Arte y cultura
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

En dos entregas ha transcurrido este Carnaval de 2022. La decisión, motivada por la pandemia, de atrasar la fecha del concurso y del Carnaval oficial ha motivado una “escisión” entre las agrupaciones del teatro y de la calle. Este Carnaval deja, además, un magnífico nivel en comparsas con nuevas voces y un cuarteto histórico; y al mismo tiempo hemos vuelto a ver un repaso cantado de la situación política y social y de los anhelos y esperanzas de la clase obrera de la Bahía.

Como siempre desde que empezamos a cubrir el Carnaval de Cádiz en Lucha de Clases, en este artículo vamos a hacer un recorrido somero por los aspectos más relevantes a nivel social, político y estético del concurso y de la calle. Para profundizar más y estar al tanto de las novedades, volvemos a recomendar los canales de YouTube de Onda Cádiz, Código Carnaval y Pinguman94.

Antes de entrar a analizar el desarrollo del concurso, no queremos dejar de felicitarnos por el retorno al COAC de los antiguos grupos de Juan Carlos Aragón y Manolo Santander. El primero, con la comparsa Los Renacidos, con letra de Miguel Ángel García Argüez “Chapa” y música de Raúl Cabrera. El segundo, con la chirigota La Misión: el Evangelio según Santander, con letra y música de Manolín Santander, el hijo del maestro, secundado por su inseparable Carlitos Pérez. Ambos grupos han tenido un gran desempeño en el concurso, llegando ambos a la final y, en el caso de Santander, llevándose el primer premio.

El cambio de fecha

Es evidente para cualquiera que, entre septiembre de 2021 y febrero de 2022, la pandemia estaba lejos estar controlada. La decisión del Ayuntamiento de atrasar el concurso y los actos oficiales del Carnaval a mayo y junio tenía argumentos sanitarios de peso. Pero la fecha elegida ha sido una verdadera desgracia psicológica, cultural y política: mayo y junio era la fecha de las Fiestas Típicas Gaditanas, de aquel engendro franquista que sustituyó al Carnaval genuino entre 1948 y 19761. Esta coincidencia ha pesado mucho en la memoria de los aficionados y las agrupaciones, ha sido la idea que tomó Martínez Ares para dar forma a Los Sumisos y es seguramente la que ha motivado que la mayor parte de las mejores agrupaciones callejeras prefirieran salir por su cuenta en febrero.

Las agrupaciones callejeras, por lo general, cuentan con menos integrantes, menos aparato y menos exigencia logística que las agrupaciones del concurso. Es mucho más sencillo, y seguro en pandemia, un ensayo para una agrupación de tres, cinco, siete o nueve miembros que para una comparsa de quince o un coro de cincuenta. Esto posibilitó que agrupaciones punteras de la calle como la chirigota del Airon, la chirigota del Perchero o la de Casapuerta, entre muchas otras, prefirieran salir en febrero, aunque alguna como la de Casapuerta hicieran doblete en junio con un tipo más ligero.

Pero, más que motivos técnicos, la “rebelión” de las callejeras revela una quiebra de la autoridad del alcalde José María González “Kichi” y su equipo de gobierno sobre una parte muy importante de su base social. No olvidemos que Kichi fue durante veinte años componente de las comparsas de Tino Tovar y Jesús Bienvenido; es un hombre del Carnaval, y de la fiesta provinieron buena parte de los apoyos que lo llevaron a la alcaldía. En la final del COAC de 2017, Kichi llevaba el tipo de la murga de 1932 El frailazo y los tragabuches”, que en 1937 fue fusilada por completo por los fascistas. La defensa de la memoria histórica del Carnaval y el cuidado por la fiesta ha sido una de sus banderas; por eso es tan difícil de entender para tantos carnavaleros esta vuelta a las Fiestas Típicas, aunque sea por razones de fuerza mayor.

