Análisis Político
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Los resultados de las elecciones al Parlamento Vasco celebradas el pasado domingo son una muestra de las diferentes expresiones de la situación política y social en Euskadi, en la que EH Bildu ha canalizado el voto que ha perdido Elkarrekin Podemos, al mismo tiempo que los principales partidos de la derecha muestran pérdidas de votos.

Analizar los resultados con detenimiento permite sacar una serie de lecciones valiosas y comprender cómo se expresan las necesidades e inquietudes de la sociedad vasca.

Si se analiza el número y la distribución de votos, el aspecto que en primer lugar llama la atención es la pronunciada abstención. Solo un 52,86% de ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca se han acercado a los colegios electorales para depositar su voto, o lo que es lo mismo, la abstención ha alcanzado el 47.14%, su máximo histórico en todas las elecciones autonómicas celebradas en Euskadi. Aunque el COVID-19 haya jugado un factor en dichos porcentajes, también es una muestra del descontento generalizado dentro de la sociedad vasca.

En lo que al reparto de votos se refiere, aunque el PNV haya salido como el partido con más escaños, es necesario recalcar que el único partido que ha ganado votos desde las últimas elecciones ha sido EH Bildu, habiendo conseguido un aumento de 23.516 votos con respecto a los anteriores comicios, lo que le ha otorgado 22 escaños, 4 más que en el año 2016. Aun con ello, los jeltzales consiguen aumentar su presencia en 3 escaños debido principalmente a la abstención anteriormente mencionada.

Aunque el voto a los partidos de corte nacionalista ocupa el mayor numero de escaños, la suma de los tres partidos de izquierdas con representación en el Parlamento Vasco (EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos) logran sumar entre los tres 38 de los 75 escaños, por lo que, sobre el papel, habría una mayoría de izquierdas dentro del parlamento.
En lo que a pérdida de votos se refiere, hay dos principales batacazos que llaman la atención. El primero de ellos es el de la coalición PP + C’s, habiendo perdido algo más de la mitad de los votos, pasando de 9 a 5 escaños. Si algo demuestra la debacle de la derecha nacional en las elecciones al parlamento vasco es lo lejos que se encuentra la derecha española de la realidad vasca. Los votos perdidos han sido causados por la abstención y, en menor medida, por cierto trasvase de votos. Dicho trasvase de votos ha tenido como una de sus consecuencias que una organización como VOX haya podido conseguir un escaño dentro de la cámara.

La ultraderecha ha conseguido, debido a la alineación accidental de una serie de factores, poner un pie dentro del parlamento vasco. A la abstención y al trasvase de ciertos votos se le suma el hecho de que el número de escaños se reparte por igual entre las tres provincias, lo que ha permitido que hayan logrado un escaño en Álava. Dicho escaño se tiene que entender como un accidente debido a una serie de factores y no como muestra de disponer de ningún tipo de apoyo por parte de la sociedad vasca, como se ha podido comprobar durante los últimos meses con todas las concentraciones en contra de VOX durante todo el desarrollo de su campaña.

Por otro lado, el partido que mas escaños ha perdido ha sido Elkarrekin Podemos. La caída de Podemos no es un hecho aislado, como se ha podido también comprobar en las elecciones gallegas, donde han perdido la totalidad de sus escaños. Para entender dicha caída es necesario comprender el desarrollo político de la organización durante los últimos años. Años atrás, Podemos se podía percibir como una fuerza con posibilidades de defender los intereses de la sociedad vasca dentro de la política del Estado Español. Podemos en sus comienzos defendía enérgicamente el derecho a la autodeterminación de los pueblos, lo que le hizo ganar apoyos entre los vascos. Con reivindicaciones como esa y otra serie de demandas progresistas, Podemos ganó auge hasta convertirse en la fuerza más votada en Euskadi en las elecciones generales de 2015 y 2016.

