Movimiento Obrero
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El día 14 de agosto, los 350 empleados de EULEN que trabajan en los arcos de seguridad para pasajeros del Aeropuerto de El Prat (Barcelona) han comenzado una huelga indefinida. Esta decisión pone de manifiesto su profundo malestar y rechazo a unas condiciones de trabajo cada vez más precarias y amargas, y también su voluntad de superarlas a través de la lucha.

eulen elprat

Los medios de persuasión culpan a estos trabajadores de los efectos de la huelga. Consideran incomprensible su terquedad de seguir luchando y su rechazo a la propuesta de mediación realizada por la Generalitat. Sin embargo, esta propuesta “aparentemente generosa” que incrementa 200 euros en 12 pagas (los trabajadores cobran en 15 pagas) ni siquiera llega a mantener las condiciones salariales de la contrata anterior de la que estos trabajadores procedían, Prosegur. Por eso, los trabajadores de Eulen han dicho no y han decidido luchar para conseguir unas condiciones de trabajo dignas.

Y lo han hecho a pesar de unos servicios mínimos abusivos del 90%, que anulan de facto el derecho de huelga; y a pesar de la presencia de la Guardia Civil en los arcos y escáneres haciendo de esquiroles, hecho que ha sido denunciado por vulneración del derecho de huelga por el comité y diversos sindicatos. Y finalmente, tenemos la decisión insólita del Gobierno del PP de convocar un Consejo de Ministros extraordinario en pleno agosto, a causa de la huelga de un pequeño colectivo de 350 trabajadores, con el objetivo de dar cobertura legal al Laudo de obligado cumplimiento con el que quieren apagar la huelga de El Prat antes de que se extienda el incendio a todos los aeropuertos españoles, que están en las mismas circunstancias de precariedad y explotación.

Incluso la Asociación Española de Guardias Civiles ha criticado duramente la privatización de la seguridad pública en los aeropuertos, exigiendo al Gobierno que “asuma las consecuencias de esa política, y recordándole que la plantilla de agentes está bajo mínimos y que la asociación estará atenta para que no sean los agentes de base los que paguen las consecuencias del conflicto laboral de los vigilantes de seguridad, con quienes se solidariza en su problema”.

¿En qué condiciones trabajan?

Su salario, en función de la antigüedad y de algunos complementos oscila entre 900 y 1.100 euros mes. A causa de estos salarios, las horas extras están a la orden del día, se pagan a 8 euros/hora y denuncian los trabajadores jornadas laborales de hasta 16 horas para obtener un salario que cubra sus necesidades. El ajuste de personal hecho por la contrata, para obtener más rentabilidad, lleva a que la plantilla se quede sin relevos en caso de bajas o vacaciones, hecho que se agrava en la temporada alta. En esas circunstancias las jornadas son ininterrumpidas, sin poder despegarse del puesto de trabajo.

¿Qué reivindican?

Las exigencias de los trabajadores están centradas en dos campos, salario y condiciones de trabajo. En cuanto al incremento salarial piden un incremento de 350 euros para los nuevos trabajadores, lo que equipararía a estos con los más antiguos. En las condiciones de trabajo reclaman la contratación de más trabajadores, 50, para poder rotar en el trabajo y cubrir bajas y vacaciones.

La respuesta de EULEN, que no aceptaba ningún aumento de salarios, presionada por la huelga pasó a 55 euros y posteriormente ante la determinación de los trabajadores en lucha, forzada por la Generalitat, que esperaba con ello acabar la lucha, ofreció 200 euros en 12 pagas, cuando los trabajadores cobran en 15 pagas. Respecto a las contrataciones Eulen acepta a regañadientes la contratación de hasta un quinto trabajador por filtro y veinticinco trabajadores de relevo. El Comité valoró como “insuficiente” la propuesta de 200 euros en 12 pagas porque la reducción salarial que han sufrido los trabajadores de más antigüedad desde la subrogación de Prosegur a Eulen es mayor que los 200 euros que ahora les ofrecen. Los antiguos trabajadores de Prosegur, la contrata anterior a Eulen cobraban 1300 euros, ahora estos trabajadores subrogados cobran 1100 euros. En cualquier caso solo cobrarían los 200€ completos los trabajadores de menor antigüedad que ahora cobran un salario de 900 euros mes. El Comité, a pesar de esta valoración negativa, sometió a una asamblea con debate y decisión la propuesta de Eulen, que ha sido claramente rechazada por los trabajadores en dos ocasiones, a pesar de las amenazas a que han sido sometidos.

Subcontratacion: Explotar, disciplinar a los trabajadores y hacer buenos negocios

La crisis del capitalismo y la necesidad de cargarla sobre los hombros de los trabajadores ha desarrollado formas más intensas de explotación de la mano de obra. Estas prácticas, que ya estaban desde antes de la crisis, se acentuaron y generalizaron con la crisis económica.

