Análisis Político
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Al Gobierno se le acumulan los frentes abiertos, siendo uno de ellos el completo descontrol de la subida de la luz. Esta situación de crisis ha empeorado con la guerra en Ucrania, pero es falso, como pretende hacer el Gobierno, culpar a la guerra de las causas de fondo de esta crisis. Estas se encuentran en la lógica del capitalismo.

¿Por qué sube la luz?

Una de las principales causas que está empujando la subida de la luz es la anarquía del mercado. Tras los cierres de muchas economías a nivel mundial, incluidas las de los países avanzados, vimos desplomes históricos en los precios de los combustibles fósiles, especialmente en el petróleo, ¡llegando incluso a precios negativos! Sin embargo, una vez levantadas las restricciones más duras, estamos experimentando el proceso contrario: un aumento vertiginoso de los precios.

Dado que el sistema capitalista produce exclusivamente para la venta de mercancías, para la realización de los beneficios encerrados en esas mercancías, cada capitalista individual quiere y debe vender el máximo de mercancías para acumular el máximo de beneficio posible y mantenerse competitivo en el mercado. En ningún caso la producción se guía por razones que dictan las necesidades objetivas de la población. Así pues, después de la reapertura de las economías y del disparo en la demanda, la producción capitalista ha sido incapaz de satisfacer ese incremento, precisamente por falta de planificación y coordinación dentro de la industria. Al contrario, lo que vemos es caos en la producción en general, combinando desabastecimiento con sobreproducción, capacidad productiva sin aprovechar con falta de capacidad, cuellos de botella, etc.

Pero existen otros elementos que han hecho incrementar el precio de la luz. Uno de ellos muestra vivamente el carácter rapaz de este sistema: cómo se fijan los precios. Sin entrar en detalle, la cuestión es que el precio de la electricidad siempre toma como punto de partida para los consumidores el precio más caro que se haya pagado por energía en el mercado mayorista (mercado de las empresas).

Así, hace un año el coste medio del megavatio/hora rondaba los 50€-60€, hoy alcanza de media los 300€. ¿Qué ha ocurrido? El coste de producción de un MWh nuclear es hoy de aproximadamente 40€, uno hidroeléctrico cuesta menos de 10€. El MWH de la electricidad producida con gas (para las centrales térmicas y de ciclo combinado) se ha situado de media en los 300€ estos meses y es el que fija el precio para el conjunto del sistema eléctrico, pese a que en España el gas ¡sólo representa el 15% de la producción de electricidad! Inicialmente, hace un par de semanas antes de la reunión del Consejo Europeo la semana pasada, Pedro Sánchez anunció que pondría un tope de 180€ al precio del megavatio/hora lo cual era en realidad seguía siendo un favor a las eléctricas. Luego retiró la propuesta por "intervencionista" lo cual es una broma de mal gusto."

Es decir, la burguesía, ya de partida, abusa de los consumidores al basar sus precios en costes que en la mayoría de los casos no se corresponden con lo que aquéllos han pagado. En palabras de uno de sus principales voceros, El Pais:

“...quizá fuese adecuado en épocas normales. Pero en tiempos de turbación ha demostrado su inoperancia, derivando en una caricatura que multiplica innecesariamente el precio de la luz.”

Por otro lado, la inflación también está golpeando los precios de la luz. La causa fundamental de la inflación es que, impotente delante de una enorme crisis creada por ellos mismos, la burguesía mundial inyectó cantidades de dinero en la economía nunca vistas antes, devaluando el valor de la moneda. De esta manera los capitalistas han creado un nuevo problema, a un nivel superior, intentando solucionar otro problema, la pandemia y su impacto económico.

Otro aspecto a tener en cuenta en la ecuación es la misma lucha de clases. El año pasado, las tres grandes empresas del sector energético, Endesa, Naturgy e Iberdrola, tuvieron beneficios records. El aumento de los precios se convirtió en parte en más beneficios para los bolsillos de los ya obscenamente ricos, a costa del mayor sufrimiento de las masas.

