Movimiento Obrero
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Congelación salarial por tercer año consecutivo y ERE para todos los trabajadores de la planta de Vitoria de Esmaltaciones

Escrito por corresponsal en la empresa

 

Esmaltaciones San Ignacio, cuyo principal centro de trabajo está situado en Vitoria, tiene 99 trabajadores y se dedica a la esmaltaría y productos de menaje. Una de las empresas del grupo es Plásticos Gateor, empresa auxiliar del grupo que se dedica a la fabricación de poliestireno expandido y cuenta con 24 trabajadores.

La actitud de Esmaltaciones San Ignacio con sus trabajadores, la inmensa mayoría de ellos con más de 30 años de antigüedad, muestra a las claras el futuro que preparan los empresarios a los trabajadores: despidos arbitrarios como en Gateor (cuyo ejemplo se expone más adelante); explotación intensiva de la mano de obra con subidas de producción en las cadenas; congelación de los salarios por tercer año consecutivo, que además nos pagan a plazos; expedientes de regulación de empleo que la empresa aprovecha para hacer caja con los salarios no pagados a sus trabajadores y que, según ella, le permite seguir funcionando.

En 2004, la factoría de Vitoria se trasladó de la ciudad al polígono industrial de Jundiz, y vendió sus terrenos para urbanizar con el compromiso de mantener los empleos de la nueva planta. Sin embargo, aunque funcionó “el pelotazo urbanístico” de 3.700 millones de pesetas hecho con la tutela del Ayuntamiento del PP, la plantilla ha disminuido de los 330 trabajadores en 2004 a 99 en la actualidad.

La empresa desde su traslado a las nuevas instalaciones ha emprendido una auténtica guerra contra los trabajadores para abaratar los costes de producción, recriminando sus altos costes salariales, el elevado absentismo, la falta de receptividad del comité a las propuestas de la empresa, etc. ¡Sólo hay una palanca que puede mejorar la productividad de la empresa: reducir la plantilla, congelar los salarios, incrementar los ritmos de producción,..!

La apertura de una factoría de la empresa en Tánger con salarios africanos y la competencia china son los argumentos que aparecen en cada uno de los escritos que la empresa envía al comité y a las instituciones laborales para forzar la concesión de despidos, expedientes de regulación de empleo y modificaciones sustanciales de trabajo. Sólo así, dicen ellos, se puede por ahora conservar el empleo.

A modo de ejemplo, el argumento de la comparación del coste de los trabajadores chinos con los de Esmaltaciones ha sido utilizado en el último ERE. La empresa argumenta que sus trabajadores en Vitoria tienen un coste, incluidos todos los conceptos (seguridad social y cargas sociales incluidos), de 36.000€ por trabajador y año; y la competencia en China tiene un coste de 1.300€/año. Es decir, que con 3,61 trabajadores de Esmaltaciones-Vitoria se pagan 100 trabajadores chinos.

Este tipo de actitud patronal se ha aplicado en la empresa Gateor, filial del grupo. Durante las vacaciones de verano, y sin previo aviso a los representantes sindicales, se ha desmantelado la fábrica, despidiendo a 8 trabajadores y sacando las mejoras máquinas, que según los trabajadores se han vendido a la competencia. Estos hechos denunciados por los representantes sindicales de Esmaltaciones y Gateor, han supuesto un  trato vejatorio a los trabajadores y un fraude social.

Como muestra del malestar producido, transcribimos una carta publicada el día 16 de septiembre de la prensa local (sección Cartas al Director), firmada por los trabajadores despedidos.

Trato vejatorio en Gateor.

Al respecto de la noticia publicada por este diario el 28 de agosto sobre los despidos acontecidos en la empresa Plásticas Gateor S.A., perteneciente al grupo empresarial IEG de Esmaltaciones San Ignacio, quería poner en conocimiento de todos mi indignación por el trato vejatorio que hemos recibido los trabajadores por parte del gerente y los dueños de la fábrica.

Haciendo gala de una nula sensibilidad, los trabajadores despedidos fuimos advertidos de nuestra rescisión contractual mediante un repartidor de correo un día antes de la vuelta al trabajo, cuando muchos aún disfrutábamos de nuestras vacaciones, por lo que algunos de los afectados no recibieron la carta y se presentaron al día siguiente puntuales a su puesto de trabajo. Fue entonces cuando se encontraron con la desagradable sorpresa de que en la puerta les esperaban tres guardas de seguridad, carpeta en mano, pidiendo los DNI y no dejando acceder a las instalaciones a los trabajadores despedidos. Hoy, tres semanas después, seguimos sin poder recuperar nuestros efectos personales, y tras solicitarlo a través del delegado de personal, nos han comunicado que para poder acceder al recinto debemos pedir cita, y nos concederán el acceso, pero debemos estar acompañados en todo momento por el personal de seguridad contratado. ¿Acaso somos ladrones o delincuentes? ¿Así es cómo nos agradecen más de treinta años de leal servicio a la empresa? Es un trato humillante y vejatorio, y tanto al gerente como a los responsables de la empresa se les debería caer la cara de vergüenza.

Firmado: Marga Iriarte y compañeros despedidos.

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