Y esto no es más la gota que colma el vaso de una insatisfacción creciente entre los carnavaleros y el conjunto de la clase obrera gaditana por el rosario de promesas incumplidas tanto en el ámbito del Carnaval como en el de la política general de la ciudad. Adelante Cádiz2 no ha llevado a cabo las municipalizaciones de servicios públicos que se reclamaban, ni ha sido capaz de frenar o, al menos, mitigar la dependencia del turismo, con la consecuencias que tiene para las condiciones de trabajo y la disponibilidad y los precios de la vivienda. Esta insatisfacción y esta decepción se expresó en febrero con la insubordinación de la calle y después en el concurso con muchas letras de chirigotas y comparsas, de entre las que la más sonada y contundente fue la de Martínez Ares en semifinales. Los resultados de las elecciones autonómicas en Cádiz, en la que Adelante Andalucía3 quedó en tercera posición, son una advertencia añadida para Kichi y su equipo. Si no cambian de rumbo, el cansancio y el hastío pueden llevar de nuevo a la derecha al Ayuntamiento.

El concurso de comparsas

Otra consecuencia del cambio de fecha fue que muchas agrupaciones tanto de la Bahía como, sobre todo, de fuera, optaron por no presentarse en esta edición del COAC, con lo que éste pasó de las ciento veinticinco agrupaciones en categoría de adultos de 2020 a sólo sesenta y una en esta edición, de las que veintisiete han sido comparsas4. De este modo, el concurso ha sido más corto, se ha eliminado la fase de cuartos de final y el nivel general de las agrupaciones ha sido más alto, especialmente en coros; las tendencias conservadoras de la modalidad han pasado a un segundo plano y la final ha sido copada por grupos y autores más avanzados políticamente e interesantes estéticamente, como el coro del Chapa Tierra y Libertad o el ganador de la modalidad Pachamama.

Para muchos aficionados, la mejor agrupación del concurso ha sido el cuarteto Los ultraortodoxos de los callejones Cardoso, del que hablaremos más adelante. Pero la modalidad que ha dado un verdadero paso adelante, en la que ha habido verdadera competencia y que ha sido más relevante a nivel estético y político ha sido, una vez más, la comparsa. Hemos visto a las mejores plumas de Cádiz, a unas dar lo mejor de sí, a otras equivocarse ostensiblemente y, sobre todo, hemos visto la irrupción del grupo de jóvenes liderado por Sergui Guillén “Tomate” y Antonio Jesús Pérez “Piru” y del grupo de mujeres liderado por Marta Ortíz, la primera autora del Carnaval de Cádiz que llega a una final del Falla.

En 2020 comentábamos cómo se notó en aquel concurso la ausencia de Juan Carlos Aragón. Conscientes de este hueco insalvable, muchos autores, especialmente los más jóvenes (y también José Antonio Vera Luque con su comparsa Los Quinquis), decidieron echar la vista atrás, a las comparsas de los 70 y los 80, las de Antonio Martín, Enrique Villegas y Pedro Romero, aquellas de las que se nutrieron los maestros de los 90 y del nuevo siglo. Los marxistas sabemos que, para poder dar un paso adelante, muchas veces hay que recapitular y siempre hay que recurrir a los clásicos, y el resultado de ello en las comparsas de 2022 ha sido realmente notable.

En El programa de transición, León Trotsky da tres consignas que de manera sorprendente (o quizá no tanto) se puede aplicar perfectamente al COAC 2022 en lo que a comparsas se refiere:

¡Abajo el burocratismo y el arribismo!

¡Paso a la juventud!

¡Paso a la mujer trabajadora!

El COAC, en todas sus modalidades, ha vuelto a actuar como termómetro del estado de ánimo y las aspiraciones de la clase obrera desde el prisma único de la Bahía. La memoria de la huelga del metal de noviembre ha estado muy presente en letras, como las de Los Sumisos, El club de los ignorantes de Fran Quintana, el coro Tierra y Libertad o la chirigota La Misión. La chirigota de Juanlu Cascana Los cuarentena principales incluso convirtió la tanqueta de la policía en un dispensador de gel hidroalcohólico, lo que no es más que una forma moderna de hacerse tirabuzones con las bombas que tiran los fanfarrones.

En muchas de estas letras sobre la huelga, los dardos no iban sólo para la policía, sino también para el gobierno de coalición; y la huelga es sólo uno de los aspectos en los que las letras del carnaval han denunciado el burocratismo y el arribismo de las direcciones sindicales y de la izquierda, tanto estatal como andaluza y local. La inflación y las cada vez mayores dificultades que pasa la clase obrera han estado presentes en las letras de prácticamente todas las agrupaciones. La dependencia del turismo ha generado también muchas letras y el tipo de la comparsa de Jonathan Pérez “Jona” Los originales. La falta de expectativas para la juventud ha estado presente en letras como las de Después de Cádiz ni hablar de Tomate y Piru, del coro Pachamama y de Los Renacidos del Chapa. Y la situación de la mujer ha sido el concepto y el tema central de la comparsa We can do Carnaval de Marta Ortíz. En todas, la rabia y la frustración con el gobierno de izquierdas, con el régimen y con el sistema en su conjunto se han expresado con una claridad como hacía años que no se escuchaba, expresando el estado de ánimo reflexivo y expectante de los sectores más conscientes de la clase trabajadora y la juventud.