Además de todo esto, otra causa importante que empuja los precios hacia arriba, y que se ha agravado con la guerra imperialista en Ucrania, es precisamente la lucha que se va agudizando entre los países imperialistas. Estas batallas cada vez más agresivas se traducen en incertidumbre, amenazas, caos en la producción, lo que se traduce a la vez en precios más altos.

Ya por último, otra causa que afecta los precios en Europa es el intento supuesto de la misma burguesía de contener la destrucción del planeta. Uno de los mecanismos son los bonos de emisiones de CO2, es decir, la compraventa de un producto financiero para poder contaminar, y cuyo valor forma parte también del precio de la electricidad. Las empresas que emiten menos CO2 del que tienen asignado, pueden vender los derechos de emisión de CO2 que se han ahorrado en un mercado para que se los compre empresas que sobrepasan su límite de emisión de CO2 asignado. Este mecanismo capitalista loco e irracional de compra venta de derechos de emisiones de CO2 ha generado una burbuja especulativa. Con una proyección a la alza de los precios de estos bonos en el mercado financiero, hay más actividad en la compra, lo que está haciendo subir su precio, repercutiendo así en los costes de la producción. Este último punto muestra la absoluta podredumbre del sistema: el intento de la burguesía de corregir la destrucción del medio ambiente que ella misma ha generado se traduce en especulación y subida de precios de manera totalmente artificial.

Servilismo, una vez más

En el último año se han batido todos los récords del precio de la luz, con un precio totalmente descontrolado que llegó a alcanzar 544.98 eur MWh el pasado 8 de marzo. En la misma fecha del año pasado se pagó a 54.43 eur MWh. El aumento con respecto a esta comparación es de un ¡901.249%! Es más, mientras que la media de la factura de la luz durante el 2020 era de 56,28 eur, saltó a 79,11 durante el 2021 para situarse en lo que va de año a 110,96 eur, el doble con respecto al 2020 (OCU, Precio de la luz: la guerra en Ucrania, determinante 03/03/22).

Ante semejante situación, en el que las condiciones de vida de miles de familias obreras sólo hacen que empeorar, el gobierno de coalición percibe que se están acelerando las contradicciones y las razones para que se den explosiones sociales.

Sin embargo, como ya hicieron cuando se disparó la luz por primera vez el año pasado, el gobierno busca por encima de todo soluciones que no perjudiquen los beneficios e intereses de la burguesía mientras mira de mantener la paz social. Mediante el diálogo social, se pliegan a los intereses de clase de los empresarios.

La “solución” que implementaron a mediados del año pasado se quedó finalmente en reducir los impuestos sobre la luz, entre ellos el IVA. El impacto de esta medida, como vemos ahora, ha sido prácticamente nula, a la vez que reduce la recaudación del Estado y por tanto sus posibilidades de invertir en las necesidades de la población: sanidad, educación, infraestructuras, etc.

El acuerdo con la Unión Europea, migajas limitadas en el tiempo

En la reunión del Consejo Europeo el pasado fin de semana se vendió como un enorme éxito que España y Portugal arrancaran a la Unión Europea la llamada “excepcionalidad ibérica”; es decir que ambos gobiernos puedan fijar un precio máximo al precio del gas utilizado en la península para producir electricidad. En cualquier caso, el tope debe ser validado por la UE y solo tendrá una duración temporal. El gobierno quiere proponer un precio de alrededor de 50€ el megavatio/hora producido por el gas, que dejaría el precio de la electricidad en unos 125€ el MWH, porque el precio final de la electricidad es el del gas multiplicado por dos, más el coste del CO2 y los peajes. Sí, 125€ es considerablemente más bajo que la media de 230€ de los últimos meses, pero sigue más que duplicando el precio de hace un año 50€-60€ MWH. Y además, las empresas suministradoras de gas no perderían nada porque la diferencia con el precio real se prorratearía entre las otras fuentes de electricidad (nuclear, hidroeléctrica, renovables, etc.) que son más baratas y por tanto subirían dentro de la factura de la luz; es decir habría una redistribución interna entre lo que se lleva cada una. La electricidad bajaría en general, pero menos de lo que podría hacerlo.

Al final, lo que rige es el lucro empresarial y no el interés general.

