Cuestión nacional
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Frente al Estado de Excepción: CCOO, UGT y CGT deben convocar una huelga general de 24 horas en Catalunya
La izquierda española debe movilizar en todo el estado para defender las libertades democráticas y el derecho a decidir del pueblo catalán

Miles de personas han tomado las calles de Barcelona para defender el Referéndum del 1-O y el autogobierno de Catalunya. Conforme arrecia la represión policial y la proclamación de facto de un estado de excepción, que incluye en la práctica la anulación del autogobierno catalán, la detención de 12 personas, en su mayoría altos cargos de la Generalitat y el allanamiento sin orden judicial de la sede de la CUP, la situación se aproxima al punto de ebullición de una situación revolucionaria.

“¿Es una algarada?" –“No, sire, es una revolución”

El Duque de Liancourt a Luis XVI

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El gobierno ha instaurado un Estado de Excepción de facto con la prohibición de actos políticos, de pegada de carteles, y de reparto de propaganda sobre el referéndum. También se ha prohibido a los medios difundir propaganda del mismo y las fuerzas policiales han allanado las oficinas de algunos de ellos. Se han cerrado las webs oficiales del referendum y prohibido acceso a otras alojadas en el extranjero. Las fuerzas policiales han asaltado imprentas para incautarse de cientos de miles de carteles, sobres y papeleteas de votación, y en compañías de reparto, como Unipost en Tarrasa, para incautarse de decenas de miles de sobres dirigidos a los interventores designados para el 1-O. Tan grave como la anterior, la Guardia Civil ha irrumpido esta mañana en varias sedes del gobierno catalán para secuestrar documentación y ha arrestado a 12 altos cargos del Govern, y al director del medio el Punt.Cat. Lo mismo han hecho en la sede la CUP. Cientos de alcaldes y cargos públicos han sido imputados por su colaboran con la organización del referéndum y están amenazados con detención si no se presentan a declarar.

El gobierno de Rajoy se ha incautado también de las finanzas de la Generalitat y ha bloqueado sus cuentas, terminando de un plumazo con la autonomía de la política financiera del gobierno catalán.

La situación en Catalunya está entrando en una senda revolucionaria, a falta de 11 días para el 1-O, la continuidad de la política represiva podría acelerar y alcanzar el punto de ebullición de un levantamiento popular.

En varias ciudades catalanas los alcaldes han llamado a la movilización popular esta tarde, como Badalona o Vic.

Ayer ya se dio un primer salto en el nivel de la conciencia popular con la idea de tomar el destino del referéndum en sus manos. Cuando la Guardia Civil, de manera ilegal, entró sin orden judicial en la sede la empresa Unipost, en Tarrasa, para incautarse de los sobres dirigidos a los interventores de las mesas electorales del 1-O, decenas de personas bloquearon los accesos e impidieron durante horas la salida de los guardias civiles. Finalmente, de manera escandalosa, la orden judicial llegó como el que pide comida a domicilio.

Por la noche, en la ciudad de Reus (Tarragona) miles de personas salieron a las calles al unísono para hacer una pegada de carteles y concentrarse frente al hotel donde se alojan los antidisturbios de la policía enviados por el gobierno de Rajoy, tras serles incautados escobas y carteles a un grupo de personas que salía a pegar carteles por la calle, y donde retuvieron a un miembro de la Asamblea Nacional Catalana.

Esta mañana se alcanzó el punto crítico con el registro policial de varias sedes del Goven y la detención de altos cargos de la Consellería de Hacienda. Espontáneamente, primero fueron decenas, luego cientos y finalmente miles los que se han concentrado en la calle en protesta. Una delegación de CCOO, la principal central sindical de Catalunya, se ha unido también a los manifestantes en la Vía Laietana, incluido el dirigente de CCOO-Catalunya, Javier Pacheco.

Toda esta represión del Estado no ha hecho más que fortalecer la determinación de un número mayor de personas de defender y participar en el referéndum del 1-O. Incluso muchos de los que no pensaban participar o tenían la intención de votar NO, ahora están cambiando su apreciación para votar SI cómo una muestra de la indignación ante el avasallamiento más elemental de los derechos democráticos en Catalunya.

