Varios países de Europa suspendieron el uso de la vacuna Oxford/AstraZeneca durante dos semanas, por una asociación no probada (y poco probable) con la aparición de coágulos de sangre. Tras una revisión por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (AEM), la vacunación con AstraZeneca se ha vuelto a reanudar, pero esta decisión política ha mermado gravemente la confianza de la población en la vacuna, que ya era baja.

Las noticias sobre vacunas potencialmente viables ofrecen un rayo de luz al final del túnel. Pero, mientras que los trabajadores sufrirán la peor parte de la crisis del coronavirus, los principales monopolios farmacéuticos empiezan a frotarse las manos.

En esta última parte, Joseba Blanes establece un paralelo con las grandes crisis de epidemia vividas por la humanidad en épocas anteriores. Mientras que en dichas épocas las fuerzas productivas estaban muy subdesarrolladas para afrontar situaciones de este tipo, no es la situación bajo el capitalismo. Su incapacidad para hacerlo muestra que es necesario sustituirlo por un sistema social superior, el socialismo. El futuro de la humanidad depende de ello.

El suicidio es una problemática de salud mental muy grave, por la que mueren 800.000 personas al año en el mundo, según la OMS.(1) Estas personas, ante un conjunto de eventos estresantes, no ven la posibilidad de afrontarlos o escapar de ellos y llegan a sentir un estado de indefensión en el que el único final que ven a su sufrimiento es el suicidio.

La producción mercantil es inherente al capitalismo, se produce para el mercado y para obtener la tasa de beneficios más alta posible. Ese es el leitmotiv en todos los sectores productivos, no se trata ni de satisfacer las necesidades vitales o sociales de la humanidad, ni tampoco de mejorar o cuidar la salud del homo sapiens.

El cambio climático representa una amenaza colosal para la humanidad y ha motivado enormes protestas (especialmente de los jóvenes) en el último período. Sólo una transformación socialista de la sociedad, con una producción planificada democráticamente por la clase obrera en armonía con el planeta, puede poner fin a la amenaza del cambio climático.

Este trabajo, resultado de una investigación y elaboración exhaustiva que publicaremos en tres partes, trata de exponer los datos objetivos que explican quiénes controlan los recursos económicos y sanitarios del planeta, cómo podemos romper ese círculo vicioso, y cómo podemos garantizar la salud y el futuro de la clase obrera mundial y de los oprimidos de todo el mundo.