La destrucción de los derechos laborales, la reforma laboral, la creación de una legislación favorable a las empresas ha conseguido que servicios como los que presta Eulen, que antes eran realizados por trabajadores del sector público, se hayan privatizado y puedan ser realizados por trabajadores mal pagados y en condiciones precarias. Como se ha evidenciado en El Prat, Eulen tiró los precios para hacerse con el servicio y fue elegida por Aena que busca la prestación más económica del servicio para mejorar sus beneficios a costa de la explotación de los trabajadores, que tienen que trabajar más, porque tienen que realizar el servicio menos trabajadores y con reducciones sustanciales de salarios como se ha visto en este cambio de contrata.

Trabajar en empresas subcontratadas es, para los trabajadores, como el castigo mitológico a Sísifo, que fue condenado por su astucia a perder la vista y empujar un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cima, y así indefinidamente.

Si por medio de la organización y lucha sindical conseguimos mejorar los salarios, tenemos un obstáculo a superar para mantener esas condiciones, la renegociación periódica de la continuidad de la subcontrata en la prestación de servicios; la empresa contratante utiliza la subcontratación para sustituir trabajo caro por trabajo más barato y atornilla a la subcontata para conseguirlo. Si la subcontrata quiere continuar, optará por reducir salarios o despedir trabajadores para cuadrar sus cuentas, si no será rechazada; por lo tanto, con la excusa de la renegociación del servicio, los trabajadores volveremos a empezar de nuevo como les ha ocurrido a los trabajadores de Eulen en El Prat.

La subcontratación, cuya norma es obtener el precio más barato del servicio, sin atender el respeto a los salarios convenio y al mantenimiento de las condiciones de trabajo, está siendo causa de conflictos continuos. Los trabajadores están reaccionando y utilizando las armas tradicionales de la organización y la lucha para destruir las condiciones de precariedad a las que se ven sometidos.

A modo de ejemplo, la lucha victoriosa emprendida por los 450 trabajadores, socorristas y monitores deportivos municipales de Vitoria-Gasteiz, que después de años con el salario congelado salieron a la huelga y después de 5 días de lucha, dirigiéndose a la ciudadanía, consiguieron que las remuneraciones más bajas suban hasta un 45%. Este es un ejemplo de muchas luchas sociales similares a lo largo y ancho de todo el país. La lucha de los jóvenes trabajadores de la llamada “economía colaborativa” DELIVEROO es otro ejemplo.

El crecimiento económico sin el aumento correlativo de los salarios, que es lo que pasa y quieren que siga pasando, anima a los trabajadores a recuperar salarios y condiciones de trabajo perdidos. Los datos cantan, desde 2008 a 2016 las rentas de los asalariados han caído en 33.679 millones de euros mientras los excedentes empresariales han aumentado en 7.850 millones de euros. El resultado es maravilloso para la patronal y los poderosos que van a recuperar todo lo perdido con la crisis (10 puntos) del PIB. Van a producir la misma riqueza nacional que en 2008 con una mano de obra empequeñecida, mas de 2 millones de trabajadores menos, y empobrecida, con 25.000 millones de euros menos de remuneración a los asalariados

Y aunque las reformas laborales y legales han dificultado mucho la lucha, se está imponiendo la necesidad de hacerlo. Algunos habían enterrado la lucha de clases, sus métodos de lucha, pero vemos cada día cómo resurge a pesar de las dificultades con los viejos métodos de organización y movilización, siendo un ejemplo inspirador para todos los trabajadores. Si no lo hacemos, no sólo no recuperaremos lo perdido, sino que seguiremos perdiendo salarios y condiciones de trabajo mientras se enriquecen a nuestra costa.

La subcontratación ha llegado a situaciones totalmente intolerables. Auténticos piratas sin parche han montado empresas para explotar descarnadamente a los trabajadores. Un ejemplo es la empresa concesionaria de la vigilancia de los edificios propiedad del Ministerio de Defensa que ocupa a 500 vigilantes. El ministerio adjudicó la contrata a la empresa más barata, empresa que no aplica el convenio sectorial estatal de Seguridad Privada. A pesar de que ha habido denuncias sindicales atendidas por la Audiencia Nacional contra el convenio de empresa, ésta sigue aplicando un convenio propio, (no hay que olvidar que la Reforma Laboral da preeminencia a los convenios de empresa sobre los sectoriales, precisamente para conseguir este efecto), con una cuantía de 700 euros/mes frente a los 1.000 del convenio estatal. Este es el sueño de los subcontratistas, la práctica del PP y la pesadilla de los trabajadores de este país.

¿Qué hacer?

La respuesta decidida de los trabajadores de El Prat nos muestra el camino a seguir. Dadas las condiciones económicas y la situación de explotación generalizada en todos los aeropuertos del país es necesario coordinar a los trabajadores aeroportuarios para golpear juntos ya que los problemas son los mismos.

Una lucha aislada, aunque sea en un centro neurálgico como El Prat puede ser neutralizada por el Gobierno. Sin embargo generalizar la lucha al conjunto de los aeropuertos crearía una situación muy favorable para cambiar radicalmente las duras condiciones de trabajo de los trabajadores aeroportuarios y podría ser el pistoletazo de salida para la movilización generalizada de toda la clase obrera en el país, cuyas condiciones de salario y trabajo se han empobrecido drásticamente desde el inicio de la crisis.

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