Actualmente, dicho auge se ha convertido en su contrario. Podemos en Euskadi se ha convertido en una fuerza prácticamente residual. Es cierto que hay motivos inmediatos qué han afectado a sus resultados, como por ejemplo el haberse negado a investigar en una comisión parlamentaria, en una primera instancia, la vinculación de Felipe González y el PSOE con los GAL, pero las razones de dicho declive son mucho más profundas. Desde haber renunciado a defender la cuestión de la autodeterminación de los pueblos hasta el proceso de institucionalización que ha sufrido la organización, que ha ido dejando atrás prácticamente todas y cada una de las reivindicaciones valientes con las que en consiguió su auge años atrás. Todo esto se ultima en el papel que juega actualmente Unidas Podemos como muleta del Gobierno del PSOE. Este papel se enfrenta directamente con actitudes como la de EH Bildu que, a cambio de permitir la quinta prórroga del Estado de Alarma, logró forzar un acuerdo con el gobierno para derogar la reforma laboral. Acuerdo que poco tardó el PSOE en echarse atrás.

Por otro lado, en lo que al aumento de votos de EH Bildu se refiere, es necesario contextualizar dicho aumento de votos. Sería toda una exageración afirmar que dentro de la sociedad vasca ha habido un aumento generalizado de la conciencia nacionalista e intentar explicar así dicho aumento de votos. Si se examina el voto con más detenimiento se puede ver que en aquellos barrios y zonas (como, por ejemplo, los barrios de Zabalgana o Salburúa de Vitoria) en los que en su momento Podemos lograba mayorías o una parte significativa del voto, han ido girando hasta convertirse en barrios donde gran parte de ese voto ha sido canalizado por Bildu.

Sin duda alguna, lo que reflejan los resultados, ya no sólo en el País Vasco sino también en Galicia, es la ausencia de una verdadera fuerza de izquierdas dentro del panorama político. Podemos representa para un número cada vez menor de ciudadanos dicha alternativa, habiendo pasado a ser visto como un partido institucionalizado, colocado en el Gobierno, que actúa como muleta o apoyo del PSOE.

Si algo demuestran las elecciones al Parlamento vasco es que debajo de la superficie aparente de una distribución relativamente esperable de los escaños, al profundizar en los resultados se puede observar cómo se expresa el descontento que hay dentro de la sociedad vasca. A nivel superficial, el PNV obtiene más escaños que en las anteriores elecciones, pero si se examina con detenimiento se puede observar no solo la pérdida de votos en general sino las significativas perdidas de votos en ciertas localidades, como por ejemplo Zaldibar, donde siendo anteriormente la fuerza mayoritaria, debido a su penosa gestión con respecto al incendio del vertedero, ha perdido toda una serie de votos. Está claro que la rabia que produce el hecho de que Alberto y Joaquín lleven meses sepultados bajo toneladas de basura ha generado un gran rechazo hacia el PNV tanto en el País Vasco en general, como en la zona en particular. También se ha manifestado en Ordizia, donde durante la última semana se ha visto cómo el PNV ha negado el voto a cientos de ciudadanos vascos infectados con el COVID-19, negándoles cualquier tipo de alternativa para que pudieran ejercer su derecho al voto.

En lo que al próximo Gobierno de la comunidad autónoma se refiere, y a pesar de la mayoría de izquierdas, no cabe esperar más que se repita la coalición que ha gobernado los últimos 4 años entre el PNV e el PSE, ya que la suma de sus escaños les permite la mayoría necesaria para ello. Ambos partidos han anunciado que comenzarán el próximo lunes las negociaciones para reeditar dicho Gobierno de coalición.

Está claro que dicho Gobierno no va a solucionar los problemas de base de la sociedad vasca y no va a hacer más que agudizar el descontento que se va a generar durante el próximo periodo económico que ya empieza a vislumbrarse. Es un hecho visible que los sectores más avanzados de la clase obrera y de la juventud vasca ven caducas las organizaciones tradicionales del Estado español y buscan alternativas que les representen. Aunque EH Bildu ha jugado el papel más consecuente dentro del marco político vasco, toda organización que pretenda desarrollar su trabajo dentro de los márgenes del capitalismo inevitablemente se va a encontrar con los limites intrínsecos del reformismo.

Aun con esto, el principal problema dentro del panorama político del Estado Español es la ausencia de una alternativa de izquierdas, lo que se demuestra en que dicho descontento se manifieste en el voto a las fuerzas nacionalistas de izquierdas. Al fin y al cabo, de la misma manera que la naturaleza aborrece el vacío, en política ocurre algo similar. El descontento acumulado se tiene que expresar de una manera u otra. El próximo periodo económico y político pondrá a prueba a las organizaciones de izquierdas y, si estas no dan la talla, llegado el momento los trabajadores y la juventud las sobrepasarán.

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