Memoria Histórica
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El criminal de guerra Gonzalo Queipo de Llano ya no descansa en la basílica de la Macarena. El hombre que sembró el terror en Sevilla y en toda Andalucía durante la guerra civil ha sido desalojado de su dorado sepulcro en la madrugada del 3 al 4 de noviembre. La vida y los crímenes de Queipo de Llano son un ejemplo esclarecedor de la miseria y la barbarie que anidan en lo profundo de la casta militar española.

Recién aprobada la Ley de Memoria Democrática, la Hermandad de la Esperanza Macarena, de acuerdo con la familia del militar golpista, se ha apresurado a cumplir el requerimiento legal de los restos de Queipo de Llano, de su esposa y de su subordinado Francisco Bohórquez. La izquierda y las asociaciones memorialistas de Sevilla llevaban años exigiendo a la Hermandad terminar de una vez con la vergüenza de tener enterrado en su templo a este criminal que causó tanto dolor a tantas familias macarenas, sevillanas y andaluzas.

Finalmente, han sacado a Queipo cuando se han visto obligados y lo han hecho con nocturnidad para evitar concentraciones. Aun así, los familiares del general golpista que esperaban en la puerta rompieron a aplaudir a la salida del féretro y prorrumpieron en vivas a Queipo y a Franco. A esta provocación respondió valientemente Paqui Maqueda, presidenta de la asociación Nuestra Memoria, que hizo un alegato en memoria de las víctimas de Queipo y recordó los nombres de sus familiares asesinados.

Las reacciones políticas no se hicieron esperar. El PP volvió a escurrir el bulto, declarando lastimeramente, por boca de Núñez Feijóo, que les interesa más hablar de los vivos que de los muertos. Vox, más altisonante, habló de profanación y arremetió contra el hermano mayor de la cofradía por permitir la exhumación sin oponer resistencia. Vuelven a quedar en evidencia los lazos indelebles que unen a la derecha española con el Estado nacido el 18 de julio de 1936.

Quién era Queipo de Llano

Queipo de Llano es un ejemplo de la oficialidad española formada en las guerras coloniales, en el periodo que va de la última Guerra de Cuba a la Guerra de Marruecos. Fue éste último conflicto el que le proporcionó ascensos por méritos de guerra y en el que, como Franco, Mola y otros protagonistas del golpe de Estado del 36, desarrolló los métodos de represión que más tarde aplicaría en la guerra civil contra las masas obreras.

Gran oportunista, conspirador nato y dueño de un ego incontrolable, su carrera bajo la monarquía alfonsina está jalonada por un rosario de sanciones por indisciplina que casi lo sacan de la carrera militar en más de una ocasión. Su enfrentamiento con la dictadura de Primo de Rivera y su participación en el levantamiento republicano de Cuatro Vientos en 19301 le dieron cierto prestigio entre las élites republicanas, que él aprovechó para medrar en el aparato del Estado republicano. Todas sus decisiones políticas y sus cambios de bando estuvieron dictados por sus intereses personales, como reconocería cínicamente hacia el final de su vida:

"Yo sólo pienso en que siga viviendo la patria para que yo pueda cobrar. Es muy triste esto, ¿verdad? Pues así me han hecho los españoles."

Queipo y el resto del líderes del alzamiento fueron republicanos mientras la república se mantuviera en los límites del sistema capitalista, mantuviera a raya al movimiento obrero y les asegurara sus puestos, sus prebendas y su intervención en política discreta o abierta. Cuando en febrero de 1936 el Frente Popular ganó incontestablemente las elecciones y se revitalizó el movimiento revolucionario, los generales lanzaron la conspiración para el golpe de Estado desde las posiciones clave en que los había colocado el propio gobierno republicano2.

El golpe de Estado y la barbarie represiva

Queipo se ocuparía de llevar a cabo el alzamiento en Sevilla, uno de los bastiones del movimiento revolucionario y cuyo control era vital para los sublevados. Estos sólo pudieron controlar la ciudad después de cuatro días de intensos combates contra los trabajadores armados de Triana, Macarena y otros barrios obreros de la ciudad. La caída de Sevilla dio comienzo al asesinato sistemático de todo el que se opusiera al golpe fascista. Los golpistas asesinaron a más de 45.000 personas por orden directa de Quiepo de Llano, unos 14.000 sólo en Sevilla capital.

Ya desde los primeros días de la guerra civil llevó a cabo Queipo una campaña de propaganda y terror psicológico frente a la resistencia de la clase trabajadora andaluza contra el fascismo. Sus charlas desde Unión Radio Sevilla han pasado a la historia de la infamia como ejemplos del más abyecto terrorismo de Estado y del más profundo odio contra el pueblo y, en especial, contra la mujer trabajadora:

"Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen."

"Mañana vamos a tomar Peñaflor. Vayan las mujeres de los «rojos» preparando sus mantones de luto."

"Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad."

