El franquismo y la transición
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Cartel documental Montejurra76Estella-Lizarra, emblema del carlismo, es una ciudad de Navarra que no alcanza los 14 mil habitantes. Lo que aquí sucedió a partir de 1976, es muy ilustrativo de lo fue la llamada Transición.


                                                    Que hace muchos años
                                                    Que nos esconden la Historia
                                                    Y nos dicen que no la tenemos
                                                    Que la nuestra es la de ellos
                                                    ¿Te das cuenta, amigo?
                                                                                                  

De "Te das cuenta. amigo", de Raimon

Cartel documental Montejurra76Estella-Lizarra, emblema del carlismo, es una ciudad de Navarra que no alcanza los 14 mil habitantes. Lo que aquí sucedió a partir de 1976, es muy ilustrativo de lo fue la llamada Transición.

En enero de 1976, dos meses después de la muerte del dictador Franco, los más de 500 trabajadores de la empresa de artes gráficas SALVAT se declaran en huelga por reivindicaciones laborales. Desalojados de la empresa, se encierran en la parroquia de San Juan. La solidaridad es inmediata desde otras fábricas, jóvenes y estudiantes, comerciantes, asociaciones… Empujadas y animadas, las luchas de otros sectores toman el relevo. Las demandas laborales se funden con las consignas políticas: libertad, amnistía, autonomía, derechos democráticos…

El 9 de mayo de 1976 se celebra el día de los carlistas, con la subida a Montejurra, a tres kilómetros de Estella-Lizarra, monte símbolo del carlismo. Este partido, de ser  pilar del golpe militar del 36 (los requetés), evoluciona desde fines de los 60 a lo que llaman “socialismo autogestionario”. Romería-viacrucis, que con un acto político posterior era un espacio tolerado de crítica al régimen, a la que asisten gentes de la zona y de otras sensibilidades políticas y sociales de izquierdas y nacionalistas.

La inquietud estuvo presente durante  la semana anterior en Estella-Lizarra. Miembros de grupos fascistas internacionales ocupaban el hotel Irache, en las faldas de Montejurra. El día 9, un fuego de ametralladora en la cumbre mata al joven obrero estellés Ricardo García Pellejero. Por fuego de pistola, junto al monasterio de Irache, muere días más tarde Aniano Jiménez, carlista santanderino. Además, hay varios heridos por arma de fuego. Todo ello, con el conocimiento y al menos la pasividad de las llamadas fuerzas de orden público. El día del funeral no se puede entrar en la ciudad, está cerrada por los controles policiales. Todo se explica por disputas entre las familias carlistas, entre Carlos Hugo y Sixto. Y después, IMPUNIDAD.

Estella-Lizarra vivió en 6 meses lo que en años. Ahora-Orain, agrupación electoral formada por miembros de IU, Podemos e independientes, con tres concejales, hemos querido hacer un ejercicio de memoria histórica, reconociendo en la persona de Ricardo y de su familia, a las 123 víctimas que fueron asesinadas desde el 76 al 80. Recordar que la transición no fue pacífica, ni modélica, ni sin traumas. Denunciar los pactos vergonzosos que convirtieron a las víctimas en incómodas y al movimiento obrero en un obstáculo para sus planes. Regresar a las asambleas, a las calles y plazas abarrotadas por las y los auténticos protagonistas de esta historia: la clase obrera, la juventud, ”los de abajo”. Lo hemos hecho con un documental que recoge testimonios de activistas políticos, sindicales y juveniles, testigos presenciales y familiares de Ricardo.“Claveles rojos para un adiós”, título de una canción en recuerdo de Ricardo, claveles rojos con los que los vecinos y vecinas de Estella-Lizarra le despidieron.

La respuesta ha sido maravillosa. En la sesión de estreno, el viernes 6 de mayo, 560 personas hacen colgar el cartel de “no hay billetes”, de manera que tenemos que programar otra sesión, a la que asisten 360 personas. Queremos recordar, queremos saber, y hacer útil la frase con la que  Ronald Fraser titula los  dos tomos de su historia oral de la guerra civil española: “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”.

Sin conocer y aprender de lo que pasó en aquellos años, no podemos entender lo que hoy estamos viviendo. Cuarenta años después seguimos reivindicando la república, el derecho a decidir, una ley electoral justa, la laicidad, la no privatización de los servicios básicos y su gestión desde lo público, banca pública, democracia real… y tantas y tantas cosas que se dejaron pasar y otras que nos las metieron… Cualquier paso adelante será con solidaridad y lucha, y provocará la reacción histérica y el enfrentamiento con los poderes económicos y las derechas, tal y como lo demuestra la experiencia de los gobiernos del cambio, o la confluencia electoral de IU y Podemos. Pero ese es el camino.

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