Pero además del burocratismo y el arribismo de fuera, el concurso también ha expuesto el burocratismo y el arribismo de dentro del Carnaval. Las críticas a la propia organización del concurso y a las figuras del Carnaval que ahora hacen carrera artística fuera, pero también los errores y la desconexión con la realidad de buena parte de los mejores autores. ¿Qué le hace pensar a Kike Remolino que la reina Sofía puede ser un referente para la mujer trabajadora? ¿Qué necesidad tenía Tino Tovar de equiparar el nacionalismo catalán o vasco con el español para criticar a éste último? Estamos hablando de grandes autores que han demostrado una notable capacidad poética y de penetración en la realidad, pero que este año se han dormido o han desbarrado5.

Pero el caso más agudo de esto ha sido el de David Márquez Mateos “Carapapas”, que con su comparsa Los Indomables se enzarzó en una batalla personal contra el concurso alrededor de la cual construyó prácticamente todo su repertorio; salpicado, eso sí, con las alusiones de rigor a la lucha obrera. Más allá de las cuestiones reglamentarias, buena parte del repertorio de Los Indomables, como su referencia a la "juventud acarajotada", no es más que un reflejo del escepticismo del típico activista varón de mediana edad que podemos encontrar en cualquier sindicato. Frente a este pesimismo, las comparsas La Predicadora, We can do Carnaval y Después de Cádiz ni hablar presentan a la juventud y la mujer trabajadora tirando la puerta abajo en el concurso del Falla, llevando al teatro lo que lleva años dominando en la calle.

Podemos afirmar con seguridad que We can do Carnaval no pasó a la final por cuota ni por “política”, sino por su indudable calidad formal, que se concreta en una música excelente, un sonido y una afinación sobresalientes y unas letras que fueron a más conforme avanzaba el concurso y que aportan un punto de vista que ya teníamos en la calle y que hacía falta en el concurso. Estamos convencidos de que con Marta Ortíz, y también con Patricia Andrés de La Predicadora, tenemos autoras para rato.

Ante la irrupción de la juventud y de la mujer trabajadora, y frente a la desorientación y el egocentrismo de otros, Martínez Ares, Chapa y Vera Luque han emergido como los autores más lúcidos de entre los veteranos. Los tres recogen el ambiente de la sociedad desde su perspectiva única y personal, sin concesiones ni imposturas. Los tres son autores más que probados, aunque este es el primer año (ya veremos si el último) en que Vera Luque participa en comparsas y no en chirigotas. Los tres aportan ese grado de veteranía y oficio y una posición mantenida a base de calidad y esfuerzo y no de rentas pasadas. Y los tres han sacado excelentes agrupaciones, pero la que más ha brillado ha sido Los Sumisos de Martínez Ares.

Los Sumisos, una obra maestra

Ya hemos dicho otras veces que Antonio Martínez Ares es el mejor músico del Carnaval, pero en este concurso ha emergido también como el mejor letrista. Los Sumisos es una comparsa redonda, al nivel de sus obras maestras Los Piratas (1998) y Los Carnívales (2019). En 2022 Martínez Ares se ha puesto al frente de su grupo en el escenario para ofrecer una lección de memoria histórica, de escenografía, de música y de rebeldía como no se veía en el Falla desde la partida de Juan Carlos Aragón.

La idea de la comparsa parte del cambio de fecha y su desgraciada coincidencia con la de las Fiestas Típicas Gaditanas. En aquel entonces, la censura previa a las letras llevaba muchas veces a la prohibición de estas y en muchos casos la detención de los autores y componentes que, una vez detenidos, eran conducidos a las fiestas privadas de los prebostes del régimen para que interpretaran esas mismas coplas prohibidas. Esos carnavaleros eran, pues, sumisos a la fuerza, pero mantenían su dignidad y su rebeldía igual que el pueblo gaditano mantuvo la tradición del carnaval durante los años de prohibición.