Desde Lucha de Clases hemos dado desde el principio un apoyo incondicional al referéndum, porque es un derecho democrático elemental que el pueblo de Catalunya decida libremente qué relación quiere mantener con el resto del Estado español, incluida la opción de la independencia. La única unión que fortalece y crea condiciones fraternales de convivencia y desarrollo en común es la que se establece sobre bases voluntarias, y es la que defendemos. Pero esa debe ser la voluntad democráticamente expresada del pueblo catalán.

La Constitución de 1978, a la que se agarran las fuerzas oscuras de la reacción en España, para negar ese derecho democrático, carece ya de autoridad política y moral, ha revelado su carácter antidemocrático, coacciona y coarta derechos democráticos. El PP y los dirigentes de Ciudadanos y PSOE se niegan a facilitar reformas que conduzcan al reconocimiento del derecho de autodeterminación, que es apoyado según las encuestas por más del 70% de la población catalana. Incluso un referéndum supuestamente ilegal como el del 1-O gozaba de un apoyo popular del 60% en una encuesta aparecida la semana pasada, porcentaje que se habrá incrementado significativamente en los últimos días.

El Parlament de Catalunya es un órgano de representación popular y tiene el mandato político y moral de llevar a efecto este Referéndum. Ante el bloqueo represivo del gobierno central y del aparato del Estado, estaban justificadas las iniciativas parlamentarias tomadas para convocar formalmente el referéndum, iniciativas y maniobras por otro lado, que tanto PP como PSOE han realizado sin rubor durante años en el Congreso y el Senado para llevar a cabo sus políticas. La diferencia es que la convocatoria del referéndum del 1-O es una causa progresista y además tiene el apoyo masivo del pueblo catalán. Es la ley quien debe servir al pueblo, y no el pueblo a la ley. Es un principio democrático elemental.

La izquierda española y un sector de la izquierda catalana, que tuvieron una posición muy equivocada al principio, posicionándose abiertamente en contra de participar el 1-O; finalmente, a trompicones, con idas y vueltas, reflejando la presión desde abajo ha venido decantándose a favor de la participación, aunque discrepa del carácter refrendario de la votación “por carecer de garantías jurídicas”. Pero su alternativa, un pacto acordado que incluya a PP y Ciudadanos, es una quimera. Por lo tanto, ante el bloqueo parlamentario estatal, la única alternativa posible y viable es la desobediencia civil, la ruptura con la injusta legalidad vigente y basarse en la movilización y la conciencia de millones en la calle para llevarlo a la práctica.

¿Qué hacer ahora?

Es un hecho que los sectores dominantes de la burguesía catalana no apoyan la independencia y creen que el proceso ha ido demasiado lejos. En realidad, la Generalitat y el PDeCat, más que representar en la cuestión del referéndum a la burguesía catalana representan a la “sombra” de la burguesía, debiendo apoyarse cada vez más en la pequeña burguesía radicalizada, mientras teme que el proceso pueda escapársele de las manos y desembocar en un auténtico levantamiento revolucionario, De ahí los llamamiento insistentes del PDeCat y de dirigentes de ERC a la calma, a la protesta pacífica, a no dejarse provocar, etc. Un movimiento masivo en las calles podría dejarles sin margen de maniobra para tratar de buscar un acuerdo in extremis con el gobierno español o para decretar el final del procés el 2-O ante la imposibilidad de llevar adelante la votación por la represión. Seguramente, tendrían en mente convocar elecciones autonómicas para tratar de asegurar su mayoría en un nuevo Parlament y tratar de negociar nuevamente desde esa posición de fuerza. Más aún, temen que un movimiento que dé a las masas una sensación de su poder en la calle, sobre todo si la clase obrera se implica masivamente, haga surgir demandas de clase, por la justicia social, contra la explotación laboral, que combine la demanda de los derechos democrático-nacionales con demandas socialistas.

