se centran las propuestas que se le hacen a la ciudadanía (reciclar, coger menos el coche) no son en absoluto significativas en cuanto a la solución de esta situación. Pueden tener un efecto en la toma de conciencia y el cambio de hábitos, pero a nivel de emisiones no suponen ningún cambio significativo. La principal fuente de emisiones no es la actividad de la población civil. Todo lo que haga esta puede ayudar, pero son precisamente las movilizaciones sociales las que funcionan como catalizadores del cambio social y político. Lo que hace falta es un cambio social y político estructural y profundísimo, que sea capaz de echar el freno de emergencia y lograr una redistribución radical de la riqueza en vista a tener sociedades viables para las próximas décadas. Precisamente otro de los puntos que señala el IPCC es que la justicia social y la redistribución de la riqueza es un componente indispensable para que se den los cambios necesarios y que la población acepte los cambios estructurales que se van a tener que llevar a cabo. No va a valer que los obreros tengamos que ir en bicicleta y que el jefe pueda pagar un Tesla, porque eso no se va a aceptar.

Estamos hablando de un contexto en el que nos vamos a ver con graves problemas alimentarios, con un grave déficit de recursos de energía, la población va a sufrir mucho. Estos cambios estructurales son necesarios; y, si se toman las medidas adecuadas ahora, la población puede vivir bien, puede tener una calidad de vida digna.

Vamos a vivir en un planeta peor, eso ya no es negociable, pero sí podemos vivir en una sociedad mejor, y eso lo podemos elegir. Los revolucionarios del pasado estaban dispuestos a poner muchas cosas encima de la mesa por el cambio en el que creían. Esta es la lucha que nos va a tocar a nosotros.

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