Como jefe del alzamiento en Andalucía, Queipo estaba al corriente de todo lo que sucedía en la región. Aunque no haya constancia documental, lo más probable es que fuera Queipo el último responsable del asesinato de Federico García Lorca. El testimonio del telefonista que recogió Ian Gibson afirma que, ante la consulta del gobernador de Granada José Valdés sobre qué hacer con tan singular prisionero, Queipo respondió con un escueto "dadle café, mucho café"3, lo que equivalía a autorizar su fusilamiento.

La toma de Málaga en febero de 1937 fue el último hecho de guerra en el que Queipo estuvo implicado de forma directa. La batalla y la represión posterior dejaron un saldo de 11.000 muertos en la ciudad, a los que hay que añadir los 5.000 que cayeron ametrallados en su huída por la carretera de Almería, en el episodio que ha pasado a la historia como La Desbandá. En una charla posterior desde Unión Radio, Queipo volvió a hacer gala de su sadismo y su crueldad:

“Málaga no volverá a ser roja jamás. Una parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más a prisa, enviamos a nuestra aviación, que les bombardeó.”

Las acciones y los discursos de Queipo de Llano fueron aplaudidos por la burguesía sevillana, con la que el general no tardó en trabar fuertes lazos y en hacer grandes negocios. Queipo estableció un campo de concentración para prisioneros republicanos en Los Remedios y autorizó que estos fueran utilizados como mano de obra esclava por la empresa Entrecanales y Távora, germen de la actual Acciona. Queipo también impulsó el cultivo de arroz en Isla Mayor, unido a proyectos de colonización fracasados.

La burguesía recompensó a Queipo por haberles salvado del “terror rojo” con la donación del cortijo Gambogaz y de otras fincas en la provincia, lo que le permitió vivir de las rentas una vez que cayó en desgracia ante Franco y fue despojado de su poder político, aunque nunca de sus prebendas materiales. También recompensaron a Queipo con un entierro faraónico en la tumba de la que por fin ha sido desalojado.

La basílica de la Macarena

La basílica de la Macarena, sede de la Hermandad del mismo nombre, se empezó a construir en 1941 para bendecir con la erección de un nuevo templo católico la victoria del orden burgués contra la revolución obrera. Décadas antes, la iglesia del Sagrado Corazón de París fue erigida para celebrar la derrota de la Comuna de 1871. La dictadura franquista llenó el país de iglesias de nueva planta para afirmar el dominio de la Iglesia y de la propiedad sobre los huesos de los revolucionarios caídos. Éste fue el caso también de la Macarena, un barrio rojo y rebelde que había que volver a cristianizar.

En el solar sobre el que se levantó la basília hubo hasta 1931 una taberna histórica llamada Casa Cornelio, que en los años convulsos de la crisis de la Restauración fue punto de encuentro de militantes obreros, particularmente de la CNT sevillana. La taberna fue destruida en el verano de 1931 por el gobernador republicano como represalia contra la huelga general que había estallado poco antes. La Macarena fue uno de los barrios que con más ferocidad y coraje resistieron al golpe de Estado de Queipo, y todavía hoy es uno de los barrios en los que la izquierda tiene mayor implantación y mayores porcentajes de voto de toda la ciudad.

Parece ser que Vox esperaba que la Hermandad de la Esperanza Macarena iniciara una batalla legal contra la exhumación similar a la que llevaron a cabo los benedictinos del Valle de los Caídos. Claramente no ha sido así, para frustración del partido de ultraderecha, que ha cargado duramente contra el hermano mayor de la cofradía. Eso, en una ciudad como Sevilla, se vuelve claramente en contra de Vox; las cofradías de Semana Santa, especialmente las de los barrios obreros, reúnen a un buen número de votantes y afiliados de los partidos de izquierdas.

La exhumación de Queipo es un acto de justicia, sin lugar a dudas, pero está lejos de ser suficiente para que las víctimas y sus familias tengan una total reparación. Es preciso señalar a todos los cómplices que colaboraron y se beneficiaron de la represión desatada por Queipo, que a la vez que llenaba cunetas también llenaba unos cuantos bolsillos. El golpe de Estado del 36 fue la respuesta de la burguesía española al proceso revolucionario que amenazaba con desalojarla del poder y terminar con sus privilegios. Aprender esta lección fundamental es esencial para comprender aquel capítulo de la historia de nuestra clase y prepararnos para las luchas que han de venir en el futuro.

1Éste fue un intento de levantamiento republicano, aprobado por el Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián, que tuvo lugar el 15 de diciembre de 1930 en el aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid. Al frente del levantamiento, además de Queipo de Llano, se hallaba el aviador Ramón Franco, hermano del futuro dictador.

2Aunque Queipo de Llano decía aborrecer a la Falange por su enfrentamiento con el general Primo de Rivera y con su hijo, fundador del partido fascista (enemistad que llegó incluso a la agresión física) esto no le impidió contar con los cuadros de la Falange sevillana en su organigrama represivo ni desatar un terrorismo aún más salvaje que el de las propias escuadras fascistas.

3“Café” se usaba como acrónimo de “Camaradas, arriba Falange Española”, grito que proferían las escuadras falangistas cuando llevaban a cabo fusilamientos.

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