La lucha de Catalunya, por lo tanto, es absolutamente progresista y está preñada de un potencial revolucionario y socialista que podría impactar en todo el Estado español.

En los hechos, la única salvación posible del referéndum del 1-O es que sea la calle quien tome el protagonismo de la lucha. Las fintas y maniobras parlamentarias de la Generalitat para asegurar la celebración del 1-O han alcanzado sus límites, conforme la represión estatal está asestando golpe tras golpe a los mecanismos organizativos del Referéndum.

Es por ello que, ante el Estado de Excepción abierto decretado por la derecha franquista en Catalunya, todas las organizaciones de izquierdas y progresistas de Catalunya deberían seguir la estela de la movilización popular ya iniciada, canalizarla y organizarla y convocar manifestaciones en las principales ciudades para mostrar el rechazo al acoso represivo y defender el 1-O.

Estas manifestaciones, que indudablemente serían masivas, tendrían además un impacto muy positivo en el resto del Estado y serían el mejor antídoto a la campaña franco-españolista de la derecha.

Fiarlo todo a que la Generalitat prepare un sofisticado y astuto mecanismo que sorteará todas las trampas del Estado para garantizar la votación del 1-O, cuando las fuerzas represivas tienen tomadas todas las comunicaciones, sedes del Govern, hipotéticos depósitos de urnas, etc. sólo ayuda a adormecer la conciencia del pueblo catalán, que mayoritariamente quiere votar, y su disposición a la lucha.

Sólo se puede confiar en la movilización de masas y en fortalecer la conciencia popular, mientras se intensifican los llamamientos de solidaridad y de apoyo al resto de organizaciones de izquierdas, sindicatos, trabajadores y jóvenes del resto del Estado.

La izquierda española, por su parte, debe intensificar la convocatoria de todo tipo de actos, denuncias, etc. para elevar la conciencia general del peligro de involución autoritaria del Estado español, dentro y fuera de Catalunya, bajo la divisa de que la unión de los pueblos del Estado español debe ser libremente aceptada y decidida por todos sus integrantes. Muy correctamente, diversas organizaciones incluidas PODEMOS e IU han llamado esta tarde a una concentración en la Puerta del Sol de Madrid en defensa de las libertades democráticas y a favor del derecho a decidir del pueblo catalán. También en Andalucía se han convocado concentraciones frente a las sedes de las delegaciones del gobierno en todas las provincias.

El movimiento obrero es la clave de la situación. Hay que convocar una huelga general de 24 horas en Catalunya

Es muy significativo que en la manifestación espontánea de esta mañana, una delegación de CCOO se haya sumado a la misma. El secretario general de CCOO de Catalunya, la principal central sindical, declaró hace un par de semanas que CCOO de Catalunya no se quedaría de brazos cruzados si el gobierno de Rajoy avanzaba al punto de intervenir la autonomía de Catalunya. Por su parte, la UGT catalana también ha emitido este mediodía un comunicado en twitter que dice: “Defendemos las instituciones catalanas, condenamos las actuaciones policiales y exigimos cesen las detenciones y reiteramos el compromiso con el derecho a decidir”. La CGT de Catalunya también emitió un comunicado hace unos días en el que declaraba su rechazo frontal a la represión del Estado y su defensa de la libertad de expresión.

Bien, esto ya es una realidad. La represión está aplicándose a todo vapor, las instituciones catalanes están siendo violadas y sus competencias cercenadas. Hay detenciones y presos por exigir votar. Ahora hay que pasar de las palabras a los hechos. Sólo el movimiento obrero tiene la fuerza, cohesión y potencia para aglutinar el conjunto de los reclamos populares y enfrentarse con éxito a la represión del Estado.

CCOO, UGT y CGT ostentan el 90% de la representación sindical y están presentes en la inmensa mayoría de las empresas y oficinas de Catalunya. Cuando una parte del pueblo ya se ha lanzado a la calle, la clase obrera no puede quedarse atrás. CCOO, UGT y CGT deben convocar una huelga general de 24 horas en toda Catalunya. Ara és l’hora. El movimiento obrero catalán es quien puede decidir hacia dónde se inclina la balanza en la presente situación.