Otra medida que ha aprobado el gobierno, también de carácter temporal, es limitar los beneficios de las eléctricas en los nuevos contratos que se hagan a plazo y precio fijos cuando los precios superen los 67€/MWH. Insistimos en que hace un año el precio medio era de 50€-60€ el MWH y ya entonces los beneficios de las eléctricas eran desorbitados. En suma, se trata de contener las ganancias históricas de las compañías pero manteniéndolas en niveles aún altísimos.

En todo esto, los dirigentes de UP siguen en la línea que ha caracterizado la legislatura: ser ninguneados por el PSOE, lo cual provoca quejas que no van más allá de finalmente agachar la cabeza y aceptar los giros a la derecha y el servilismo a la burguesía. En este proceso, sus propuestas y demandas también se adaptan a este giro a la derecha, como por ejemplo su propuesta de limitar el precio mayorista a 30 euros, en lugar de 50€, pero sin tocar la propiedad del oligopolio energético.

Nacionalizar bajo control obrero

Las medidas propuestas por el gobierno, como mucho, serán capaces de paliar hasta cierto punto el sufrimiento de la mayoría. Pero aceptando el marco establecido de primacía de los beneficios por encima de todo, estas soluciones serán temporales y pagadas, en última instancia, por la misma clase trabajadora. La bajada de impuestos (unos 10.000-12.000 millones de euros que el Estado habrá dejado de ingresar hasta el 30 de junio desde que redujo el IVA el verano pasado), el cobro de una nueva retención en la factura de la luz, la lluvia de millones ya anunciada con respecto a la subvención al gasoil, son todas soluciones que no afectan a los beneficios de la burguesía mientra que vacían los ingresos del Estado o recaen directamente sobre la clase obrera. Y es más, como consecuencia del derroche de millones que acabarán en última instancia en los bolsillos de los ricos (como ya pasó después de la crisis del 2008 y la más reciente con la pandemia), la burguesía impondrá ataques a las condiciones de vida de la clase obrera mediante la austeridad.

El País, en el mismo artículo citado más arriba, dice:

“Cuando los precios se vuelven “irracionales”, y el mercado deja de funcionar, hay que intervenir y corregirlo, como subraya el liberal primer ministro belga, Alexander de Croo.”

Rara vez la burguesía habla de manera tan clara. Para sus intereses, esto se reduce a una mayor intervención del Estado en la economía para preservar los beneficios capitalistas. En contraposición, para los intereses de la mayoría, es necesaria la nacionalización bajo control de los propios trabajadores, sin indemnización salvo a pequeños accionistas, del oligopolio eléctrico. Con el control nacionalizado de la producción de energía es posible reducir drásticamente su precio, emplazando por eliminar el afán de lucro como motor. El control obrero es igualmente necesario, para asegurar que efectivamente la producción se establece y realiza acorde a las necesidades de la población. Al expropiar a los capitalistas además romperá de inmediato la competencia dentro del sector, abriendo así la enorme capacidad de reducir costes mediante la planificación y coordinación.

Pero nacionalizar el sector energético no es suficiente. Mientras los bancos continúen teniendo el control de la economía, será enormemente difícil avanzar no sólo en la reducción de costes sino que también en la producción de energía verde. Los capitalistas banqueros se opondrán políticamente a estos cambios porque serán plenamente conscientes de la amenaza que supondría a sus intereses. Es precisamente por esto que es igualmente necesario expropiar sin indemnización y bajo control obrero a los bancos, las palancas fundamentales de la economía.

Es más, la tarea objetiva que se impone para la clase obrera de nacionalizar a las empresas del sector eléctrico plantea la pregunta fundamental: qué clase social es la dueña de la producción económica. Esto es así porqué, para poder distribuir la riqueza generada por la sociedad para el beneficio de la mayoría es necesario tener el control sobre la producción, y para tener el control sobre la producción la clase obrera debe ser dueña de los medios de producción. Así pues, hay una relación orgánica entre la defensa de las demandas inmediatas de la clase trabajadora con la necesidad de derrocar el sistema capitalista. Ambas forman parte de la lucha de clases entre la burguesía y los obreros, entre los explotadores y los explotados.

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