El paralelismo entre la dictadura franquista de entonces y el régimen del 78 en crisis de hoy es el hilo conductor de todo el repertorio, tanto de los pasodobles como en especial del magnífico popurrí. La memoria y los temas más candentes de la política general y local se entrelazaron continuamente a lo largo de los tres pases, con contundencia y sabiduría en los pasodobles y con carga e ironía en los cuplés. Los Sumisos nos presenta al Martínez Ares más político de siempre, sin descuidar, mejorando incluso, la técnica poética y aportando de nuevo una gran calidad musical.

Hacia el final del popurrí, Martínez Ares encuentra otro sentido más festivo y alegre a la idea de la comparsa, pasando de la sumisión al poder a esa otra sumisión entendida como un juego entre dos personas adultas. Y el popurrí termina con esa última cuarteta, bailable y murguera, con palo añadido al nacionalismo español y que ya ha pasado por derecho propio a la lista de himnos del Carnaval gaditano. Los Sumisos es una propuesta artística que refleja como pocas el momento social y político y una verdadera obra maestra de la comparsa gaditana.

Cuartetos, una tradición a cuidar

La gran sensación del concurso ha sido el cuarteto Los ultraortodoxos de los callejones Cardoso, con autoría de José Manuel Cossi y Miguel Ángel Moreno y dirigido por Ángel Gago. El cuarteto presentaba un tipo arriesgado, muy friki, que traza un paralelismo entre los chovinistas gaditanos del casco antiguo y las comunidades judías ortodoxas que podemos encontrar en Londres, Nueva York o Buenos Aires. Y, como los que se arriesgan ganan, la idea ha funcionado a la perfección, convirtiéndose en la agrupación predilecta del público en este Carnaval y posiblemente el mejor cuarteto que ha pisado el Falla en muchos años.

El cuarteto del Gago se distingue de los demás cuartetos de la última década en que es prácticamente el único continuador de la tradición del cuarteto más clásico de Cádiz, rimado y medido, llevando a rajatabla esta forma sin concesiones y sin caer en efectismos. Con Los ultraortodoxos, posiblemente han firmado su mejor obra hasta la fecha. La crítica al localismo desde el humor ha venido acompañada de unos cuplés de gran calidad en la que no han dejado prácticamente sin tocar ningún aspecto de la vida cotidiana ni de la política general. De hecho, el cuarteto ha estado en la diana de la ultraderecha por el cuplé que dedicaron a Vox y que incluía una referencia a Carrero Blanco6. Los ultraortodoxos han sido los artífices de los momentos más divertidos del concurso, incluyendo un fallo en la escenografía que casi acaba en accidente, saliendo siempre del paso y manteniendo un dominio escénico sólo al alcance de los grandes cómicos profesionales.

Fuera de Los ultraortodoxos, este año no ha habido verdaderos cuartetos de fuste, la superioridad del grupo de Ángel Gago ha sido indiscutible. La del cuarteto es la tradición carnavalera que menos agrupaciones genera y que más riesgo corre de desaparecer o estancarse si no hay en breve un recambio de calidad y un nuevo impulso. El cuarteto es un estilo del que han participado grandes de la fiesta como Cañamaque, el Peña y el Masa, el Gómez y Vera Luque entre otros y que lleva en sí mucho del ingenio y del talento artístico del pueblo gaditano.

Chirigotas del COAC frente a chirigotas de la calle

A diferencia del COAC 2020, en el que la chirigota fue la modalidad más destacada, esta ha pegado un bajón bastante considerable este año. Sin llegar a las profundidades de 2018 (el peor concurso de chirigotas desde que hay registros), es cierto que la modalidad arrastra una crisis de creatividad, agudizada este año por la ausencia de grandes figuras como Vera Luque o el Selu y también por el sesgo conservador del jurado. Esta crisis se expresa sobre todo en los cuplés, que en la mayor parte de los casos carecen de la gracia y el atrevimiento que había en el concurso de los 90 o de principios de siglo y que hoy se puede encontrar, incluso mejorado, en las agrupaciones callejeras.