La huelga debe ir acompañada de la máxima participación popular. Deberían formarse comités en defensa del referéndum en todos los barrios y pueblos y en las empresas y oficinas. Su cometido además de asegurar el éxito de la huelga, sería asegurar las condiciones para efectuar la votación del 1-O. Enfrentadas a cientos de miles en las calles las fuerzas represivas no podrían impedirlo.

Si pasada la jornada de huelga el gobierno central continúa su política represiva, debería convocarse una asamblea general de toda Catalunya de representantes de los comités. Constatada la suspensión de facto de las competencias de la Generalitat, esa asamblea, máxima representación popular y democrática del pueblo catalán, debería asumir las funciones de gobierno como Asamblea Constituyente Revolucionaria y elegir un gobierno propio que desconozca la intervención del Estado central para organizar con la plena participación popular la votación del 1-O. Paralelamente, este gobierno popular debería recurrir a medidas extraordinarias para superar el boicot y la represión estatal, introduciendo el control obrero en los bancos y grandes empresas, y asumiendo el control de las policías autonómica y local.

Sólo un gobierno de los de abajo, de estas características, con el protagonismo principal en la clase trabajadora catalana, puede asumir y sancionar la voluntad mayoritaria que el pueblo catalán haya emitido en el Referéndum, incluida claro está la opción de una república independiente. Por supuesto, una lucha que adquiere un carácter revolucionario siempre empieza por demandas democráticas, hasta que la propia experiencia y participación activa de la clase trabajadora pone en primer relieve las cuestiones sociales. Por lo tanto, hacer confluir la demanda de una república democrática con una república socialista es la tarea del día del ala de izquierda y socialista del proceso catalán.

El vínculo de Catalunya con el resto del Estado es potestad de la primera pero, qué duda cabe, que la forma final que adquiera dependerá, en última instancia, de los procesos que tengan lugar en el conjunto del Estado español. De hecho, para escapar a su aislamiento, las acometidas represivas del Estado español, y para asegurar su subsistencia, una eventual república catalana tendría que hacer un llamamiento al resto de la clase trabajadora, de la juventud y de las capas progresistas del resto del Estado para que les apoyen, se levanten y se les unan. Un Estado español neofranquista indudablemente repelerá a la inmensa mayoría del pueblo catalán, pero una España republicana y socialista será un polo de atracción no sólo para Catalunya sino para todos los países de nuestro entorno.

Estamos en un momento histórico. El régimen del 78 hace aguas por todos lados y muestra su completa corrupción. Los franquistas de antaño han vuelto a tomar las riendas del estado completamente y han condenado a la mayoría de la clase obrera a un futuro de explotación brutal, precariedad y sufrimiento.

No es cierto que al otro lado del Ebro la situación sea desfavorable para iniciar un proceso de cambio revolucionario como vemos desarrollarse en Catalunya. Tras años de parálisis vemos una reanimación incuestionable del movimiento obrero y de la actividad huelguística, hay furia con las condiciones laborales y salariales en capas amplias de la clase obrera. Hace una semana, 30.000 personas marcharon en Linares (Jaén) exigiendo trabajo, dos días más tarde 20.000 hicieron lo propio en Algeciras exigiendo una sanidad pública y de calidad, miles han salido a las calles de Murcia contra la construcción e un muro junto a las vías del AVE que partirá a la ciudad en dos. Un ejemplo valiente desde Catalunya, puede reanimar la contestación social y hacer avanzar la conciencia política de millones a pasos agigantados en cuestión de semanas, e incluso días.

Tanto en Catalunya como en el resto del Estado la voz de mando es salir a la calle en defensa de las libertades democráticas. Contra la monarquía y el régimen del 78. En última instancia, el objetivo que se alza en el horizonte es la lucha por la república socialista en Catalunya y en el resto del Estado español, como un primer paso para una Europa y un mundo socialista.

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