Como comentábamos más arriba, el primer premio en la modalidad ha sido para La Misión, de Manolín Santander, seguida en segunda posición por Los caraduras de Cai, de Juan Manuel Braza “El Sheriff”. Ambas han sido claramente las mejores chirigotas de este año, las que han aportado más calidad formal y mejores letras, y ambas son continuadoras de la gran tradición de la chirigota clásica de la Viña. Pero esta tradición necesita, de nuevo, un revulsivo como el que en los 90 le dieron a la modalidad el Selu, el Yuyu y Juan Carlos Aragón. Y hoy, como entonces, el criterio del jurado hace aún más difícil esta renovación.

El ejemplo más claro de este sesgo ha sido el cajonazo (y la baja puntuación) que ha recibido la chirigota de Antonio Álvarez “Bizcocho” Gente con chispa, que ha quedado muy lejos de entrar en la final por detrás de varias chirigotas de corte clásico pero con un repertorio ciertamente menos estimulante. Gente con chispa no es ni de lejos la mejor chirigota que ha sacado el Bizcocho, Los Jarabe de Palo de 2019 era bastante mejor (y también fue semifinalista). Pero este año podía estar perfectamente en la final, igual que en 2020 podía haberlo estado Chernobyl, el musical, que jugaba en el mismo terreno del humor negro que claramente incomoda y repele al jurado (pese a la calidad de ambas agrupaciones), pero que claramente atrae a buena parte del público, especialmente el más joven.

Esta crisis de la chirigota del COAC y el mayor dinamismo y creatividad de las chirigotas callejeras están abriendo una brecha cada vez mayor entre el teatro y la calle. En un pasodoble de Los Quinquis en semifinales, Vera Luque hizo referencia a esta brecha, reivindicando la tradición del teatro y su papel en la construcción estética de las modalidades y las coplas. Vera Luque habla desde una bien ganada autoridad, es el autor del concurso que está más cerca del espíritu irreverente de la calle, pero su crítica es un tanto unilateral.

El Falla es el reino de la comparsa. Casi la mitad de las agrupaciones inscritas en el concurso han sido comparsas este año. Las agrupaciones callejeras son chirigotas o se mueven en un terreno entre la chirigota y el cuarteto; lo que no hay desde luego son comparsas callejeras. Y, en general, las chirigotas de la calle van muy por delante de las del concurso en audacia, ingenio y, muchas veces, incluso en la calidad formal del repertorio. En los últimos años, tan solo Vera Luque, el Bizcocho y el Canijo de Carmona han llevado algo de ese espíritu a las chirigotas del concurso, aunque los dos últimos con las trabas que ya hemos explicado más arriba.

La chirigota es, lo hemos dicho otras veces, una tradición musical y literaria de la clase obrera gaditana, crítica y combativa pero desde el humor. Para que la chirigota del COAC vuelva a sorprender y a tener gracia tiene que mirar hacia atrás, hacia los clásicos del concurso, a Cañamaque y Paco Rosado, y también hacia adelante, a las chirigotas callejeras, a la mujer trabajadora y a la juventud.

El Carnaval de Cádiz volverá el año que viene, por febrero (con menos miedo que esta vez), y de nuevo será el altavoz de la clase obrera que se libera y se eleva por encima de las miserias cotidianas cantando las verdades y produciendo un arte mayor para una chusma selecta.

2La candidatura local encabezada por Kichi en 2019, formada por Podemos e IU junto con otros grupos e independientes, y que se ha mantenido estable pese al revuelo de escisiones y reagrupamientos de la izquierda andaluza en los dos últimos años.

3La fuerza política regional de la que forma parte Kichi, encabezada por la también gaditana Teresa Rodríguez.

5Tino Tovar ganó el concurso de 2020 con la excelente comparsa Oh Capitán, mi Capitán. Después, Tovar remodeló totalmente su grupo dando entrada a grandes figuras de la modalidad como Subiela, Carli, Ramoni, Milián Oneto y Toni Piojo. Los aficionados llamaron a este conjunto “el PSG del Carnaval”, y en verdad ha quedado en el COAC más o menos como el PSG en la Champions.

6Se da la circunstancia de que J.M. Cossi es concejal del PP en el Ayuntamiento de Cádiz; lo que demuestra, una vez más, que la obra artística puede ir en sentido opuesto y más lejos que las opiniones personales.

Puedes enviarnos tus comentarios y opiniones sobre este u otro artículo a: [email protected]

Para conocer más de “Lucha de Clases”, entra a este enlace

Si puedes hacer una donación para ayudarnos a mantener nuestra actividad pulsa aquí